El HSBC es el último protagonista de los escándalos que salpican a los bancos mundiales.

Las autoridades estadounidenses acusan a la institución financiera de haber hecho posible el lavado de dinero de los carteles de la droga mexicanos y de haber manejado fondos de países sancionados por Washington, como Irán, Siria y Arabia Saudita.

Desde enero de 2009, los reguladores estadounidenses han estado tratando de tomar duras medidas contra los bancos que hayan posibilitado el lavado dinero.

El lavado de dinero es la práctica mediante la cual se ocultan procedimientos ilegales a fin de que los fondos no puedan relacionarse con los delitos que les dieron origen.

El HSBC admitió que sus controles fueron insuficientes y se disculpó.

"Aceptamos la responsabilidad de nuestros errores del pasado", dijo el presidente ejecutivo del grupo HSBC, Stuart Gulliver, en un comunicado. "Hemos dicho que estamos profundamente apenados por ello, y lo repetimos", añadió.

El banco dijo que había invertido US$290 millones en mejorar sus sistemas para prevenir el lavado de dinero y que recuperó algunos bonos que les había pagado a los ejecutivos de alto nivel en el pasado.

También dijo que espera llegar en breve a un acuerdo con la Autoridad de Servicios Financieros de Reino Unido.

El mes pasado anunció que había destinado US$1.500 a cubrir los costos de cualquier acuerdo o multas.

"Libertad condicional"

El analista de negocios de la BBC Robert Peston señala que aunque la multa de US$1.900 millones es alta, el desenlace podría haber sido mucho peor para el banco.

"El HSBC ha firmado un acuerdo de enjuiciamiento diferido por incumplimiento de la Ley de Secreto Bancario en EE.UU., la ley de Comercio con el Enemigo y una variedad de delitos de lavado de dinero. Esto es, en efecto, poner el banco en libertad condicional", explica.

"Pero si el HSBC hubiera sido procesado por estos delitos, esto le habría significado que el gobierno de EE.UU. y otros ya no podrían hacer negocios con el banco, lo que le habría resultado humillante y altamente perjudicial", añade.

El banco multinacional anunció que designó a un exfuncionario de EE.UU. para trabajar como jefe de cumplimiento de normas contra la delincuencia financiera, que es una cargo nuevo.

Se trata de Bob Werner, quien fue jefe de la Oficina del Tesoro de los EE.UU. de Control de Activos Extranjeros, el organismo encargado de hacer cumplir las sanciones de Estados Unidos en países como Irán.

Él será responsable de combatir el lavado de dinero en el HSBC y los sistemas de cumplimiento de sanciones.

No está claro qué impacto tendrá el escándalo en los negocios del banco.

Ofensiva

HSBC

HSBC son las siglas en inglés de Hong Kong and Shanghai Banking Corporation. Fue fundado en Hong Kong cuando era colonia británica y actualmente tiene su sede central en Londres.

El caso es visto como parte de una ofensiva contra el lavado de dinero y las violaciones a las sanciones puestas en marcha por las agencias del gobierno federal y las autoridades del estado de Nueva York.

Analistas esperaban que el acuerdo se produjera, después de que se diera a conocer a principios de año un informe del Senado de EE.UU., que fue muy crítico con los controles de lavado de dinero del HSBC.

El informe decía que miles de millones de dólares provenientes del narcotráfico o el terrorismo internacional se podrían haber infiltrado en el sistema financiero estadounidense.

Según el Senado de Estados Unidos, entre 2006 y 2009 el HSBC aceptó más de US$15.000 millones de sus filiales en México, Rusia y otros países donde se considera que existe alto riesgo de lavado de dinero y no supervisó en ningún momento esas transacciones de efectivo.

Además, sugería que cuentas de HSBC en México y EE.UU. estaban siendo utilizadas por los narcotraficantes para blanquear fondos y que el banco en EE.UU. no había tratado a su filial mexicana como de alto riesgo, a pesar del alto índice de lavado de dinero del país y los problemas de tráfico de drogas.

El banco había eludido las salvaguardas de EE.UU. destinadas a bloquear transacciones de narcotraficantes y organizaciones terroristas, y permitió que se hicieran 25.000 transacciones de más de siete años sin dar a conocer sus vínculos con Irán.

Además, en menos de cuatro años había lavado en EE.UU. US$290 millones en cheques de viajero "obviamente sospechosos" de un banco japonés, beneficiando a clientes rusos que afirmaban estar en el negocio de automóviles usados.

El informe del Senado también dijo HSBC regularmente eludió las restricciones a las relaciones con Corea del Norte y otros estados sujetos a sanciones de Estados Unidos.