SANTIAGO.-Con motivo del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, que se celebró este miércoles 12 de junio, decenas de niños y niñas, apoyados por organizaciones comunitarias y religiosas de Cienfuegos marcharon para llamar la atención de las autoridades sobre la explotación laboral que sufren miles de menores dominicanos.
El pastor Pablo Ureña, quien dirige el programa Niños y Niñas con una Esperanza, afirmó que una de las motivaciones para la caminata es la gran cantidad de menores de Cienfuegos que suelen ser utilizados para trabajos forzados, en el depósito de Basura de Rafey.
Se estiman que 10 mil niños y niñas de esa comunidad, la más poblada de los barrios pobres de Santiago, son utilizados por sus padres en talleres de mecánica, ebanistería o en casas de particulares, sin que ninguna autoridad intervenga y se tome una acción.
“Estamos viendo como cada día crece el número de niños que retornan al llamado relleno sanitario y esto es peligroso, pues pueden ser víctimas de violaciones sexuales, debido a que allí converge todo tipo de personas”
Ureña quien dirige el programa social desde el 2004 y que ha sacado a miles de niños y niñas del depósito de basura, lamentó que niños y adolescentes sean explotados, sobre todo aquellos que son utilizados como “buzos” en el vertedero de Rafey, para buscar sustento para personas adultas y para ellos mismos.
“Estamos viendo como cada día crece el número de niños que retornan al llamado relleno sanitario y esto es peligroso, pues pueden ser víctimas de violaciones sexuales, debido a que allí converge todo tipo de personas”, afirmó el predicador del ministerio evangélico Tiempo Decisivo.
Con pancartas y consignas los manifestantes denunciaron que cientos de niños de esa barriada son explotados, incluso por sus propios padres.
La caminata inició en la calle 5 y concluyó en la avenida Tamboril, de Cienfuegos. Junto a los niños desfilaron activistas de organizaciones comunitarias de la zona, la cual agrupa a unos 150 mil habitantes.
Otra de las preocupaciones son los niveles de inseguridad y la situación de violencia del que son víctimas los menores, según explicó el pastor Pablo Ureña.
Los cientos de menores que de manera cotidiana van al depósito de basura, también se exponen a ser golpeados por los equipos y a lesiones inferidas por jóvenes mayores y adultos que compiten en la búsqueda de materiales que se puedan vender.
Hay precedentes de niños y niñas que han resultado con heridas graves. En años recientes, un menor murió tras ser atropellado por un camión. También una joven también perdió una mano en un accidente en pleno basurero.