SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Bajo el título “América Latina está perdiendo una oportunidad de US$ 72 mil millones en Nearshoring”, el sitio brinknews.com vislumbra que República Dominicana está para degustar un buen pedazo de tal monto.
El término nearshoring se presenta como la otra cara de offshoring, el mecanismo por el cual una empresa busca reducir costos transfiriendo sus procesos de negocio o de tecnología a terceros países ubicados en destinos lejanos. En contraste, Nearshoring es la prestación de estos servicios desde países cercanos al país contratante, según la definición clásica.
Y el clásico ejemplo de offshoring apunta a la contratación de empresas ubicadas en China para la prestación de servicios de tecnología, pero sucede que este ha perdido brillo por el aumento del costo del capital humano en el Gigante Asiático. Además se ha sentido el peso de la diferencia horaria y de los choques culturales e idiomáticos, a lo que se ha sumado problemas por la propiedad intelectual y el aumento de riesgos de seguridad.
En el sitio brinknews.com el par de expertos en el tema Juan Cortiñas y Peter Schechter, autores del texto de marras, afirman que "un funcionario comercial de República Dominicana de alto rango marcó cinco acuerdos de inversión recientes que, en su opinión, no se podrían haber logrado antes del reciente aumento de las tensiones con China.
Ya en 2019 las exportaciones chinas a Estados Unidos disminuyeron en $ 90 mil millones, mientras que al mismo tiempo países como México, Colombia y República Dominicana vieron aumentarlas precisamente al lanzar el concepto de nearshoring.
Además de la pugna comercial EEUU-China y el impacto de la COVID-19, también por otros motivos “el nearshoring se ha convertido en una posibilidad atractiva para muchas empresas”, al punto de que una encuesta reciente a los líderes de la cadena de suministro encontró que "el 33% ya había trasladado las actividades de abastecimiento y fabricación fuera de China o planeaba hacerlo en los próximos dos o tres años", destaca el texto de Cortiñas y Schechter.
Un detonante de peso último ha sido que los llamados “formuladores de políticas” han constatado en medio de la COVID-19 que muchos de los medicamentos más utilizados en los EEUU se fabrican en China: 97% de los antibióticos ofertados en el mercado estadounidense, el 91% de hidrocortisona, el 70% de acetaminofeno y el 95% de ibuprofeno.
“China ha logrado dominar todos los aspectos de la cadena de suministro utilizando las mismas prácticas comerciales desleales que ha utilizado para dominar otros sectores: fábrica valiéndose de la explotación de la fuerza laboral barata, vulnerando de paso regulaciones ambientales laxas y alimentándose de subsidios gubernamentales masivos", se recuerda que evaluó Peter Navarro, pieza comercial clave del expresidente Donald Trump. Este no se quedó atrás a la hora de proporcionar incentivos para que las empresas trasladaran sus instalaciones de producción desde China a EEUU y a países de América Latina.
Al margen del aumento de las tensiones comerciales, también ha aumentado su atractivo el nearshoring a ojos de las empresas estadounidenses debido a la revalorización del yuan y asimismo por el admitido aumento de los costos laborales en China.
Si bien la Administración Biden no ha dicho mucho al respecto, el pasado junio anunció la creación de un Grupo de Trabajo sobre Interrupciones de la Cadena de Suministro con el fin de “fortalecer las cadenas de suministro estadounidenses para promover la seguridad económica, la seguridad nacional y empleos sindicales bien pagados aquí en casa”, recordaron ambos expertos.
En el Congreso de EEUU, adicionalmente se presentó la Ley de Nearshoring de América Latina, redactada por el congresista republicano Mark Green que busca impulsar un movimiento de nearshoring en la región.
“A medida que se ha arraigado la idea de acercar la manufactura a Estados Unidos y, en particular, a países con vínculos políticos comunes con Estados Unidos, no es de extrañar que la gente esté mirando hacia América Latina. Sin embargo, la pregunta es si la región puede aprovechar esta oportunidad y la creciente visión del mundo de China como adversario y competidor estratégico”, se apunta en el mismo texto del sitio brinknews.com.
Al respecto, reporta que algunos países latinoamericanos, como Colombia, y organizaciones del sector privado, como las Zonas Francas Latinoamericanas, han comenzado a tomar acciones para atraer oportunidades de nearshoring a través de la iniciativa Relocate LATAM .
¿De dónde sale la cifra de US$ 72 mil millones?
Prosigue el reporte que, según Mauricio Claver-Carone, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, quien ha hecho del nearshoring una parte clave del esfuerzo del banco para lograr un mayor desarrollo de la región, “si América Latina captara solo el 15% de las importaciones estadounidenses de sus principales 10 destinos de origen fuera del hemisferio occidental, la región podría aumentar sus exportaciones de bienes en $ 72 mil millones por año".
“Para aprovechar realmente esta oportunidad de nearshoring, América Latina debe pensar a largo plazo, pero esta visión no se encuentra fácilmente en el hemisferio”, se evalúa.
Las oportunidades de nearshoring en la región varían de un país a otro y de un sector. Sin embargo, un grupo central de países de la región (Colombia, México, Chile, Panamá y Costa Rica) parecen estar preparados para ser los contendientes más serios para atraer nearshoring.
Estos países tienen una infraestructura tradicional y tecnológica más arraigada y estrechos vínculos con los Estados Unidos que los hacen más aptos para ser considerados para estos cambios de fabricación. Pero no están solos, pues Argentina y Brasil ya han atraído una cantidad significativa de subcontratación de servicios.
El escenario regional favorable para República Dominicana debido al vaivén político
En este momento, el mayor impedimento para la capacidad de América Latina para capturar oportunidades de nearshoring es el vaivén político que genera una inestabilidad que va en aumento.
CHILE
En Chile, por ejemplo, hasta hace poco y durante 25 años tenido como ejemplo gracias a sus indicadores macroeconómicos, se ha comenzado a debatir una nueva constitución “que podría restringir la inversión extranjera”, se especula.
PERÚ Y COLOMBIA
En Perú, a su vez, se eligió un presidente populista de izquierda, Pedro Castillo, y en Colombia las protestas callejeras han aumentado las apuestas en las elecciones presidenciales del próximo año a favor de una nueva energía representada por candidatos de izquierda.
MÉXICO
En México, añade el diagnóstico, el Gobierno de López Obrador “continúa su enemistad venenosa con el sector privado, promulgando políticas para restringir numerosas prácticas comerciales y renegando de las inversiones del gobierno anterior”.
BRASIL
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro continúa gobernando con una plataforma populista que además rechaza las restricciones por la COVID y le lleva a repartir dinero entre los pobres.
REPÚBLICA DOMINICANA, LA EXCEPCIÓN
En este escenario, subraya: “República Dominicana puede ser una de las pocas excepciones. Elegido el año pasado en base a planes de crecimiento económico y lucha contra la corrupción, el presidente Luis Abinader ha instituido una campaña de vacunación que ha reabierto la economía. El turismo ya está regresando y las relaciones con Estados Unidos son más estrechas que nunca”.
“Pero República Dominicana es una excepción. Es difícil imaginar que las empresas estén haciendo cola para invertir en una región con un aumento tan marcado de la inestabilidad política” y se requiere de una mayor cooperación regional. Para tener éxito en la atracción de inversiones, la integración regional será clave, a fin de reducir costos y crear sinergias regionales que atraigan no solo empresas, sino industrias”, se concluye.
El texto remata: “Todo esto no puede suceder sin el sector privado. En un momento en que los déficits y las necesidades nacionales han aumentado debido a la pandemia, se necesitan con urgencia alianzas público-privadas para invertir en infraestructura y capital humano. Tales esquemas podrían definir la transformación de la región para aprovechar este momento de nearshoring. Además, debe afianzarse el consenso político sobre las regulaciones económicas”.
Teniendo a República Dominicana como excepción, se concluye en que “ningún país puede aspirar a atraer inversiones si después de cada elección un presidente busca revertir todo lo hecho por su antecesor. Es necesario lograr la estabilidad económica para brindar confianza a los líderes corporativos. Nearshoring es una oportunidad para América Latina, pero en este momento el potencial está lejos de realizarse”.