SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Tres mujeres murieron en menos de un mes luego de someterse a cirugías estéticas en el Centro Internacional de Cirugía Plástica Avanzada (CIPLA), con los cirujanos Franklin de Jesús y Wilfredo Rodríguez Peña.
Una historia del programa El Informe con Alicia Ortega reveló que las muertes de Aidé Frías, Aida Peña y Altagracia Mejía ocurrieron entre el 27 de mayo y el 14 de junio de este año, y que cada deceso tuvo lugar pocos días después de que estas mujeres llegaran al país para someterse a las operaciones.
Los parientes de Aidé Frías, operada por el doctor De Jesús, atribuyeron la muerte de su familiar a la mala práctica médica y exigieron que se haga justicia para que otras mujeres no pierdan la vida de la misma forma.
“Eso me desbarató, me partió el alma, porque mi hija llegó el día once de mayo muy contenta, ilusionada para ponerse en manos de ese doctor. Sin embargo, mi hija sufría de asma y de hipertensión. Eran dos bombas que ella tenía”, dijo con la voz quebrada Severiano Frías, padre de Aidé.
“Ahí no hay una sala de cuidados intensivos debidamente habilitada para que en caso de que se presente una urgencia médica posterior a una cirugía, enfrentar la situación en ese lugar"
En el caso de Aida Peña, que también vivía en Estados Unidos, la familia asegura que vino al país el ocho de junio a ponerse unos implantes, pero el doctor De Jesús la convenció de que también se hiciera una abdominoplastía.
“Era una muchacha sana, saludable, no sufría del corazón, no tenía lo que él quiso decir, falsemia. Esperamos la respuesta de la autopsia para ver que se puede hacer, porque eso no se puede quedar impune”, explicó Liona Peña, su suegra, en El Informe con Alicia Ortega.
La tercera víctima fue Altagracia Mejía, que residía en Suiza y se sometió a dos cirugías estéticas con el doctor Wilfredo Rodríguez Peña el 14 de junio, tampoco sobrevivió.
“Ella tenía asma y el médico cuando yo vine con ella me dijo que firmara y yo le dije que no iba a firmar porque yo no iba a firmar la muerte de mi hija”, dijo Unilfa Peguero, madre de la joven.
En una entrevista telefónica, el De Jesús se defendió al decir que toda cirugía tiene un riesgo grande y que hay factores que se escapan a su control.
Demandas
Inconforme, la familia de Aída Peña puso el caso en manos del abogado Juan González, que también representa a Francia Filpo, una domínico-estadounidense que se sometió a una cirugía en 2010 con Franklin de Jesús y que, como consecuencia de la operación, sufre problemas del habla y una parálisis parcial que la obligan a desplazarse con andador.
“Ahora, en este país se está dando la práctica en términos de la medicina estética, donde hay un alto porcentaje de médicos, por no decir todos, que tienen eso como un vulgar negocio, como una carnicería. Es decir, tú entras buscando belleza, tú entras buscando mejorar tu apariencia física y terminas como han terminado estas dos personas…”, analizó el abogado.
El Centro Internacional de Cirugía Plástica Avanzada (CIPLA) fue clausurado el pasado 16 de junio por el Ministerio de Salud Pública, que atribuyó la clausura a una violación de la Ley General de Salud, la 42-01.
En un informe de la Direccion General de Habilitación y Acreditación de Salud Pública se detallan las causas del cierre: el área de esterilización estaba colocada en el primer piso, cercano al área de la cocina y el parqueo del establecimiento, el bloque quirúrgico no contaba con área de lavado y esterilización de equipos, existían filtraciones en los quirófanos y no contaban con protocolo de bioseguridad ni procedimientos.
Sin embargo, diez días después el lugar fue reabierto luego de un acuerdo entre Salud Pública y el director y dueño del centro, Héctor Cabral Guerrero.
En el documento le otorgaron al CIPLA una licencia provisional por seis meses, porque supuestamente habían hecho cambios sustanciales en los quirófanos y en la esterilización.
Sin cuidados
Tres de las familias de las mujeres muertas después de las cirugías estéticas lamentan que la CIPLA no cuente con una unidad de cuidados intensivos para dar una respuesta médica rápida cuando suceden imprevistos durante las operaciones quirúrgicas.
Roberto Peña, padre de Aida revelo a Alicia Ortega, que la negligencia en principio se manifestó en que “el médico la despachó de una vez que le hizo la operación” porque, a su entender, “él no estaba preparado para eso porque no tenía ni un cuarto de cuidados intensivos”
“Había que oxigenar la sangre, ponerle un ventilador y eso no había en la clínica”, recordó Carlos de Jesús, el tío de Francia Filpo, la paciente que en 2010 quedó con problemas motores y del habla.
Mary Laudy Jiménez, hermana de Aidé, expresó que su pariente sufrió dos paros respiratorios y que los médicos la sacaron del CIPLA y la enviaron a cuidados intensivos de otro centro médico, donde duró diez días y luego murió.
“Ahí no hay una sala de cuidados intensivos debidamente habilitada para que en caso de que se presente una urgencia médica posterior a una cirugía, enfrentar la situación en ese lugar. En todos los casos han tenido que trasladar a los pacientes a otros centros médicos”, dijo el abogado Juan González.
Los Peña están a la espera de los resultados de la autopsia que le practicó Patología Forense al cadáver de Aida para cursar la demanda contra De Jesús y el CIPLA. Igual, Francia Filpo, que ganó una demanda contra el anestesista, ahora interpuso otra contra el mismo doctor y el centro.
De Jesús se defiende con las siguiente explicaciones
Caso de Francia Filpo:
“La saturación de oxígeno bajó a 30 y quien tenía que tener control de eso era el anestesista. Cuando vine a darme cuenta, yo que soy cirujano y no tengo que estar pendiente al control del oxígeno, llame al anestesista. Cuando vinimos a darnos cuenta, la paciente tenía un déficit de oxígeno que le causó una encefalopatía hipóxica.
Caso de Aida Peña:
“Esa paciente no debió ser operada, porque tenía falsemia. Toda la historia clínica se le preguntó, si tenía algén trastorno, incluyendo falsemia y hemofilia y ella lo negó quizas por desconocimiento.
Caso Aidé Frias:
Era una paciente asmática, hipertensa y se le hicieron todos los estudios de lugar. El neumólogo consideró que debía aumentarse la capacidad respiratoria de ella. Al final él la liberó y duró varios días para ser operada. En miedo del procedimiento habiendo hecho una lipoescultura, la paciente boca abajo, hizo un paro cardiorespiratorio.