SANTO DOMINGO, República Dominica.- El afamado lingüista, filósofo y activista político estadounidense Noam Chomsky firmó una carta pública dirigida al arzobispo Francisco Ozoría Acosta, "y todos los obispos dominicanos", en la que se aboga por la despenalización del aborto en tres circuntancias puntuales.
El legendario profesor laureado de lingüística de la Universidad de Arizona destaca en esa carta, con fecha 24 de marzo de 2021, que "han sido muchos los sacerdotes y monjas que han luchado y dado su vida porque las mayorías puedan vivir sin explotación, con oportunidades, con derechos y sin injusticias" y exhorta a los jerarcas católicos dominicanos a alinearse en ese sentido.
En la misiva se reconoce que República Dominicana está dividida, entre aquellos que apoyan y quienes desconocen el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales, lo que "ha traído y seguirá trayendo malestar, odios y encono en todo el país", se apunta.
"De no aprobarse la despenalización en 3 causales, los abortos clandestinos y las muertes de niñas y mujeres continuarán y se incrementarán", advierte.
Recuerda diversos pasajes en distintas épocas y lugares en los cuales "la Iglesia ha sabido tomar el camino correcto cuando ha sido necesario y lo ha hecho de manera ejemplar", subraya.
"Esperamos que usted -dice en alusión directa al arzobispo- tome por iniciativa propia" la senda de "ayudar a detener el odio, ayudar a detener las injusticias que generan esta situación y abrir su capacidad visionaria, con tolerancia, para que la nación en su conjunto pueda elevar a la categoría de personas libres y con derechos, a las mujeres dominicanas.
Carta pública de Noam Chomsky y José Santana al
24 de marzo, 2021
Su Excelencia
Reverendísimo Francisco Ozoría Acosta
Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo
Espero que al recibir esta correspondencia sienta la paz y sabiduría para hacer una pausa en el importante papel que le ha encomendado la vida y así quizás leerla con la mayor objetividad posible, separándose—aunque sea de manera abstracta—de su investidura.
En más de 2,000 años la Iglesia Católica ha jugado un papel significativo en la vida de millones de seres humanos. Algunas veces, ese desempeño ha sido heroico y se ha puesto a la altura de las circunstancias, encarnando en sí el mensaje de Cristo por los más necesitados y más desposeídos.
Han sido muchos, los representantes de la Iglesia Católica que durante largos años han asumido la salvación cristiana como una lucha que debe ser complementada por la disminución de las desigualdades económicas, por la participación política de los más necesitados, por la reivindicación de los derechos de hombres y mujeres como signos tangibles de la dignidad humana. Han sido muchos los sacerdotes y monjas que han luchado y dado su vida porque las mayorías puedan vivir sin explotación, con oportunidades, con derechos y sin injusticias.
Sé que usted conoce esa parte de la historia de la Iglesia y que no le son ajenos los nombres de hombres y mujeres de fe como: Ernesto Cardenal, Arnulfo Romero, Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Camilo Torres, Gaspar García, Elsa Támez, María Pilar Aquino, Ivone Gebara, María Clara Bingemer y Clelia Luro.
Por otro lado, esa misma historia de más 2,000 años tiene episodios oscuros y tenebrosos, de lo cuales sabemos que hoy día pesan como un lastre condenatorio sobre la Iglesia Católica y que esos episodios oscuros se vieron también florecer en los momentos de las dictaduras en muchos países del mundo en las cuales la Iglesia Católica fue el Concertino de esas orquestas fúnebres que dejaron miles y miles de muertes.
También han pesado mucho los escándalos de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia contra niños y niñas que estaban supuestos a ser protegido bajo el manto de la fe cristiana y resultaron vejados indecorosamente por aquellos que estaban llamados a protegerlos.
Como ve Su Excelencia, la Iglesia ha sabido tomar el camino correcto cuando ha sido necesario y lo ha hecho de manera ejemplar.
Actualmente, les toca a ustedes decidir de qué lado de la historia colocarse y aunque esta carta pueda no tener ningún efecto sobre sus posturas, bien servirá de testimonio para los años venideros, años en los que esperamos que ningún dominicano y dominicana tenga que decirles: “Se lo advertimos”.
La República Dominicana está dividida, entre aquellos que apoyan el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo en 3 causales y quienes no lo apoyan.
Esta división ha traído y seguirá trayendo malestar, odios y encono en todo el país. De no aprobarse la despenalización en 3 causales, los abortos clandestinos y las muertes de niñas y mujeres continuarán y se incrementarán.
La práctica de negarle a los seres humanos las posibilidades de tomar decisiones sobre sí mismos es conocida como “esclavismo” y resulta incompresible a toda luces, que hoy en día, la sociedad dominicana esté dividida entre aquellos que pueden decidir ser padres o no y aquellas “esclavas” que están obligadas por ley a ser madres en caso de quedar embarazadas, aun en contra de su voluntad, aun cuando ese embarazo sea resultado de una violación o incesto, aun siendo niñas de 9 años o aun corriendo peligro de muerte.
Como hombres que defienden la causa de las mujeres a decidir por sí mismas, si desean ser madres o no, es difícil entender la inequidad, diferencias e injusticias que existen cuando se trata la temática del derecho de las mujeres a interrumpir voluntariamente el embarazo. Normalmente las mujeres han tenido que tomar decisiones sobre sus cuerpos que les cambia la vida para siempre, cosa que no ocurre cuando se trata de nosotros, los hombres.
Debemos asumir sin conocerlo, que en su corazón palpita la voluntad de que este país llegue a un entendimiento justo sobre la despenalización de las 3 causales. Ustedes están llamados a dar un paso hacia adelante y hacia el futuro entendiendo que la despenalización de las 3 causales no es “carta abierta para el aborto” más bien todo lo contrario; es el derecho de las mujeres a decidir si desean ser madres o no, es el derecho a que las mujeres dominicanas tengan acceso a las atenciones de salud mínimas y asistidas para que no corran riesgo. Mujeres y niñas, que en su mayoría son las más desposeídas, tan desposeídas que muchas veces se les roba la infancia como resultado de las violaciones y el incesto.
El 18 de septiembre de 2013, Su Santidad, Papa Francisco, manifestó que: “La Iglesia católica debe dejar de lado su obsesión con las enseñanzas sobre el aborto, la anticoncepción y la homosexualidad y volverse más misericordiosa o se arriesga al derrumbe de toda su edificación moral como un castillo de naipes”
Fue visiblemente notorio que la Iglesia se mantuvo en un segundo plano durante el referéndum irlandés sobre la Octava Enmienda a su Constitución el 25 de mayo de 2018. De igual forma, en noviembre, 2016 el Papa Francisco anuncio públicamente a todos los sacerdotes que absuelvan a las mujeres del “grave pecado” del aborto, extendiendo indefinidamente el permiso especial que había otorgado por la duración del Año Santo de la Misericordia.
El Papa Francisco escribió en su Carta Apostólica hecha pública que “no hay pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y borrar cuando encuentra un corazón arrepentido que busca reconciliarse con Dios”.
Lo que sucedió en Irlanda y Argentina, sin embargo, fue una clara indicación de que las cosas han cambiado, sobre todo por los escándalos de abusos sexuales que, sin dudas, han tenido un efecto importante. Muchas cosas están cambiando en el mundo actual, pues más de tres generaciones de mujeres en todo el mundo han demandado la necesidad de aceptar el aborto en 3 causales. El mundo ha cambiado y seguirá cambiando, porque varias generaciones de mujeres han luchado y continuarán luchando por sus legítimos derechos a la educación, por sus legítimos derechos al trabajo digno, por sus legítimos derechos a ocupar cargos públicos y por sus legítimos derechos a la no violencia y abuso sexual generalizados en los que tantas mujeres, niñas y niños han llegado a perder la vida.
Todas estas luchas no son producto de ningún tipo de conspiración orquestada en las oficinas de ningún magnate millonario con el objetivo de desestabilizar el mundo en su beneficio, son el resultado de años de opresión, de humillación, de ultraje que definitivamente la mujer de hoy no está dispuesta a tolerar.
Esperamos que vea estos cambios como algo bueno y los anime.
En el debate sobre las 3 causales, se dice que éstas son inconstitucionales porque la Constitución dominicana lo prohíbe. Sin embargo, es oportuno aclarar (y usted conoce los hechos históricos que así lo corroboran) que si bien es cierto la Constitución es la Ley Fundamental del Estado Dominicano y este tiene el PODER de hacer cumplir cierto concepto de lo que es legal bajo el precepto de la Constitución, PODER no implica JUSTICIA. La Constitución, el Código Penal y el Estado pueden definir las 3 causales como ilegal y estar equivocados al hacerlo, porque eso no necesariamente implica que lo que hoy es LEGAL sea JUSTO.
Ojalá nuestras palabras no resulten proféticas al decirle que la no inclusión de las 3 causales traerá consecuencias devastadoras para la sociedad dominicana en el futuro, ensordeciendo a millones de jóvenes que se alejarán cada vez más de la espiritualidad que la iglesia pueda ofrecerles y se aferraran más a un mundo material donde sentirán que solo ellos pueden ser sujetos de su propia historia.
Tanto la decisión de tener un aborto como la de llevar un embarazo a término tienen consecuencias. Estas consecuencias pueden ser físicas, sociológicas y/o psicológicas. Por eso es importante que la decisión se deje en manos de cada mujer para que decida por sí misma con qué consecuencias puede vivir. Por esta razón, el acceso a la atención médica segura con relación al embarazo y el aborto, en 3 causales, deben estar disponible para todas las mujeres, en todo el país.
Como dijimos anteriormente no estamos seguro de que esta comunicación pueda revertir la posición que ustedes han mantenido con respecto a las 3 causales, pero bajo el manto de la creencia cristiana siempre existe esa posibilidad y esperamos que usted tome por iniciativa propia ayudar a detener el odio, ayudar a detener las injusticias que generan esta situación y abrir su capacidad visionaria, con tolerancia, para que la nación en su conjunto pueda elevar a la categoría de personas libres y con derechos, a las mujeres dominicanas.
Con sinceros sentimientos de respeto, se despiden.
“Firmo esta carta en apoyo al derecho de las mujeres dominicanas a interrumpir voluntariamente el embarazo en las circunstancias citadas”. José M. Santana
“I am signing this letter in support of the right of Dominican women to voluntarily interrupt pregnancy in the cited circumstances.” Avram Noam Chomsky