SANTIAGO, República Dominicana.-Como una forma de que la opinión pública nacional comprenda que he estado totalmente consciente de todo lo que se movió alrededor de la acción criminal contra mi hijo Jordi, doy a conocer nuevamente un escrito que publiqué en el periódico La Información, durante los días 14, 16, 18,23 y 25 de marzo de 2011, en el cual desarrollé el operativo de los sicarios y la participación de Adriano Román, y que coincide con las pruebas exhibidas ahora en las distintas audiencias.
V.- EL EQUIPO HUMANO PARA ASESINAR A JORDI. El CRIMEN ORGANIZADO.
El señor Adriano Román, para lograr el asesinato de Jordi contaba, primero, con su firme voluntad de llevar a cabo la acción criminal y, segundo, el dinero. Pero precisaba de un complemento: un material humano con la suficiente capacidad operativa para ejecutar crímenes por encargo.
El trabajo que necesitaba Adriano Román no se lo podía llevar a cabo cualquier persona o grupo de personas aisladas; necesitaba un verdadero equipo profesional que cumpliera fielmente la misión encargada, el asesinato de Jordi.
El trabajo que quería hacer Adriano contra Jordi, no podía ser algo chapucero, tenía que ser la obra de un material humano que en el derecho penal moderno se conoce como formando parte del crimen organizado, actividad delictiva a la cual se dedica no cualquier grupo, sino personas que hacen del crimen un negocio y los que forman parte de esa actividad criminal son reales profesionales del crimen, entrenados para matar.
Una vez Adriano Román, decidió pagar para que se ejecutara el asesinato de Jordi, éste tenía los días contados porque la esencia del trabajo que Adriano quería hacer se lo encargó a una empresa del crimen organizado.
Así como Adriano Román, utilizó para asesinar a Miguelina Llaverías, una compañía dedicada al crimen, compuesta por sicarios, lo mismo hizo en el caso de Jordi.
La práctica de pagar a compañías organizadas para matar por encargo funciona, al igual que aquí, en otros países de América Latina y el Caribe, en los cuales estudiosos de la materia han admitido:
“No nos cabe la menor duda que el sicariato como actividad delictiva forma parte de aquello que podemos denominar criminalidad organizada; quienes se mueven en este tipo de negocio son verdaderos profesionales del crimen, actualmente el sicario es reconocido como un profesional entrenado para matar; cada vez cuentan con mejores medios y con tecnología a su alcance, en dicho tipo de delitos nada queda al azar, dependiendo de cuál sea el objetivo por liquidar, así será la complejidad del caso, eso es determinante a la hora de fijar el precio que se va a cobrar y el número de personas que se van a necesitar para ejecutar el trabajo. En este tipo de organizaciones existe toda una distribución de funciones, hay quienes se dedican a conseguir los contactos, otros se dedican a subcontratar los servicios de los gatilleros, otros realizan las labores de inteligencia, estudio y seguimiento de la víctima, otros se encargan de la logística, como por ejemplo, conseguir las armas, municiones y se ocupan de que el equipo esté en óptimas condiciones, entre otras, todo lo anterior se suma a otros factores los cuales permiten que se ponga en marcha toda una empresa para delinquir y que en la mayoría de los casos se dificulten las investigaciones, con el fin de que todo quede en el misterio, y ello garantiza un alto grado de impunidad”. (3)
Adriano Román no quería fallar en nada en lo relacionado con el asesinato de Jordi, sabía que utilizando a profesionales del crimen su voluntad sería cumplida, y una empresa del crimen le garantizaba a ejecutores probados en el trabajo de matar por encargo, a los sicarios. Fueron a verdaderos asesinos a los cuales Adriano Román contrató para matar a Jordi. He aquí lo que identifica el sicariato:
“La figura del Sicariato como actividad delictiva forma parte de lo que podemos denominar criminalidad organizada, quienes se mueven en ese tipo de negocio son verdaderos profesionales del crimen. Actualmente el sicario es reconocido como un profesional entrenado para matar, cada vez cuentan con mejores medios y mejor tecnología a su alcance. En la cúspide ubicamos a los autores materiales, en el medio los intermediarios y en la base los autores intelectuales, que son quienes tienen la necesidad de eliminar a alguien, pero no cuentan con la capacidad operativa ni la información necesaria para hacerlo por sus propios medios o simplemente no quieren verse involucrados. Es ahí donde entra en juego la figura del intermediario, que es un sujeto quien posee contacto con el autor intelectual y que a la vez conoce el medio para poder tener acceso a aquellos sujetos”. (4)
La cita que acabamos de transcribir nos revela que, real y efectivamente, Adriano Román no puso la ejecución de su voluntad en cualquier persona. El contrató a una organización especializada en dar muerte por encargo.
VI.- ADRIANO ROMÁN Y SU MEDIO CIRCUNDANTE AL MOMENTO DE CONCEBIR EL ASESINATO CONTRA JORDI. LA CÁRCEL DE RAFEY. EL PACTO PARA MATAR A JORDI. INTERMEDIARIO.
Desde el momento que el ser humano vive en sociedad, ocupa un espacio sobre la tierra. Nadie puede vivir permanentemente en el espacio, flotando entre el cielo y la tierra.
El señor Adriano Román, como ente social ubicado en la República Dominicana, por estar cumpliendo condena privado de su libertad se encontraba, al momento de anidar en su mente el asesinato de Jordi, en el centro carcelario de Rafey, en Santiago.
Adriano Román, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para lograr su finalidad de tener a su alcance un intermediario.
En su medio circundante, Rafey, estaba la persona con posibilidad de integrar y darle forma al equipo criminal que Adriano necesitaba para quitarle la vida a Jordi.
Adriano Román, en la Cárcel de Rafey, estableció el principal contacto para iniciar la ejecución de su voluntad, asesinar a Jordi. Se inicio de la siguiente forma:
El señor Engels Carela, quien también cumple condena, en Rafey, de veinte (20) años por el caso de Miguelina Llaverías, le dice a Franklin Reynoso, recluido en la misma cárcel por condena de treinta (30) años por asesinato, y persona de la absoluta confianza de Adriano Román, que como a su amigo Adriano le gustaba hacer trabajos, él, Franklin, tenía un equipo de profesionales que podía brindarle sus servicios.
Adriano Román, no perdió la más minima oportunidad para aceptar el ofrecimiento que le había hecho Franklin Reynoso, inducido éste por Engels Carela.
Acto seguido, Adriano le indica a Reynoso la persona sobre la cual quiere que se ejecute un trabajo: matar a Jordi Veras.
Franklin Reynoso, transmite el deseo del trabajo que quiere Adriano, se lo comunica a Engels, y éste a Francisco Carela Castro. El precio fue acordado, primero le solicitaron a Adriano RD$2,500,000.00; pero finalmente el precio fue de RD$1,500,000.00.
Un vez Adriano Román, formalizó el acuerdo con los matones para asesinar a Jordi, a él no le importaba la función a realizar por cada uno de ellos; solamente le interesaba el resultado, no los medios empleados para consumar el asesinato. Poco importaba a Adriano que Jordi fuera eliminado con una pistola o un revolver, moviéndose los sicarios en un carro o una motocicleta. El, Adriano, pagó un precio y la empresa que contrató tenía que cumplir la contrapartida, matar a Jordi.
Su intención criminal, la de Adriano, no podía ser puesta en manos inexpertas, sino en las de personas curtidas en la práctica de matar.
Adriano necesitaba algo perfecto, requería de una estructura especializada en el trabajo a ejecutar. Adriano no tiene la capacidad operativa para por sus propios medios llevar a la práctica su voluntad de quitarle la vida a Jordi. Además, él no quería físicamente verse involucrado en el operativo.
Estando recluido en Rafey, Adriano Román no podía personalmente hacer un trabajo de inteligencia que le permitiera seguir y estudiar los movimientos, en grupos sociales, y a cuales actividades se dedicaba Jordi.
Adriano Román, tampoco podía, personalmente, por su permanente estadía en Rafey, saber cuál era la rutina diaria, los momentos más vulnerables y accesibles para alcanzar a Jordi, en fin, Adriano Román por su condición de presidiario no podía saber cuándo y cómo podía atacar a Jordi sin que éste tuviera la posibilidad de defenderse.
En cualquier actividad de la vida, cualquier ser humano que se define como profesional es porque tiene experiencia, dominio y arte de lo que hace. La profesionalidad no se adquiere de un día para otro, es el resultado de una continuidad, de un hacer, una labor en forma habitual. Precisamente, profesionales del crimen fueron los que sirvieron a Adriano para matar a Jordi.
Los sicarios no hacen su trabajo movidos por tanteos; ellos dan pasos en firme, calculan cada acción, ponen en tensión su inteligencia, destreza y habilidades.
Los sicarios contratados por Adriano Román, no procedieron al azar el día miércoles 02 de junio de 2010, cuando le dispararon a Jordi en su cabeza y en un lugar donde él, Jordi, tenía que estar todos los días laborables, de lunes a viernes, a la misma hora.
Los sicarios en su actuación responden a una metodología de trabajo la cual ejecutan, por igual, en todas partes.
En razón de que la figura jurídica del sicariato es prácticamente nueva en nuestro medio, hasta el punto de que hasta ahora no se ha legislado para identificarlo como tal en el Código Penal, resulta provechoso examinar el caso de Jordi, para sacar del mismo algunas experiencias en lo que se refiere al crimen por encargo llevado a cabo por una verdadera empresa del crimen.
La esencia del sicariato reside en que una persona física interesada en matar a otra, paga para que la eliminen. Ese encargo nunca lo hace el interesado en la muerte por medio de un documento; su deseo lo manifiesta de diferentes formas que, llegado el asunto a los tribunales, luego corresponde a los jueces determinar y hacer las precisiones de lugar.
Tengo la creencia de que hasta ahora, en nuestro país, hay muy poca doctrina o jurisprudencia con relación a la interpretación que dan los jueces a la forma del encargo que se le da a otro para matar por un precio o remuneración económica.
Ante la ausencia de fuentes jurídicas nacionales que sirvan de referencia, me voy a permitir copiar las siguientes citas jurisprudenciales tomadas de una decisión de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. He aquí las mismas:
“Conviene recordar los presupuestos de tipicidad objetiva y subjetiva que rodean la conducta de homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria, que resulta común a las acciones desplegadas, tanto por el representado del gestionante, como por el coimputado. Se requiere la intervención de dos sujetos: el que da el precio o promete la remuneración y el que ejecuta el hecho, bajo el móvil de recibir el precio o la promesa acordados. Este acuerdo o pacto debe ser expreso (verbal o escrito), aunque exento de formalidades, pero nunca tácito, de tal manera “que el ejecutor debe haber aceptado el mandato de un tercero para matar y haber actuado en cumplimiento de él… En cuanto al contenido del pacto “no cualquier mandato integra el tipo, sino el que tiene por objeto la comisión del homicidio y su retribución: el pacto debe contener un precio o una promesa remuneratoria para el ejecutor”.
“Se demostró, fuera de toda duda razonable, la relación contractual entre ………. y ……………, a efecto de que este último le diera muerte, tal y como ocurrió”.
“Como bien se colige de las anteriores manifestaciones doctrinarias, el pacto o contrato entre ambos sujetos para llevar a cabo un delito de esta naturaleza, está exento de formalidades, requiriendo tan solo que sea expreso, cualquiera que sea el medio que se utilice para establecerlo, de tal manera que no requiere un contacto o conocimiento directo (personal, telefónico o de otra índole) entre las partes contratantes (quien contrata y el ejecutor), pudiendo actuar un tercero como enlace entre aquellos”.
“Desde esta perspectiva, la vinculación entre ………… y …………., no necesitó para su establecimiento, que ambos se hayan conocido con anterioridad o se reunieran en una fecha y sitio específicos, bastó para la configuración del ilícito que ………. decidiera acabar con la vida del ofendido y consiguiera a una persona (que resultó ser ……….), para que ejecutara sus planes, recibiendo este último una retribución económica por el trabajo delictivo realizado, sin que tal circunstanciación fáctica se desvirtúe por no poder señalar el día y el lugar de la reunión, o bien la identidad de quien pudo haber servido de intermediario, así como la cantidad de dinero exacta que retribuyó los servicios prestados por ………….… Se tuvo por demostrado, el pacto entre el contratante (……………….) y el autor material del homicidio (……………….), sin que se muestre necesario, que entre ambos justiciables existiera un conocimiento o contacto directo, admitiendo la figura la intermediación de otra persona, convenio que resulta, en aplicación de la mínima lógica, otorgado con anterioridad a la fecha fijada para la muerte del comunicador ofendido, ……”.()
“Se determinó mediante prueba idónea, el real cumplimiento del pacto acordado entre ambos encausados, encuadrando sus actuaciones dentro de los presupuestos de tipicidad objetiva y subjetiva que caracterizan la conducta contenida en la norma sustantiva aplicada…” (5)
Analizar con detenimiento las citas anteriores permite conocer las distintas variantes que se pueden presentar para que, llegado un momento dado, los jueces de fondo puedan conocer, en esencia, las diferentes formas de como apreciar en el caso de sicariato el encargo que da el interesado en la muerte a los que han de ejecutar el mandato.
Al leer las citas doctrinales copiadas anteriormente, de inmediato recordé el caso de Jordi, por qué?:
1.- En el acuerdo para matar a Jordi, intervino el interesado en la muerte y los ejecutores;
2.- Los ejecutores se comprometieron a matar a Jordi, a cambio de que se le pagara el precio, RD$1.500,000.00;
3.- El acuerdo para matar a Jordi, no fue tácito, sino expreso, no fue necesario formalismo alguno;
4.- Los ejecutores de Jordi, aceptaron lo convenido con el interesado en el crimen;
5.- Los ejecutores actuaron en cumplimiento del pacto, cobrar el precio y matar a Jordi;
6.- No fue cualquier pacto, fue un pacto preciso: matar a Jordi a cambio de una retribución en dinero;
7.- El precio fue cierto, concreto y real: RD$1.500,000.00;
8.- Existió, en el caso de Jordi, una relación contractual entre Adriano, el interesado en el crimen, y los sicarios;
9.- En el pacto para matar por encargo no se requiere contacto directo entre el que paga y el o los ejecutores de la víctima;
10.- En el acuerdo entre el interesado en el crimen y quien lo ejecuta, no se precisa contacto directo, pudiendo actuar un tercero llevando el encargo del interesado, Adriano, a los sicarios;
11.- En la muerte por encargo no se necesita que el interesado en el crimen y los ejecutores, los sicarios, se hayan conocido con anterioridad o se reunieran en una fecha o lugar específico;
12.- En el crimen por encargo basta con que quien estaba interesado en la muerte de Jordi, consiguiera una persona que lo matara, ejecutando así la voluntad del interesado en el crimen.
VII.- IDENTIFICACIÓN DE JORDI. DATACREDITO. MODO DE OPERAR DE LOS SICARIOS. COINCIDENCIA CON EL CASO DE JORDI.
De todos aquellos que en el expediente relacionado con el caso de Jordi, han resultado responsables de la tentativa de asesinato, en un principio, ninguno le conocía, a lo mejor no sabían que Jordi existía sobre el planeta tierra. Pero una vez se formalizó el acuerdo entre Adriano y la compañía contratada, ésta procedió a identificar a Jordi, a ubicar su objetivo, a la futura victima.
A los fines de saber quién era Jordi, los contratados por Adriano, dirigieron sus esfuerzos a obtener un documento que les aportara su identificación total. Fue así como gestionaron y obtuvieron, en la ciudad capital, en una empresa de data crédito, una foto de Jordi, su edad, estatura, color, dirección de su oficina y residencia, teléfonos fijos y móviles, sus relacionados por lazos familiares y de amistad, en fin, con esa pieza aquellos que Adriano contrató para asesinar a Jordi, ya estaban debidamente edificados para saber, en lo adelante, a quién darle seguimiento hasta consumar su muerte.
El día miércoles, 2 de junio del 2010, antes de la 6:30 de la mañana, cuando los señores Candy Caminero Rodríguez Y Arturo Ferrera del Castillo –Moreno-, llegaron en su motocicleta a las cercanías de la puerta de entrada del Canal 25 de televisión en Santiago, sabían a quién esperaban, la hora de llegada, el vehiculo que conducía y el lugar preciso donde Jordi tenia que detenerse antes de cruzar la puerta para estacionarse y, finalmente, hacer su entrada al estudio de televisión para comenzar el programa que, los sicarios sabían, se iniciaba a las 6:30 cada mañana de lunes a viernes.
Desde antes de Candy Caminero Rodríguez, tomar en sus manos el revolver calibre 38 y apretar el gatillo, ya sabia a la persona a quien iba disparar en la cabeza para matarla por el encargo y pago efectuado por Adriano Román.
Los sicarios, el 2 de junio del 2010, fueron a asesinar a Jordi, no a Randy Ortíz, su compañero de trabajo en el programa de televisión, y quien minutos antes había entrado por la misma puerta donde Jordi fue atacado. El objetivo era Jordi, y no otro.
Los sicarios que actuaron contra Jordi, la mañana del miércoles, 2 de junio del 2010, no procedieron en forma diferente a como actúa esa misma especie de criminales en otros países.
He aquí una experiencia vivida y narrada de la forma de operar de los sicarios en otros países, y que coincide en su acción criminal con los que procedieron a matar a Jordi. Veamos:
“A la hora de abordar el tema del modus operandi del sicario, no podemos dejar de lado que se trata de un profesional entrenado para matar, es por esto que a la hora de ejecutar o cumplir una misión, se pone en marcha todo un plan delictivo bien ideado que generalmente se traduce en un alto grado de impunidad y en una serie de obstáculos que entorpecen y dificultan las investigaciones por parte de las autoridades. Existen patrones que se repiten en la mayoría de los hechos que se ligan a matones a sueldo y eso ha permitido a los cuerpos policiales hacer una aproximación de cuál es el modo de operar de los sicarios, así podemos mencionar de manera general los siguientes aspectos:
“Se despliega toda una labor de inteligencia que les permite seguir y estudiar el objetivo; es decir, les permite determinar en cuáles círculos y a qué actividades se dedica la potencial víctima, cuál es su rutina diaria, cuáles son los momentos en que es más vulnerable y en cuáles momentos es poco accesible, etc.”. (6)
A Jordi se le dio seguimiento permanente. Los sicarios le seguían, en labor de inteligencia, por todas partes, calculaban hasta su respiración a cada instante. Jordi era el objetivo a eliminar y, por tanto, debían los asesinos conocer en cada momento dónde estaba su presa, Jordi.
Jordi, jamás pensó que por el hecho de haber cumplido con su deber profesional de defender a Miguelina Llaverías, Adriano Román, iba a pagar para matarlo.
Jordi hacía su vida normal, no tomó nunca medidas especiales de seguridad porque no tenía enemigos con mentalidad criminal, situación que le convertía en una víctima fácil de atacar; Jordi era vulnerable. De ahí el cálculo certero de los sicarios que quisieron asesinarlo.
El sicario siempre procura atacar a su víctima en el momento en que ésta es más vulnerable, es por eso que el sicario siempre busca aprovechar el factor sorpresa y la ventaja, nunca va ir a confrontar a la víctima porque ese es un riesgo innecesario, más bien aprovecha momentos en que el objetivo se encuentre indefenso y aprovecha para sacar ventaja de esto y cumplir su cometido de la manera más simple”. (7)
Jordi, después de haber concluido el proceso de Miguelina Llaverías contra Adriano Román, continuaba haciendo su vida normal, rutinaria, creía que había concluido un trabajo profesional y punto.
Pero no resultó así porque Adriano Román, había pagado a una empresa del crimen para que ejecutara su voluntad criminal. Los sicarios, que ya habían estudiado la persona de Jordi y sus movimientos, tenían la posibilidad de escoger la hora y el lugar adecuado para matarlo, y así cumplir lo pactado con Adriano Román: matar a Jordi.
Los sicarios escogieron, de todas las horas que Jordi estaba fuera de su casa desde que se levantaba de su cama, cuál lugar era el más adecuado para asesinarlo. Ellos, los sicarios, tenían conocimiento, porque ya habían hecho un estudio previo de los movimientos de Jordi, que la hora de entrar al Canal 25 donde trabajaba, desde las seis y treinta hasta las ocho de la mañana, era la hora y lugar ideal para eliminarlo físicamente, y así fue. A las 6:25 de la mañana, entrando al parqueo del Canal 25, en pleno centro histórico de la ciudad de Santiago, lugar solitario, ahí fue atacado Jordi por los sicarios, los cuales actuaron siguiendo su modo de operar.
“Normalmente el sicario ataca en lugares poco concurridos, desolados, esto con el fin de garantizar que haya la menor cantidad posible de personas que observen el hecho y se puedan convertir en potenciales testigos que comprometan el éxito de la misión, es importante destacar que en aquellos casos donde se percatan de que hay testigos presenciales, por lo general ellos se encargan de eliminarlos, o bien amedrentarlos para evitarse problemas en el futuro”. (8)
Los sicarios para ejecutar su tarea criminal no dejan nada en el aire ni al azar, van debidamente preparados para liquidar a sus víctimas, que son sus objetivos. Toman en cuenta todo, nada de improvisación.
Los sicarios, por lo general utilizan pistolas para atacar, aunque hacen uso de revólver como fue el caso de Jordi.
“Otro patrón que se repite, según la opinión de expertos, es el uso de pistolas de alto poder, normalmente se utiliza una pistola nueve milímetros, esto porque tienen capacidad de quince o más municiones y son de manejo relativamente sencillo, son pocos los casos en que sicarios profesionales utilizan el arma tipo revolver pues éstas se caracterizan por una menor capacidad de munición, ya que normalmente tienen capacidad para seis u ocho municiones, lo cual podría llegar a complicar el trabajo”. (9)
Los sicarios que atacaron a Jordi, como verdaderos profesionales del crimen que son, por el lugar donde iban a asesinarle sabían que el medio de transporte más conveniente para llegar al lugar –al Canal 25- y luego del asesinato desplazarse, era un motor.
Una vez los sicarios fueron contratados comprendieron que el medio de transporte a utilizar era un motor, procedieron a robarse la motocicleta marca> Suzuki; Color: Negro; Placa: N572609; Placa: AX-100; Chasis: LC6PAGA10A0801522, propiedad del señor Carlos Alberto Mateo Montero, residente en el sector Cristo Rey, del Distrito Nacional.
En ese motor nuevo, modelo 2010, fue que los sicarios se movilizaron en Santiago, el día que ejecutaron la tentativa de asesinato contra Jordi, y se desplazaron del lugar una vez llevaron a cabo la acción. Los sicarios, también en el transporte, en el caso de Jordi, dieron continuidad a su línea de comportamiento y metodología de trabajo criminal.
“Igualmente, en los casos típicos de sicariato se utilizan medios de transporte fáciles de conducir y de maniobrar, el medio de transporte por excelencia son las motocicletas de alto cilindraje, lo cual les permite tener fácil acceso a la víctima y les aumenta las posibilidades de tener una huída exitosa sin ser atrapados o perseguidos por la policía, a esto hay que sumar que el hecho de utilizar cascos cerrados les garantiza que su rostro va quedar en el misterio, lo cual se traduce en una alta probabilidad de no ser reconocidos ni capturados”. (10)
Los profesionales del crimen por encargo, los sicarios, no juegan con sus víctimas. Son pagados para matar y disparan para eso: para matar.
A Jordi, los disparos que impactaron en su cabeza necesariamente fueron dirigidos para que muriera con el alcance de cualquiera de ellos. Nada de heridas, ni lesiones permanentes. Era matarlo y ya, porque para eso fue que Adriano Román pagó, para que mataran a Jordi, y cumpliendo con ese encargo fue que los sicarios no le dispararon a los pies, a los brazos, a las manos ni a los glúteos, sino a la cabeza.
Ahí, donde está el cerebro, en la cabeza de Jordi, ahí fueron hechos los disparos por los sicarios el 02 de junio de 2010. Dispararon a la cabeza de Jordi para alcanzarle las partes más sensibles de su cuerpo, fue atacado en la cabeza para que Jordi muriera para cumplir con el encargo de Adriano Román, de matar a Jordi, y así no volver a verlo más, en horas de la mañana, en la televisión. Los sicarios aplicaron, también con los disparos en la cabeza de Jordi, su línea de trabajo.
“Una característica infaltable en el fenómeno del sicariato es la manera de eliminar a sus objetivos, normalmente los disparos van direccionados a la cabeza de la víctima, esto porque es una de las áreas más delicadas del cuerpo humano, lugar donde se alberga el cerebro y opera el sistema nervioso central, lo cual aumenta las posibilidades de que al impactar en ese punto la persona no sobreviva, esto es lo que en medos policiales se conoce como el tiro de gracia”. (11)
Una vez los sicarios hicieron el trabajo encargado por Adriano con respecto a Jordi, desaparecieron del lugar. Al actuar así, dieron continuación a su modo operandi.
“También hay que mencionar que por lo general es imposible ubicar a los sicarios en el lugar de los hechos, esto porque una vez que ultimaron a la víctima emprenden la huída planificada lo cual hace que las investigaciones policiales encuentren grandes obstáculos.” (12)
El precio establecido, en un principio, por los sicarios para matar a Jordi, fue de RD$2, 500,000.00, pero Adriano Román, consideró esa suma muy elevada, y finalmente acordó con los ejecutores pagarles RD$1,500,000.00. Los sicarios tienen sus tarifas dependiendo a quién van a matar:
“El precio que se cobra por ejecutar una operación de sicariato depende del tipo de blanco u objetivo de que se trate, pues eso determina o condiciona el grado de dificultad del trabajo.” (13)
Real y efectivamente, el precio es de la esencia, es la contrapartida de la ejecución del encargo: yo te pago y tú matas.
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