SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Ensanche Quisqueya se ha convertido en un “amplio taller de mecánica, pintura y desabolladura”, dicen sus moradores y cualquiera que transite por el lugar puede confimarlo.

Calles como la conocida 18, la Respaldo 19, la Defilló, la Pedro Albizu Campos, La Bohechío, Carmen de Mendoza y muchas otras albergan talleres especializados en esas tres actividades obreras de embellecimiento y resurrección automotor, que tanto contrasta con la fea desvaloración inmobiliaria que torna agonizante a la zona.

No hay aceras para caminar, las viviendas están perdiendo su valor y frente a ellas se acabaron los estacionamientos callejeros para los visitantes y, lo más importante, se carcome poco a poco la salud de los residentes en el lugar.

Son vecinos que están cada día más afectados por los químicos escapados de talleres donde el uso de pintura al soplete no cesa, literalmente "no hay respiro", y a ello se suma el constante sobresalto fruto de los ensordecedores martillazos en latas dobladas por algún choque.

Es el robo de la paz y la seguridad a quienes apelan a las autoridades del Ayuntamiento del Distrito Nacional y del Ministerio de Medio Ambiente para que salgan en su auxilio.

“Usted no se imagina lo que estamos pasando los que vivimos en el Ensanche Quisqueya. Esto se ha arrabalizado, no es ni la sombra de lo que era, no se puede caminar ni respirar, y a quienes ponen sus negocios no se les puede reclamar porque (si alguien lo hace) lo que quieren es darle golpe a la gente”, dice una señora que vive en la Respaldo 19, paralela a la Defilló.

Asegura que ya ha habido varios problemas por esta situación y temen que la cosa se siga poniendo más violenta.

“Hemos hecho carta, hemos denunciado la situación y no vienen en nuestro auxilio. Tal vez cuando se arme un lío de muerte vienen a resolver”, sostiene la señora que también se queja de que hay miles de ‘dealer’ de vehículos que han cogido de parqueo las aceras y las calles, de lado y lado.

Solo falta que los mecánicos comiencen a trabajar también permanentemente en las calles y no solamente de forma esporádica como ahora.

Se trata de vecinos que están confiados en que la alcaldesa, Carolina Mejía, y el ministro, Orlando Jorge Mera, atenderán su llamado e intervendrán el sector para al menos intentar que vuelva a ser lo que era.

“Es una situación insostenible que, de no ser resuelta por el Ayuntamiento y Medio Ambiente, la presentaremos al presidente Luis Abinader para que nos ayude con este problema. De tampoco encontrar respuesta (del jefe de Estado), nos veremos obligados a tirarnos a la calle porque ya no aguantamos más”, advierte otro de los moradores.

Estos y varios más rechazan identificarse; no se atreven ni a dar sus nombres por el peligro que -coinciden- representa para ellos denunciar formalmente esta situación que hasta ahora a ninguna autoridad parece interesar.

Coinciden en resaltar que a los moradores del Ensanche Quisqueya, en el mejor de los casos, los tienen en el olvido. "No tiene una calle que sirva por la misma situación de deterioro a la que le han llevado los talleres y todos los negocios ilícitos" adicionales que han puesto en todas sus vías, reiteran.

También hay vehículos que tienen años abandonados, sobre todo en la Respaldo 19, quizás a la espera de que sus dueños abonen alguna suma para que estos mecánicos, pintores y desabolladores comiencen a revivirlos a punta de reparaciones, chorros de pintura gaseosa y martillazos a granel.

“Es importante que sepan que en esos vehículos abandonados los delincuentes encuentran un espacio para (esconderse y salir por sorpresa a) atracar y cometer muchos delitos”, denunció otro morador.

En cuanto a ruidos, los producidos por las herramientas de trabajo se mezclan con los que se hacen también durante todo el día por otros medios, sobre todo con el famoso “Bolsillo”, porque no hay hora ni día para dejar de hacer fiestas, según comentan los afligidos moradores del Quisqueya.