Con la confirmación dada por la Policía Nacional de la investigación que lleva a cabo al teniente coronel Johan Liriano Sánchez, al cual acusa pertenecer a una red de narcotraficantes y asesinos por paga, se pone de relieve de nuevo la fragilidad de las instituciones militares y policiales para ser permeadas por el crimen organizado.

Los casos de Liriano Sánchez, del capital del Ejército Nacional, Quirino Ernesteo Paulino Castillo, de José Figueroa Agosto, que fue oficial del DNI, de la capitana Raysa de la Cruz Olivares, el general Francisco Antonio Hiraldo Guerrero, son sólo algunos ejemplos.

Esta realidad plantea el reto de afinar los mecanismos de reclutamiento del personal para la Dirección General de Control de Drogas, pero también pone en entredicho la denominada guerra contra las drogas, pues los escándalos no sólo ocurren en República Dominicana, sino en todo el mundo.