SANTIAGO, República Dominicana.-Como una forma  de que la opinión pública nacional comprenda que he estado totalmente consciente de todo lo que se movió alrededor de la acción criminal contra mi hijo Jordi, doy a conocer nuevamente un escrito que  publiqué en el periódico La Información, durante los días 14, 16, 18,23 y 25 de marzo de 2011, en el cual desarrollé el operativo  de los sicarios y la participación de Adriano Román, y que coincide con las pruebas exhibidas ahora en las distintas audiencias.

V.- EL EQUIPO HUMANO PARA ASESINAR A JORDI. El CRIMEN ORGANIZADO. 

El señor Adriano Román, para lograr el asesinato de Jordi contaba, primero, con su firme voluntad de llevar a cabo la acción criminal y, segundo, el dinero. Pero precisaba de un complemento: un material humano con la suficiente capacidad operativa para ejecutar crímenes por encargo.

El trabajo que necesitaba Adriano Román no se lo podía llevar a cabo cualquier persona o grupo de personas aisladas; necesitaba un verdadero equipo profesional que cumpliera fielmente la misión encargada, el asesinato de Jordi.

El trabajo que quería hacer Adriano contra Jordi, no podía ser algo chapucero, tenía que ser la obra de un material humano que en el derecho penal moderno se conoce como formando parte del crimen organizado, actividad delictiva a la cual se dedica no cualquier grupo, sino personas que hacen del crimen un negocio y los que forman parte de esa actividad criminal son reales profesionales del crimen, entrenados para matar.

Una vez Adriano Román, decidió pagar para que se ejecutara el asesinato de Jordi, éste tenía los días contados porque la esencia del trabajo que Adriano quería hacer se lo encargó a una empresa del crimen organizado.

Así como Adriano Román, utilizó para asesinar a Miguelina Llaverías, una compañía dedicada al crimen, compuesta por sicarios, lo mismo hizo en el caso de Jordi.

La práctica de pagar a compañías organizadas para matar por encargo funciona, al igual que aquí, en otros países de América Latina y el Caribe, en los cuales estudiosos de la materia han admitido:

“No nos cabe la menor duda que el sicariato como actividad delictiva forma parte de aquello que podemos denominar criminalidad organizada; quienes se mueven en este tipo de negocio son verdaderos profesionales del crimen, actualmente el sicario es reconocido como un profesional entrenado para matar; cada vez cuentan con mejores medios y con tecnología a su alcance, en dicho tipo de delitos nada queda al azar, dependiendo de cuál sea el objetivo por liquidar, así será la complejidad del caso, eso es determinante a la hora de fijar el precio que se va a cobrar y el número de personas que se van a necesitar para ejecutar el trabajo. En este tipo de organizaciones existe toda una distribución de funciones, hay quienes se dedican a conseguir los contactos, otros se dedican a subcontratar los servicios de los gatilleros, otros realizan las labores de inteligencia, estudio y seguimiento de la víctima, otros se encargan de la logística, como por ejemplo, conseguir las armas, municiones y se ocupan de que el equipo esté en óptimas condiciones, entre otras, todo lo anterior se suma a otros factores los cuales permiten que se ponga en marcha toda una empresa para delinquir y que en la mayoría de los casos se dificulten las investigaciones, con el fin de que todo quede en el misterio, y ello garantiza un alto grado de impunidad”. (3)

Adriano Román.
Adriano Román.

Adriano Román no quería fallar en nada en lo relacionado con el asesinato de Jordi, sabía que utilizando a profesionales del crimen su voluntad sería cumplida, y una empresa del crimen le garantizaba a ejecutores probados en el trabajo de matar por encargo, a los sicarios. Fueron a verdaderos asesinos a los cuales Adriano Román contrató para matar a Jordi. He aquí lo que identifica el sicariato:

“La figura del Sicariato como actividad delictiva forma parte de lo que podemos denominar criminalidad organizada, quienes se mueven en ese tipo de negocio son verdaderos profesionales del crimen. Actualmente el sicario es reconocido como un profesional entrenado para matar, cada vez cuentan con mejores medios y mejor tecnología a su alcance. En la cúspide ubicamos a los autores materiales, en el medio los intermediarios y en la base los autores intelectuales, que son quienes tienen la necesidad de eliminar a alguien, pero no cuentan con la capacidad operativa ni la información necesaria para hacerlo por sus propios medios o simplemente no quieren verse involucrados. Es ahí donde entra en juego la figura del intermediario, que es un sujeto quien posee contacto con el autor intelectual y que a la vez conoce el medio para poder tener acceso a aquellos sujetos”. (4)

La cita que acabamos de transcribir nos revela que, real y efectivamente, Adriano Román no puso la ejecución de su voluntad en cualquier persona. El contrató a una organización especializada en dar muerte por encargo.

VI.- ADRIANO ROMÁN Y SU MEDIO CIRCUNDANTE AL MOMENTO DE CONCEBIR EL ASESINATO CONTRA JORDI. LA CÁRCEL DE RAFEY. EL PACTO PARA MATAR A JORDI. INTERMEDIARIO. 

Desde el momento que el ser humano vive en sociedad, ocupa un espacio sobre la tierra. Nadie puede vivir permanentemente en el espacio, flotando entre el cielo y la tierra.

El señor Adriano Román, como ente social ubicado en la República Dominicana, por estar cumpliendo condena privado de su libertad se encontraba, al momento de anidar en su mente el asesinato de Jordi, en el centro carcelario de Rafey, en Santiago.

Adriano Román, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para lograr su finalidad de tener a su alcance un intermediario.

En su medio circundante, Rafey, estaba la persona con posibilidad de integrar y darle forma al equipo criminal que Adriano necesitaba para quitarle la vida a Jordi.

Adriano Román, en la Cárcel de Rafey, estableció el principal contacto para iniciar la ejecución de su voluntad, asesinar a Jordi. Se inicio de la siguiente forma:

El señor Engels Carela, quien también cumple condena, en Rafey, de veinte (20) años  por el caso de Miguelina Llaverías, le dice a Franklin Reynoso, recluido en la misma cárcel por condena de treinta (30) años por asesinato, y persona de la absoluta confianza de Adriano Román, que como a su amigo Adriano le gustaba hacer trabajos, él, Franklin, tenía un equipo de profesionales que podía brindarle sus servicios.

Adriano Román, no perdió la más minima oportunidad para aceptar el ofrecimiento que le había hecho Franklin Reynoso, inducido éste por Engels Carela.

Acto seguido, Adriano le indica a Reynoso la persona sobre la cual quiere que se ejecute un trabajo: matar a Jordi Veras.

Franklin Reynoso, transmite el deseo del trabajo que quiere Adriano, se lo comunica a Engels, y éste a Francisco Carela Castro. El precio fue acordado, primero le solicitaron a Adriano RD$2,500,000.00; pero finalmente el precio fue de RD$1,500,000.00.

Un vez Adriano Román, formalizó el acuerdo con los matones para asesinar a Jordi, a él no le importaba la función a realizar por cada uno de ellos; solamente le interesaba el resultado, no los medios empleados para consumar el asesinato. Poco importaba a Adriano que Jordi fuera eliminado con una pistola o un revolver, moviéndose los sicarios en un carro o una motocicleta. El, Adriano, pagó un precio y la empresa que contrató tenía que cumplir la contrapartida, matar a Jordi.

Su intención criminal, la de Adriano, no podía ser puesta en manos inexpertas, sino en las de personas curtidas en la práctica de matar.

Adriano necesitaba algo perfecto, requería de una estructura especializada en el trabajo a ejecutar. Adriano no tiene la capacidad operativa para por sus propios medios llevar a la práctica su voluntad de quitarle la vida a Jordi. Además, él no quería físicamente verse involucrado en el operativo.

Estando recluido en Rafey, Adriano Román no podía personalmente hacer un trabajo de inteligencia que le permitiera seguir y estudiar los movimientos, en grupos sociales, y a cuales actividades se dedicaba Jordi.

Adriano Román, tampoco podía, personalmente, por su permanente estadía en Rafey, saber cuál era la rutina diaria, los momentos más vulnerables y accesibles para alcanzar a Jordi, en fin, Adriano Román por su condición de presidiario no podía saber cuándo y cómo podía atacar a Jordi sin que éste tuviera la posibilidad de defenderse.

En cualquier actividad de la vida, cualquier ser humano que se define como profesional es porque tiene experiencia, dominio y arte de lo que hace. La profesionalidad no se adquiere de un día para otro, es el resultado de una continuidad, de un hacer, una labor en forma habitual. Precisamente, profesionales del crimen fueron los que sirvieron a Adriano para matar a Jordi.

Jordi Veras.
Jordi Veras.

Los sicarios no hacen su trabajo movidos por tanteos; ellos dan pasos en firme, calculan cada acción, ponen en tensión su inteligencia, destreza y habilidades.

Los sicarios contratados por Adriano Román, no procedieron al azar el día miércoles 02 de junio de 2010, cuando le dispararon a Jordi en su cabeza y en un lugar donde él, Jordi, tenía que estar todos los días laborables, de lunes a viernes, a la misma hora.

Los sicarios en su actuación responden a una metodología de trabajo la cual ejecutan, por igual, en todas partes.

En razón de que la figura jurídica del sicariato es prácticamente nueva en nuestro medio, hasta el punto de que hasta ahora no se ha legislado para identificarlo como tal en el Código Penal, resulta provechoso  examinar el caso de Jordi, para sacar del mismo algunas experiencias en lo que se refiere al crimen por encargo llevado a cabo por una verdadera empresa del crimen.

La esencia del sicariato reside en que una persona física interesada en matar a otra, paga para que la eliminen. Ese encargo nunca lo hace el interesado en la muerte por medio de un documento; su deseo lo manifiesta de diferentes formas que, llegado el asunto a los tribunales, luego corresponde a los jueces determinar y hacer las precisiones de lugar.

Tengo la creencia de que hasta ahora, en nuestro país, hay muy poca doctrina o jurisprudencia con relación a la interpretación que dan los jueces a la forma del encargo que se le da a otro para matar por un precio o remuneración económica.

Ante la ausencia de fuentes jurídicas nacionales que sirvan de referencia, me voy a permitir copiar las siguientes citas jurisprudenciales tomadas de una decisión de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. He aquí las mismas:

“Conviene recordar los presupuestos de tipicidad objetiva y subjetiva  que  rodean  la  conducta  de  homicidio  calificado  por  precio  o promesa remuneratoria, que resulta común a  las acciones desplegadas, tanto por el representado del gestionante,  como  por  el  coimputado. Se  requiere  la intervención de dos sujetos: el que da el precio o promete  la remuneración y el  que  ejecuta  el  hecho,  bajo  el  móvil  de  recibir  el  precio  o  la  promesa acordados. Este acuerdo o pacto debe ser expreso (verbal o escrito), aunque exento  de  formalidades,  pero  nunca  tácito,  de  tal manera  “que  el  ejecutor debe haber aceptado el mandato de un  tercero para matar y haber actuado en  cumplimiento  de  él…  En  cuanto  al  contenido  del  pacto  “no  cualquier mandato integra el tipo, sino el que tiene por objeto la comisión del homicidio y  su  retribución:  el  pacto  debe  contener  un  precio  o  una  promesa remuneratoria  para  el  ejecutor”.

“Se demostró, fuera  de  toda  duda  razonable,  la  relación  contractual  entre  ……….  y  ……………,  a  efecto  de  que  este  último  le  diera muerte,  tal  y  como  ocurrió”.

“Como bien  se colige de  las anteriores  manifestaciones  doctrinarias,  el  pacto  o  contrato  entre  ambos sujetos  para  llevar  a  cabo  un  delito  de  esta  naturaleza,  está  exento  de formalidades,  requiriendo  tan  solo  que  sea  expreso,  cualquiera  que  sea  el medio  que  se  utilice  para  establecerlo,  de  tal manera  que  no  requiere  un contacto o conocimiento directo  (personal,  telefónico o de otra  índole) entre las  partes  contratantes  (quien  contrata  y  el  ejecutor),  pudiendo  actuar  un tercero  como  enlace  entre  aquellos”. 

“Desde  esta  perspectiva,  la  vinculación entre ………… y …………., no necesitó para su establecimiento, que ambos se hayan conocido con anterioridad o se reunieran en una fecha y sitio específicos, bastó para la configuración del ilícito que ………. decidiera acabar con  la vida del ofendido y consiguiera a una persona (que resultó ser ……….),  para  que  ejecutara  sus  planes,  recibiendo  este  último  una retribución  económica  por  el  trabajo  delictivo  realizado,  sin  que  tal circunstanciación fáctica se desvirtúe por no poder señalar el día y el lugar de la reunión, o bien la identidad de quien pudo haber servido de intermediario, así  como  la  cantidad de dinero exacta que  retribuyó  los  servicios prestados por  ………….…  Se  tuvo  por  demostrado,  el pacto  entre  el  contratante  (……………….)  y  el  autor  material  del homicidio (……………….), sin que se muestre necesario, que  entre  ambos  justiciables  existiera  un conocimiento  o  contacto  directo,  admitiendo  la  figura  la  intermediación  de otra  persona,  convenio  que  resulta,  en  aplicación  de  la  mínima  lógica, otorgado con anterioridad a  la  fecha  fijada para  la muerte del comunicador ofendido, ……”.()

“Se  determinó mediante  prueba  idónea,  el  real  cumplimiento  del  pacto  acordado  entre ambos encausados, encuadrando sus actuaciones dentro de los presupuestos de tipicidad objetiva y subjetiva que caracterizan la conducta contenida en la norma sustantiva aplicada…”  (5)

Analizar con detenimiento las citas anteriores permite conocer las distintas variantes que se pueden presentar para que, llegado un momento dado, los jueces de fondo puedan conocer, en esencia, las diferentes formas de como apreciar en el caso de sicariato el encargo que da el interesado en la muerte a los que han de ejecutar el mandato.

Al leer las citas doctrinales copiadas anteriormente, de inmediato recordé el caso de Jordi, por qué?:

1.- En el acuerdo para matar a Jordi, intervino el interesado en la muerte y los ejecutores;

2.- Los ejecutores se comprometieron a matar a Jordi, a cambio de que se le pagara el precio, RD$1.500,000.00;

3.- El acuerdo para matar a Jordi, no fue tácito, sino expreso, no fue necesario formalismo alguno;

4.- Los ejecutores de Jordi, aceptaron lo convenido con el interesado en el crimen;

5.- Los ejecutores actuaron en cumplimiento del pacto, cobrar el precio y matar a Jordi;

6.- No fue cualquier pacto, fue un pacto preciso: matar a Jordi a cambio de una retribución en dinero;

7.- El precio fue cierto, concreto y real: RD$1.500,000.00;

8.- Existió, en el caso de Jordi, una relación contractual entre Adriano, el interesado en el crimen, y los sicarios;

9.- En el pacto para matar por encargo no se requiere contacto directo entre el que paga y el o los ejecutores de la víctima;

10.- En el acuerdo entre el interesado en el crimen y quien lo ejecuta, no se precisa contacto directo, pudiendo actuar un tercero llevando el encargo del interesado, Adriano, a los sicarios;

11.- En la muerte por encargo no se necesita que el interesado en el crimen y los ejecutores, los sicarios, se hayan conocido con anterioridad o se reunieran en una fecha o lugar específico;

12.- En el crimen por encargo basta con que quien estaba interesado en la muerte de Jordi, consiguiera una persona que lo matara, ejecutando así la voluntad del interesado en el crimen.

VII.- IDENTIFICACIÓN DE JORDI. DATACREDITO. MODO DE OPERAR DE LOS SICARIOS. COINCIDENCIA CON EL CASO DE JORDI.

De todos aquellos que en el expediente relacionado con el caso de Jordi, han resultado responsables de la tentativa de asesinato, en un principio, ninguno le conocía, a lo mejor no sabían que Jordi existía sobre el planeta tierra. Pero una vez se formalizó el acuerdo entre Adriano y la compañía contratada, ésta procedió a identificar a Jordi, a ubicar su objetivo, a la futura victima.

A los fines de saber quién era Jordi, los contratados por Adriano, dirigieron sus esfuerzos a obtener un documento que les aportara su identificación total. Fue así como gestionaron y obtuvieron, en la ciudad capital, en una empresa de data crédito, una foto de Jordi, su edad, estatura, color, dirección de su oficina y residencia, teléfonos fijos y móviles, sus relacionados por lazos familiares y de amistad, en fin, con esa pieza aquellos que Adriano contrató para asesinar a Jordi, ya estaban debidamente edificados para saber, en lo adelante, a quién darle seguimiento hasta consumar su muerte.

El día miércoles, 2 de junio del 2010, antes de la 6:30 de la mañana, cuando los señores Candy Caminero Rodríguez  Y Arturo Ferrera del Castillo –Moreno-, llegaron en su motocicleta a las cercanías de la puerta de entrada del Canal 25 de televisión en Santiago, sabían a quién esperaban, la hora de llegada, el vehiculo que conducía y el lugar preciso donde Jordi tenia que detenerse antes de cruzar la puerta para estacionarse y, finalmente, hacer su entrada al estudio de televisión para comenzar el programa que, los sicarios sabían, se iniciaba a las 6:30 cada mañana de lunes a viernes.

Desde antes de Candy Caminero Rodríguez, tomar en sus manos el revolver calibre 38 y apretar el gatillo, ya sabia a la persona a quien iba disparar en la cabeza para matarla por el encargo y pago efectuado por Adriano Román.

Los sicarios, el 2 de junio del 2010, fueron a asesinar a Jordi, no a Randy Ortíz, su compañero de trabajo en el programa de televisión, y quien minutos antes había entrado por la misma puerta donde Jordi fue atacado. El objetivo era Jordi, y no otro.

Los sicarios que actuaron contra Jordi, la mañana del miércoles, 2 de junio del 2010, no procedieron en forma diferente a como actúa esa misma especie de criminales en otros países.

He aquí una experiencia vivida y narrada de la forma de operar de los sicarios en otros países, y que coincide en su acción criminal con los que procedieron a matar a Jordi. Veamos:

“A  la  hora  de  abordar  el  tema  del  modus  operandi  del  sicario,  no podemos dejar de lado que se trata de un profesional entrenado para matar, es  por  esto  que  a  la  hora  de  ejecutar  o  cumplir  una  misión,  se  pone  en marcha  todo un plan delictivo bien  ideado que generalmente se  traduce en un alto grado de  impunidad y en una serie de obstáculos que entorpecen y dificultan  las  investigaciones  por  parte  de  las autoridades. Existen  patrones que se repiten en la mayoría de los hechos que se ligan a matones a sueldo y eso ha permitido a  los cuerpos policiales hacer una aproximación de cuál es el modo de operar de los sicarios, así podemos mencionar de manera general los siguientes aspectos:

“Se  despliega  toda  una  labor  de  inteligencia  que  les  permite seguir y estudiar el objetivo; es decir, les permite determinar en cuáles círculos y a qué actividades se dedica la potencial víctima, cuál es su rutina diaria, cuáles son  los momentos en que es más vulnerable y en cuáles momentos es poco accesible, etc.”. (6)

A Jordi se le dio seguimiento permanente. Los sicarios le seguían, en labor de inteligencia, por todas partes, calculaban hasta su respiración a cada instante. Jordi era el objetivo a eliminar y, por tanto, debían los asesinos conocer en cada momento dónde estaba su presa, Jordi.

Jordi, jamás pensó que por el hecho de haber cumplido con su deber profesional de defender a Miguelina Llaverías, Adriano Román, iba a pagar para matarlo.

Jordi hacía su vida normal, no tomó nunca medidas especiales de seguridad porque no tenía enemigos con mentalidad criminal, situación que le convertía en una víctima fácil de atacar; Jordi era vulnerable. De ahí el cálculo certero de los sicarios que quisieron asesinarlo.

El sicario siempre procura atacar a su víctima en el momento en que  ésta  es más  vulnerable,  es  por  eso  que  el  sicario  siempre busca aprovechar el  factor  sorpresa y  la  ventaja, nunca va  ir a confrontar a la víctima porque ese es un riesgo innecesario, más bien  aprovecha  momentos  en  que  el  objetivo  se  encuentre indefenso  y  aprovecha  para  sacar ventaja  de  esto  y  cumplir  su cometido de la manera más simple”. (7)

Jordi, después de haber concluido el proceso de Miguelina Llaverías contra Adriano Román, continuaba haciendo su vida normal, rutinaria, creía que había concluido un trabajo profesional y punto.

Pero no resultó así porque Adriano Román, había pagado a una empresa del crimen para que ejecutara su voluntad criminal. Los sicarios, que ya habían estudiado la persona de Jordi y sus movimientos, tenían la posibilidad de escoger la hora y el lugar adecuado para matarlo, y así cumplir lo pactado con Adriano Román: matar a Jordi.

Los sicarios escogieron, de todas las horas que Jordi estaba fuera de su casa desde que se levantaba de su cama, cuál lugar era el más adecuado para asesinarlo. Ellos, los sicarios, tenían conocimiento, porque ya habían hecho un estudio previo de los movimientos de Jordi, que la hora de entrar al Canal 25 donde trabajaba, desde las seis y treinta hasta las ocho de la mañana, era la hora y lugar ideal para eliminarlo físicamente, y así fue. A las 6:25 de la mañana, entrando al parqueo del Canal 25, en pleno centro histórico de la ciudad de Santiago, lugar solitario, ahí fue atacado Jordi por los sicarios, los cuales actuaron siguiendo su modo de operar.

“Normalmente  el  sicario  ataca  en  lugares  poco  concurridos, desolados,  esto  con  el  fin  de  garantizar  que  haya  la  menor cantidad posible de personas que observen el hecho y se puedan convertir en potenciales testigos que comprometan el éxito de la misión, es  importante  destacar que en aquellos casos donde  se percatan de que hay testigos presenciales, por lo general ellos se encargan  de  eliminarlos,  o  bien  amedrentarlos  para  evitarse problemas en el futuro”. (8)

Los sicarios para ejecutar su tarea criminal no dejan nada en el aire ni al azar, van debidamente preparados para liquidar a sus víctimas, que son sus objetivos. Toman en cuenta todo, nada de improvisación.

Los sicarios, por lo general utilizan pistolas para atacar, aunque hacen uso de revólver como fue el caso de Jordi.

“Otro  patrón  que  se  repite,  según  la  opinión  de  expertos,  es  el uso de pistolas de alto poder, normalmente se utiliza una pistola nueve  milímetros,  esto  porque  tienen  capacidad  de  quince  o más  municiones  y  son  de  manejo  relativamente  sencillo,  son pocos  los  casos  en  que  sicarios  profesionales  utilizan  el  arma tipo  revolver  pues  éstas  se  caracterizan por una  menor capacidad de munición,  ya que normalmente tienen capacidad para seis u ocho municiones, lo cual podría llegar a complicar el trabajo”. (9)

Los sicarios que atacaron a Jordi, como verdaderos profesionales del crimen que son, por el lugar donde iban a asesinarle sabían que el medio de transporte más conveniente para llegar al lugar –al Canal 25- y luego del asesinato desplazarse, era un motor.

Una vez los sicarios fueron contratados comprendieron que el medio de transporte a utilizar era un motor, procedieron a robarse la motocicleta marca> Suzuki; Color: Negro; Placa: N572609; Placa: AX-100; Chasis: LC6PAGA10A0801522, propiedad del señor Carlos Alberto Mateo Montero, residente en el sector Cristo Rey, del Distrito Nacional.

En ese motor nuevo, modelo 2010, fue que los sicarios se movilizaron en Santiago, el día que ejecutaron la tentativa de asesinato contra Jordi, y se desplazaron del lugar una vez llevaron a cabo la acción. Los sicarios, también en el transporte, en el caso de Jordi, dieron continuidad a su línea de comportamiento y metodología de trabajo criminal.

“Igualmente, en los casos típicos de sicariato se utilizan medios de transporte fáciles de  conducir  y  de  maniobrar,  el  medio  de transporte por excelencia son las motocicletas de alto cilindraje, lo cual  les permite  tener  fácil acceso a la víctima y les aumenta las posibilidades de  tener una huída exitosa sin ser atrapados o perseguidos por la policía, a esto hay que sumar que el hecho de utilizar cascos cerrados  les garantiza que su rostro va quedar en el misterio, lo cual se traduce en una alta probabilidad de no ser reconocidos ni capturados”. (10)

Los profesionales del crimen por encargo, los sicarios, no juegan con sus víctimas. Son pagados para matar y disparan para eso: para matar.

A Jordi, los disparos que impactaron en su cabeza necesariamente fueron dirigidos para que muriera con el alcance de cualquiera de ellos. Nada de heridas, ni lesiones permanentes. Era matarlo y ya, porque para eso fue que Adriano Román pagó, para que mataran a Jordi, y cumpliendo con ese encargo fue que los sicarios no le dispararon a los pies, a los brazos, a las manos ni a los glúteos, sino a la cabeza.

Ahí, donde está el cerebro, en la cabeza de Jordi, ahí fueron hechos los disparos por los sicarios el 02 de junio de 2010. Dispararon a la cabeza de Jordi para alcanzarle las partes más sensibles de su cuerpo, fue atacado en la cabeza para que Jordi muriera para cumplir con el encargo de Adriano Román, de matar a Jordi, y así no volver a verlo más, en horas de la mañana, en la televisión. Los sicarios aplicaron, también con los disparos en la cabeza de Jordi, su línea de trabajo.

 “Una  característica  infaltable  en  el  fenómeno  del  sicariato  es  la manera  de  eliminar  a  sus  objetivos,  normalmente  los  disparos van direccionados a  la cabeza de  la víctima, esto porque es una de  las áreas más  delicadas del  cuerpo humano,  lugar  donde  se alberga  el  cerebro  y  opera  el  sistema  nervioso  central,  lo  cual aumenta  las  posibilidades  de  que  al  impactar  en  ese  punto  la persona  no  sobreviva,  esto  es  lo  que  en  medos  policiales  se conoce como el tiro de gracia”. (11)

Una vez los sicarios hicieron el trabajo encargado por Adriano con respecto a Jordi, desaparecieron del lugar. Al actuar así, dieron continuación a su modo operandi.

“También  hay  que  mencionar  que  por  lo  general  es  imposible ubicar a  los  sicarios en el  lugar de  los hechos, esto porque una vez que ultimaron a la víctima emprenden la huída planificada lo cual hace que  las  investigaciones policiales encuentren grandes obstáculos.” (12)

El precio establecido, en un principio, por los sicarios para matar a Jordi, fue de RD$2, 500,000.00, pero Adriano Román, consideró esa suma muy elevada, y finalmente acordó con los ejecutores pagarles RD$1,500,000.00. Los sicarios tienen sus tarifas dependiendo a quién van a matar:

“El precio que se cobra por ejecutar una operación de sicariato depende del tipo de blanco u  objetivo  de que  se  trate, pues eso determina o condiciona el grado de dificultad del trabajo.” (13)

Real y efectivamente, el precio es de la esencia, es la contrapartida de la ejecución del encargo: yo te pago y tú matas.

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