SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En la calle respaldo 20 del Reparto Rosa, hay una mujer que tiene cinco días que no come, ha dejado de ir al trabajo, prácticamente no duerme. La voz le tiembla cuando, entre lágrimas, habla de sus tres hijos.
Su nombre es Katty Carolina Bierd, tiene 30 años, y tres hijos a los que podría perder para siempre si no consigue una visa humanitaria para Estados Unidos y un abogado que, en ese país, defienda su caso.
Su historia empezó hace tres años cuando le firmó a su ex esposo un permiso para llevarse a las dos niñas para el estado de Maryland, en esa nación. El niño ya vivía allá. Hoy, por un caso de abuso infantil descubierto en la escuela, los tres menores corren el riesgo de ser dados en adopción.
“El 20 de este mes estaba chateando en mi computadora y mi niña Ivonne, de 13 años, estaba en el chat y me dice: Mami estoy en un hogar. Tanya (la madrastra) le pegó a Shanti, Shanti llegó llorando a la escuela y nos quitaron y nos mandaron a un hogar”, cuenta Bierd.
El motivo por el cual la madrastra le pegó en la cara a Shanti, de 10 años, fue porque la niña insistió en ponerse unas medias blancas para combinarlas con la venda del pelo blanca que le envió su mamá, en lugar de unas amarillas, como quería la madrastra Tanya.
“La niña me dice que Tanya les pegaba por todo, por cada cosa les cortaba el pelo 'picoteado', si no hacían algo que ella quería. Le pregunté que si su papá sabía eso, y ella me contestó que algunas cosas su papá las sabía, pero que hay otras que no”.
Hoy Ivonne dice que prefiere estar en el hogar o casa de acogida, auspiciado por el Estado, que estar en casa con su padre y su madrastra.
Katty Carolina Bierd había reservado el dinero de su bonificación para pagar el regreso de los niños Santo Domingo en vacaciones. Pero, al enterarse de que están en dos hogares para niños maltratados diferentes, tuvo que destinarlo a sacar un pasaporte y a la expedición de actas de nacimiento y legalización.
“Yo estoy desesperada, ya no sé qué hacer. La trabajadora social se comunicó conmigo, me puso reglas, no puedo chatear con ella, sólo llamar una vez a la semana”.
Como no puede conversar vía Facebook con Ivonne, con Shanti ni con Anfernee, esta madre se entera de su vida por terceros.
“Ella es la mejor madre del mundo”, puso Ivonne en el muro de Facebook de su tía, refiriéndose a su mamá, porque no podía hablarle directamente.
“Necesito una visa humanitaria, para yo poder ir a reclamar mis hijos allá. Porque la trabajadora social me dice que yo tengo que estar presente, si no pagar un abogado internacional para que hable por mí”.
"Iván si tú quieres renunciar como padre, yo no quiero renunciar como madre"
En la casa de Katty Carolina las fotos de sus tres hijos están por todas partes. En la sala, en el pasillo y en la habitación hay una especie de mural con fotos y cartulinas. La cita en la corte es el día 12 de junio. Iván, el papá de los niños, le ha dicho algo que le partió el corazón:
“El papá se comunicó conmigo el sábado, porque yo fui donde la familia de él, y le dije que si no estaban enterados de lo que nos estaba pasando, y no sabía. Él me llamó, yo le dije: Iván díle al juez que mande mis niños para acá, y él me dijo: Lamentablemente, Caro, ni tú ni yo los vamos a tener, yo prefiero renunciar como padre y ellos pueden ir en adopción. Yo le dije, no renuncies Iván, si tú quieres renunciar como padre, yo no quiero renunciar como madre. Mi familia y yo los queremos”.
El Consejo Nacional de la Niñez (Conani) estuvo en casa de Katty Carolina y se llevó fotos y le tomó la declaración.
"Yo les diría a mis niños que los quiero mucho, que yo estoy luchando por tenerlos aquí. Somos pobres, pero podemos darles amor, que es lo que ellos necesitan. Quiero que ellos sepan que estoy luchando aquí para que ellos vuelvan. Estados Unidos es para muchos una tierra de riqueza, pero para mis hijos ha sido una tierra de sufrimiento".
“Mire esas fotos, mírelas, a esos niños se les ve que no son felices. He tocado muchas puertas, muchos me quieren ayudar; otros me dicen que es imposible, pero yo voy a luchar para recuperarlos, porque para una madre nada es imposible”, expresa la mujer, con un profundo sentimiento de desesperación y dolor.