SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Nebaj. Dirección: Kenneth Müller. Género: Drama. Guion: Kenneth Müller. Elenco: Ana Serradilla, Saúl Lisazo, Diego Alfonso y David Medel. Año: 2019. País: Guatemala.

La violencia ha sido una constante en América Latina, la misma está copada de historias de guerrillas, torturas y golpe de estado. Esas han moldeado una visión y perspectiva frente a la misma realidad que viven millones de personas en la región y en especial los grupos indígenas.

“Nebaj”, producida y dirigida por Kenneth Müller, realizador y productor guatemalteco de cintas como “Septiembre” (2017) y “12 segundos” (2013), fue presentada en el Festival Internacional de Cine Cana Dorada, la misma sintetiza muchas de las visiones que varios directores latinoamericanos han tenido sobre los conflictos bélicos de la región.

“Nebaj” cuenta la historia de Tomás Guzaro, un joven Ixil que en la década de los ochenta migra junto a más de doscientas personas, en medio del conflicto armado interno, cuando eran controlados por la guerrilla.

Adaptación del libro “Escaping the Fire: How an Ixil Mayan Pastor Led His People Out of a Holocaust During the Guatemalan Civil War” –Escapando del fuego: cómo un pastor maya Ixil lideró a su pueblo para escapar del holocausto en Guatemala-, publicado en el 2010 por Terry Jacob McComb, el filme se introduce en este conflicto para aportar una idea desde el punto de vista de los indígenas, cuestión que ha tenido sus experiencias en otras producciones cinematográficas mesoamericanas.

Una secuencia de tomas del paisaje montañoso de la franja transversal del norte en colores cálidos es la manera en que el director introduce la historia para enfocarse inmediatamente en la violencia cuando un guerrillero arrastra a una joven mientras los pobladores locales observan.

Kenneth Müller, aunque visibiliza esa voz, no logra mantenerse al margen de una postura particular del mismo personaje ni de las justificaciones de las guerrillas ni de la posición gubernamental.

Su estilo anecdótico no le vale mucho al momento de profundizar en esos factores que promueven la guerrilla y de lo que esto ha significado en la historia guatemalteca. Sí destina gran parte de la película en desarrollar el personaje de Tomás, pero deja atrás muchas lagunas de sobre su pasado así como de muchos episodios de la historia.

Un maniqueísmo se apodera de la película mostrando a los guerrilleros como antagonistas abominables de un relato en la que todas las virtudes se enfocan en la misión que Tomás emprende para salvar a su pueblo, en la que la musicalización efectista, intenta sacralizar la odisea del personaje principal.

De esta manera se salva la idea intencional del realizador, que podemos o no compartir, pero que, al menos, es un intento de contar esas historias invisibles presentes en la realidad latinoamericana.