Washington, 13 jul (EFE).- El presidente de EE.UU., Barack Obama, instó hoy al Congreso a que actúe con celeridad y apruebe una reforma que modernice el sistema migratorio y fortalezca la economía, un día después de que la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, anunciara su renuncia.

Durante su discurso de los sábados por radio e internet, Obama subrayó que la reforma aprobada por el Senado el mes pasado ayudará al crecimiento económico, fortalecerá el sistema del Seguro Social y modernizará el sistema de visas, y ahora le toca el turno a la Cámara de Representantes, bajo control republicano.

"La Cámara de Representantes necesita actuar para que yo pueda promulgar una reforma migratoria de sentido común", aseguró Obama, quien pidió a la opinión pública que presione a los congresistas a través de llamadas, correos electrónicos o las redes sociales como Facebook.

Pero la Cámara baja ha dicho que no estudiará la versión del Senado y que su estrategia se decanta por una reforma limitada y en retazos.

Si el Congreso aprueba la versión del Senado, el plan reformista "fortalecerá los logros históricos que hemos tenido en la seguridad fronteriza en los últimos cuatro años", aseguró Obama.

La legislación, aprobada el pasado 27 de junio, incluye un plan de 46.000 millones de dólares que estipula la duplicación a 40.000 del número de agentes fronterizos, muros en 1.126 kilómetros de la frontera sur, y el uso de aviones no tripulados y demás recursos de alta tecnología.

Obama reiteró que la reforma ayudará a la recuperación económica mediante la creación de empleos y la reducción del déficit por casi 850.000 millones de dólares en los próximos 20 años.

El presidente estadounidense describió cómo, en un "maltrecho" sistema migratorio, habría un declive de la fuerza laboral conforme se jubilen los "baby boomers" (aquellos nacidos durante la posguerra, entre 1946 y 1964), una escasez de mano de obra extranjera altamente cualificada, y un aumento del déficit por no tener una base tributaria más amplia.

Su discurso se produjo un día después de que Napolitano, de 55 años, anunciara su renuncia como tercer titular del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), y la primera mujer en el cargo, para asumir las riendas de la influyente Universidad de California.

Napolitano ha encabezado los esfuerzos de la Administración Obama para presionar al Congreso a que apruebe la reforma migratoria.

Su tarea no ha sido fácil: por un lado, grupos progresistas la atacan por la cifra récord de deportaciones desde que Obama llegó al poder en 2009 -al son de unos 400.000 al año, o más de 1,5 millones hasta la fecha- y, por otro, líderes republicanos y grupos conservadores aseguran que el DHS no hace lo suficiente por reforzar la seguridad fronteriza.

El viernes, el senador republicano por Alabama, Jeff Sessions, consideró que la gestión de Napolitano se caracterizó "por la constante falta de respeto por el imperio de la ley" y, con su salida, el Congreso debe ahora asegurar que el Ejecutivo haga cumplir las leyes plenamente "y no de forma selectiva".

Sessions y otros conservadores participarán el lunes próximo en una "Marcha por los Empleos", desde el centro de Washington hasta el Senado, para destacar, a su juicio, el efecto nocivo de la reforma migratoria en la fuerza laboral del país.

Aunque la renuncia de Napolitano -efectiva a mediados de septiembre próximo- no significa en absoluto una crisis, sí complica las negociaciones para una reforma que legalice a once millones de indocumentados.

Obama nombró al exdirector de la Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía, Alejandro Mayorkas, como subdirector del DHS, pero éste aguarda su confirmación en el Senado, que tendrá una audiencia al respecto el 30 de julio próximo.

De ser confirmado en el cargo, Mayorkas "aportaría el liderazgo firme y sensible que tanto necesita el DHS" y quien tome las riendas de esa agencia debe estar comprometido "con una reforma migratoria centrada en la reunificación familiar y una vía hacia la ciudadanía", dijo Kica Matos, portavoz del Movimiento por una Reforma Migratoria Justa.

El nombre de Mayorkas se baraja como posible director interino del DHS, creado a raíz de los atentados de 2001 y que reúne, bajo un mismo techo, a 22 agencias federales con unos 240.000 empleados y un presupuesto anual de unos 60.000 millones de dólares. EFE