París, 24 jun (EFE).- El presidente estadounidense, Barack Obama, reiteró hoy, en una conversación telefónica con su homólogo francés, François Hollande, su compromiso de acabar con las prácticas de espionaje que "pudo haber en el pasado y que eran inaceptables entre aliados".
Según la versión ofrecida por la Presidencia francesa en un comunicado, el diálogo entre los dos jefes de Estado sirvió para examinar "los principios que deben regir las relaciones entre aliados" en materia de servicios secretos.
Se trataba de aclarar las cosas después de que dos medios de comunicación franceses divulgaran una serie de documentos filtrados por el portal WikiLeaks que probaban que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) había sometido a escuchas, al menos entre 2006 y mayo de 2012, a los sucesivos presidentes franceses en ese periodo, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande.
En la conversación, Obama -siempre según el Elíseo- "reiteró sin ambigüedad (a Hollande) su firme compromiso de noviembre de 2013″ de poner fin al espionaje masivo.
Además, responsables de los servicios secretos irán "muy próximamente" a Washington para "profundizar la cooperación" con sus homólogos estadounidenses.
En una primera reacción esta mañana, el Elíseo había calificado de "inaceptables" las supuestas escuchas a tres presidente franceses por la NSA y aseguró que no tolerará "ningún acto que cuestione su seguridad y la protección de sus intereses".
Para ilustrar públicamente el enfado, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, ha convocado esta tarde a la embajadora estadounidense en Francia, Jane D. Hartley, para que dé explicaciones sobre estas últimas informaciones acerca del espionaje a los máximos dirigentes franceses.
Fabius tiene previsto comparecer ante los medios de comunicación al término de su entrevista con Hartley, prevista para los 18.00 hora local (16.00 GMT).
La última convocatoria de ese tipo del embajador estadounidense ocurrió en octubre de 2013, también por las revelaciones sobre el espionaje estadounidense en Europa. EFE