Mi relato es basado en la experiencia de la vida sin valores históricos pero si vividos. Tenia unos pocos años, tal vez cuatro, cuando me despertaba y salía enseguida corriendo para la habitación de mi tío Elías y de inmediato me orinaba dentro de los zapatos negros que la noche anterior había dejado al lado de la cama. Mis tíos Elías y Ascensión me cargaban y me decían con mucho amor eso no se hace y me indicaban la bacinilla donde debía orinar.
Para tío Elías y tía Ascensión, sin hijos, mi reiterada visita a su habitación, orinando dentro de los zapatos, era una gracia que contaban una y otra vez, mucho mas que las veces que tuve la ocurrencia de mojarle sus zapatos y mucho después de yo haber crecido.
La familia Achecar de De Moya residían en la Calle Moca, hoy Jonas Salk próximo a la Benigno Filomena de Rojas, en la zona universitaria desde donde tío Elías ejercía su profesión por muchos años de Catedrático Universitario y Director de la Oficina Nacional de Estadísticas.
Mi tía Ascensión se dedicaba a cuidar su hogar en donde muchos jóvenes de San Francisco de Macorís y pueblos aledaños hicieron su residencia para tener la oportunidad de estudiar en la Universidad de Santo Domingo. Tía Ascensión se entregaba íntegramente a esa misión de ayudar a su familia a crecer profesionalmente y de ahí surgieron muchos profesionales exitosos hoy dia.
Es difícil separar en mi mente a tío Elías y tía Asencion pues lo único que puedo recordar al pensar en uno o en el otro es el amor e interés que ambos tenían por los jóvenes que en su hogar residieron y por igual por los amigos, familiares, extraños, que en su vida llena de dicha, amor y desinterés pudieron ayudar a educar.
Yo con mas edad recuerdo como tíos Elías y tía Ascensión podía pasar largos ratos conversando conmigo así como con todos los que estábamos en su dulce hogar y como el mismo estaba siempre abierto para recibir al visitantes. San Francisco de Asís era su guía y sabían seguirlo con dedicación y amor.
Papa, Silvestre Alba De Moya, ocupo varia posiciones políticas durante esos años y eran recurrentes nuestras visitas y estadías en su hogar donde siempre fuimos bienvenidos y donde desde mi llegada era bienvenido por ellos así como por los estudiantes que ahí residían.
Para mi la época esta llena de recuerdos, en las Jonas Salk, perdí mis dientes de leche, cuando caminando a tropezones me caí en las raíces de los laureles que habían roto las calzadas. Llore hasta dormirme con hielo en la boca inflamada. La pescera de Don Vicente, sus vecinos nunca olvidados, era mi lugar de recreo, ahí me encontraban cada vez que me escapaba, su perro a quien acariciaba mordió mi muñeca y es la única cicatriz que hoy día tengo, desde donde tío Elías y Ascensión conocí cuidado por Amauri, Ciudad Trujillo desde el segundo piso de una guagua y cruce en yola el Rio Ozama. Mama, Mercedes Fernández de De Moya, nunca le perdonaría la temeridad de llevar su tesoro en ese autobús de doble piso y a través de ese caudaloso y ancho rio.
Hoy día de las madres tía Ascensión, con 103 años recién cumplidos, ha fallecido. Dios escogió la fecha en que celebramos con alegría el día de las madres, para llevarla a su Santo Reino. Al igual que su tía Trina De Moya quien trascendió su generación con el Himno de las Madres, Tia Ascensión trasciende con los muchos exitosos profesionales hoy día lideres empresariales que en su hogar lograron la oportunidad de educarse para el bien del país.
En su prolongada ancianidad, Dios supo reciprocar la caridad que tuvieron en vida Elías y Ascensión y puso en manos de Milagros y sus hijos Elías y Antonio el cuidado esmerado y amoroso hasta el ultimo momento de nuestra admirada y querida tía.
Que Dios de a Tia Ascension el descanso eterno que merece y que en el Santo Reino en unión a Tio Elias reciban en su nuevo hogar con el mismo amor que profesaron en vida a los que su vida le hace meritorio de la eternidad.