SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La doctora Milagros Ortiz Bosch declaró que la lucha contra la impunidad y la corrupción requiere con urgencia la independencia del poder judicial de la República Dominicana.
En su discurso de recepción del reconocimiento que le hizo Participación Ciudadana, por su integridad y por luchar contra la corrupción, la ex vicepresidenta de la República recordó a sus compañeros de lucha política que han fallecido, y dijo que siempre apostó y sigue apostando por el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
“La lucha contra la impunidad hace urgente la independencia del Poder Judicial. Es cierto que la composición de éstos, está determinada con los procesos electorales. Lo que no se justifica es la coordinación maliciosa de acciones para crear mayorías que al margen de esos procesos, secuestran y lesionan la liberad de legisladores y jueces, creando el descrédito de los Poderes que representan”, dijo la reconocida dirigente del Partido Revolucionario Moderno.
A continuación sus palabras:
PALABRAS DE MILAGROS ORTIZ BOSCH
ACTO DE RECONOCIMIENTO A LA INTEGRIDAD Y LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION
OTORGADO POR PARTICIPACION CIUDADANA
AUDITORIO MANUEL DEL CABRAL,
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO
10 DE DICIEMBRE DE 2018
El iniciar estas palabras recordamos que estamos reunidos, hoy 10 diciembre,
día dedicado a la fortalecer y recordar los Derechos Humanos, y para cumplir con la disposición de la Naciones Unidas de conmemorar cada 9 de diciembre, el “Día Internacional contra la Corrupción”. Son dos fechas cercanas al 21 de diciembre en el que Fray Antón de Montesinos, aquí, en la Española, pronunció el sermón que nos hizo precursores, en el continente, en la defensa de los derechos humanos. Diciembre es un mes importante para la humanidad por razones de consagración de nuestros derechos, o por razones de fe.
He escuchado a la Lic. Miriam Díaz Santana, Coordinadora de Participación Ciudadana, y a través de ellas he sentido la voz de cada uno de sus miembros, ciudadanos que por 25 años han evitado que se nos desdibujara la imagen y los principios de la democracia. A todos, a su membresía y su jurado seleccionador, que me han traído ante ustedes, mi inmensa gratitud.
Ustedes no sospechan la dimensión de la misma, porque estoy convencida que mi relación con la entrega de este reconocimiento: “a la Integridad y la lucha contra la corrupción”, involucra en primer lugar, a muchos ciudadanos y ciudadanas que siento están simbólicamente entre nosotros; y en segundo lugar, estoy convencida además, que nunca un escenario fue más propicio, para constituirme en mensajera de la sociedad política hacia la sociedad, y mensajera de la sociedad ante la sociedad política.
He ejercido la política sabiéndome representante de una nación en cuyo espacio conviven organizaciones políticas y toda la ciudadanía no partidista. Estas instituciones, desde nuestro concepto de la representación, esperan de la democracia el ejercicio honesto y eficaz de los gobiernos, la división de los Poderes Públicos, un sistema de justicia independiente, un presupuesto diseñado desde las prioridades nacionales; que se ejecute según lo establecido por la Ley. De funcionarios honestos, preparados para el ejercicio de sus funciones y conocedores de su obligación fundamental: crear bienestar e igualdad de oportunidades y procesos electorales transparentes.
Para nosotros siempre fue natural representar ese universo: partidos y sociedad. La separación o la distancia se producen cuando desconocemos los valores fundamentales del sistema democrático y comenzamos a actuar violando la igualdad de oportunidades que garantiza la Constitución, abandonando el imperio de la ley, o practicando la exclusión en perjuicio de la ciudadanía o violando el principio de igualdad que garantiza nuestra Constitución.
Y es de mucha vanidad creerme esta noche una mensajera o un puente. El mismo puente que Julio Cortázar, en el “Libro de Manuel”, nos pregunta: ¿qué es un puente si nadie lo cruza? Sé que al recibir este reconocimiento, el honor y el compromiso de recibirlo de Participación Ciudadana, además de hacerlo con humildad, tengo la obligación de “cruzar el puente”: Siento la necesidad de decir a mis colegas, los y las políticas dominicanas, lo que la nación quiere de nosotros. Y siento, además, la obligación de confiarle a la sociedad la otra cara de esta moneda, lo que sienten los miembros de un partido cuando la política daña sus reputaciones y disminuye el orgullo de ser parte de una organización a la que llega, lleno de ilusiones y esperanzas de desarrollo y bienestar colectivo.
Pero antes debo regresar a los ausentes, a los que nos referimos al inicio de estas palabras, y separarlos en dos categorías; los primeros enseñaron a nuestra generación la importancia y responsabilidad del trabajo político; Intelectuales, profesionales, ciudadanos, hombres y mujeres que arriesgaron la vida por construir en el tiempo de la tiranía el ejercicio de la política desde la decencia, la honestidad y el servicio a la sociedad.
Menciono algunos ejemplos: Juan José Cruz, Carlos Lizardo, Cucullo Mieses Peguero, Josefina Padilla, Ligia Echavarría, don Chichi Alburquerque, o desde aula a don Poncio Sabater, las hermanas Roque Martínez o las Martínez Bonilla que junto a nuestros mayores nos educaron para saber que la libertad, al hacernos libres, nos obliga a ejercerla con honestidad, ejercerla en representación de los demás y no en beneficio personal de nadie.
Entre los segundos, recuerdo los más humildes y a los trabajadores: no está aquí Guillén, asesinado en la cárcel de la Victoria, que honró la política desde la pobreza. Aunque nunca milité en su partido, hecho preso en el Cementerio de la Máximo Gómez envió a mi casa un mensaje: “Milagros dejé el dinero del periódico en la tumba que está a la derecha de la puerta izquierda del cementerio, dile a los muchachos que vendí todos los ejemplares”. Si notamos el detalle “diles que vendí todos los ejemplares” fue una rendición de cuentas detallada, como nos enseñó Juan Pablo Duarte.
Recuerdo a Yolanda Guzmán, asesinada, en abril del l965 que, sabiendo que iba a morir, levantó la frente para ver el disparo. A Jacinto de los Santos, Juan de la Cruz Buret, Feliz Alburquerque, Miguel Soto, Quirico Valdez, el padre de Guadalupe, y a tres activos militantes políticos y sindicalistas: Agustín Sallant. Gina Familia y Domingo Petitón.
A todos, como un ejemplo, los siento a mi lado, frente a ustedes, acompañándonos a recibir este reconocimiento. Porque los conocí, se que son los más heridos por los que ejercen la política, con prepotencia, sin honradez. Ellos son a los que más les duele la corrupción y la falta de institucionalidad. Les duele todo el desmerito que lesiona y corrompe el ejercicio incorrecto de la política. Esa, a la que Juan Pablo Duarte definió, “como la más pura de las actividades, después de la filosofía”.
Ninguno de ellos, de estos amigos, desdijo de sus creencias. Donde quiera que reposen, los que se han ido, no desean ser un sector, un grupo o una élite. Quieren que todos los Partidos y la sociedad estemos a la altura de nuestro pueblo, que no dejemos que la confusión de los menos, haga perverso lo que era y debe ser siempre la satisfacción y la alegría de trabajar por una sociedad más justa.
Hace apenas unos días, en Chile, un amigo de muchos de nosotros, Daniel Zovatto, convocó a un grupo selecto de exjefes de Estado para discutir y buscar razones y soluciones a la falta de credibilidad en la democracia que reveló el último Latino Barómetro: El 71% de los latinoamericanos estamos desencantados de la democracia, sistema, que unos años atrás, ayudó a vencer las dictaduras. Entonces don Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, explicó “que la democracia que ejercíamos era vertical: un líder desde la cima ordenando hacía la base social, y siguió explicando, que la democracia, debido al crecimiento de los medios de comunicación, el desarrollo de las tecnologías, se había hecho horizontal; los ciudadanos quieran ser escuchados, ser tomados en cuenta, ser parte de la construcción de sus destinos”. Es la democracia participativa.
Es hacia allá donde debemos dirigir la educación de los partidos. Es ese el puente que debemos cruzar todas las organizaciones. Es la educación y la practica sustentadas en el conocimiento de la organización y los valores del sistema democrático.
Hace años nuestro mundo político conoce estas ideas. Durante dos años se tiñen de verde las calles, gritando con una voz fuerte, que no recibe respuestas. Hace 23 años que José Francisco Peña Gómez nos explicó su tesis del “Gobierno Compartido”. Hace ya mucho tiempo que reclamamos una justicia independiente, independencia impostergable para el combate a la corrupción. El sistema de partidos de la República Dominicana, tiene el compromiso y la obligación de fortalecer y retomar el futuro, tenemos que escuchar el mensaje de don Ricardo Lagos. Su explicación sobre la razón del desencanto. Pero principalmente el de toda la sociedad dominicana, hoy representada por sus ustedes en este recinto de la UASD.
Ese desencanto interno se supera respetando los derechos a la participación de la militancia. Institucionalizándonos que es igual que comenzar a institucionalizar los gobiernos. Dejemos madurar la Constitución de la República, sobre todo no reformarla por fines personales, y es que el presunto derecho humano a reelegirse, que invade al continente, invierte y se constituye en la negación del derecho a elegir de millones de dominicanos.
Conozco y participo en esfuerzos notables en esta dirección. Y sé que podemos. Aceptemos todos se desafío. Somos parte de la sociedad y tenemos la obligación de representarla, actuando en su beneficio, actuamos por el fortalecimiento de nuestras organizaciones políticas.
La lucha contra la impunidad hace urgente la independencia del Poder Judicial. Es cierto que la composición de éstos, está determinada con los procesos electorales. Lo que no se justifica es la coordinación maliciosa de acciones para crear mayorías que al margen de esos procesos, secuestran y lesionan la liberad de legisladores y jueces, creando el descrédito de los Poderes que representan.
Este reconocimiento, lo compartimos con todos cuyos nombres acabamos de recordar, los militantes necesitaban sentirse incluidos, saber que desde algún rincón de esta tierra, alguien les dice, que ha sido difícil, a veces confuso, pero que sus ejemplos valieron la pena. Y siendo quien lo recibe una mujer política, este encuentro puede alentar a ciudadanos y ciudadanas a descubrir que se abre un nuevo proceso para quienes han hecho de la política, ejercida con transparencia, la razón de sus afanes. A nombre de ellos, donde quiera que estén, cielo o tierra, saludamos esta esperanza.
Sé que no he sido golondrina solitaria. Sabemos que esta noche, es de muchos, no se logró en soledad, soy consciente que somos parte de un proceso, que ha contado con la compañía, el esfuerzo, el trabajo en equipo, ideas compartidas, del respeto de muchos compañeros y compañeras, y sobre todo de la convicción democrática de las y los dominicanos. Con todos ellos comparto esta magnífica noche y principalmente con Participación Ciudadana, que nos entrega este reconocimiento. Organización aquilatada, nacional e internacionalmente, por la construcción de una entidad de prestigio en el desarrollo de la democracia dominicana, que supo interpretar las aspiraciones de muestra sociedad. La democracia ha estado en sus manos amorosamente cuidada. Estar aquí esta noche, es redoblar el compromiso con la transparencia y la honestidad, es sobre todo, un honor para nosotros.
Revisando y contando los que creemos en el valor de la honestidad y la lucha contra la corrupción, descubro que no somos pocos, crecemos. La Ley de Partidos Políticos y la aún, esperada y necesaria aprobación, de la del Régimen Electoral, correctamente aplicadas, impulsarán ese crecimiento. Cada día podemos mejorar y debemos seguir creciendo, porque somos más los que creemos que la práctica transparente del sistema democrático y estamos dispuestos remontar el camino.
Unos versos de Cesar Vallejo nos reglan la clave para lograrlo:
Al fin de la batalla y muerto el combatiente
Vino hacia él el hombre y le dijo no te mueras, te amo tanto
Pero el cadáver ¡hay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil clamando:
¡Tanto amor y no poder contra la muerte!
Pero el cadáver ¡hay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
Con un ruego común ¡quédate hermano!
Pero el cadáver ¡hay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon,
les vio el cadáver triste, emocionado;
Incorpórese lentamente,
Abrazo al primer hombre; echose a andar.
Vallejo nos revela que no es una voz, ni quinientas mil voces, sino todas las voces, toda una sociedad, transformando el cambio de nuestras instituciones, trabajando con las manos unidas y caminando en la misma dirección, haciendo juntos el esfuerzo: sociedad, las organizaciones políticas, las de carácter social, las profesionales, los trabajadores y la ciudadanía, que lograremos que la democracia (como en los versos de Vallejo) se incorpore lentamente, abrazará a la primera mujer o el primer hombre y se echara andar.
Entonces tendremos la división de los poderes. La independencia de la justicia. Y será una realidad la lucha contra la corrupción y la impunidad. Y llegará el cambio con el ejercicio de la democracia y el “Reconocimiento a la Honestidad y la lucha contra la Corrupción” será la victoria de todos. El triunfo de la democracia
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10 de diciembre del 2018.