SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El niño “Mateo”, nombre ficticio para proteger su identidad, tiene una discapacidad auditiva grave. No puede oír, solo observa los gráficos y los colores que se proyectan a través del televisor donde a las 9:00 de la mañana se transmite la clase que apenas puede comprender.

Nunca había estado en la escuela, por lo que Mateo, de siete años, cada día se levanta a recibir docencia, bajo la única modalidad que conoce y a la que le ha obligado la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, su caso es especial, ya que todavía no maneja muy bien la lengua de señas, que es el método que utiliza el Ministerio de Educación en los canales para las clases inclusivas.

 

Su madre, “Margarita”, trata de ayudarlo, pero no logra hacerlo como quisiera porque tampoco comprende ese lenguaje, ya que el cierre de escuelas producto del covid también paralizó el curso de lengua de señas que ella tomaba en la Escuela Nacional Para Sordos (ENAPSOR).

“Yo tomé varias clases, pero después con la pandemia paralizaron esas capacitaciones. Ahora se está en proceso de retomar nuevamente esas clases”, comenta.

Califica el proceso de enseñanza en casa como todo un reto, tanto para ella como para el niño.

“Las clases virtuales han sido todo un reto, porque es a través de la televisión y cuando pasaron a lo virtual no tenían interprete de lenguaje de señas, entonces, era ponerlo a él frente a la TV para nada, porque no entendía nada”, afirma ahora un poco más aliviada, luego de que en enero pasado el Ministerio de Educación pusiera en operación los canales de televisión a través de los cuales se transmiten las clases a los niños, niñas y adolescentes con discapacidad física, intelectual, psíquica o múltiple.

Pero ya había pasado casi un año, desde marzo del aún 2020, cuando se dispuso el cambio de docencia presencial a virtual, en el que Margarita debía sentarse con el niño frente al televisor y trataba de, por lo menos, aprendiera los colores.

Condición médica de Mateo

Mateo nació prematuro y con los niveles de bilirrubina muy altos, por lo que fue necesario realizarle una transfusión de sangre, lo que le provocó un problema auditivo grave.

“Su diagnóstico médico es pérdida auditiva grave. Él solo escucha algunos sonidos, pero no distingue por el audio. Intenta leer los labios pero todavía no lo maneja”, expresa Margarita, de 30 años, quien también tiene otro niño de ocho años.

Detalla que cuando Mateo estaba más pequeño empezó a investigar sobre una cirugía quirúrgica que podría devolverle parte de su audición.

No obstante, debido al alto costo del proceso, tuvo que descartar esa posibilidad y acompañar a su hijo en su desarrollo, como pueda.

Ahora, con sus siete años, ya sería muy tarde para esa intervención, pues aparte de que no es cien por ciento seguro de que se obtengan resultados positivos, existe un riesgo para la vida del niño que la madre no está dispuesta a correr.

Entonces, ¿cuál sería la posible solución?

Margarita dice que unos audífonos que ayuden a Mateo a poder escuchar un poco.

Sin embargo, el alto costo de este aparato le imposibilita a esta joven madre poder adquirirlo.

El precio del mismo ronda entre 80 mil y 180 mil pesos, según pudo constatar Acento en el Centro Cristiano de Servicios Médicos (Los Americanos), ubicado en el municipio de Los Alcarrizos.

Por esta razón, Margarita apela a la solidaridad de sus compatriotas para darle un vida digna a Mateo, a quien define como un niño alegre, carismático, cariñoso e inteligente.

Y es que a pesar de la condición de salud de su hijo, ella se siente muy afortunada, ya que en la escuela para sordos a la que asiste su hijo ha conocido niños con peores condiciones médicas.

“Cuando yo fui a su escuela y vi a niños que aparte de sordos, tenían otras discapacidades u otras situaciones especiales, yo dije que soy muy afortunada de que mi niño solo tiene problemas auditivos, y que con lo demás es un niño sano. Y ahí fue cuando yo me di cuenta y dije: debo aceptar la realidad y tal cual él es”, dice con voz entrecortada, pues recuerda cuando Mateo nació y los médicos le explicaron su condición.

Califica ese momento como terrible, y afirma que sintió mucho temor e incertidumbre de lo que le deparaba el futuro.

Sin embargo, explica que con el tiempo fue aceptándolo, y al ver lo extrovertido que es el niño, se llena de esperanza de que algún día pueda tener una vida normal.

“Es un niño que se mueve mucho, que no se acompleja. Es muy carismático. Pelea mucho con su hermano. Él quiere hacer todo lo que hace el grande. Es amoroso. Inteligente, está pendiente a todo, se queda mirándote. Pronuncia pocas palabras, porque intenta leer los labios”, narra.

Dificultades con las clases virtuales

Así como Margarita y su hijo, hay otros miles de padres y estudiantes que cada día deben enfrentar grandes dificultades relacionadas a la enseñanza remota.

Este difícil escenario, provocado por la pandemia del coronavirus, ha sacado del sistema educativo a unos 20 mil estudiantes dominicanos, de acuerdo a datos recientes presentados por la organización Save the Children.

Para la realización del estudio, el organismo internacional recogió datos en 194 países y diferentes regiones, y según reveló, los niños de América Latina y el Caribe, y el sur de Asia, perdieron casi el triple de la educación de los de Europa Occidental.

«Esta debería de ser la principal preocupación del cuerpo docente, porque un niño o niña que abandona la escuela tiene altas probabilidades de ser víctima de trabajo infantil u otras formas de explotación y por tanto de no regresar a las aulas», dijo la directora ejecutiva de Save the Children República Dominicana, Alba Rodríguez.

Canales de Educación Inclusiva

En enero pasado, el Ministerio de Educación presentó los canales de televisión a través de los cuales se transmitirán la docencia a niños con discapacidad física, intelectual, psíquica o múltiple.

De acuerdo a lo referido en ese momento por el Minerd, las clases para los niños y niñas con discapacidad auditiva se transmiten a través del canal 4; para los de primaria de 9:00 de la mañana a 12:00 del mediodía, con repetición de 3:00 a 6:00 de la tarde.

Mientras que por canal 43 es impartida la docencia para los de secundaria en la mañana, y en la tarde en el canal 4.

Asimismo, las clases para los niños y niñas con discapacidad intelectual autismo y otras condiciones se transmiten a través del canal 49 y 65, de 9:00 de la mañana a 12:00 del mediodía y con repetición de 3:00 a 6:00 de la tarde.

El ministro de Educación, Roberto Fulcar, en ese momento explicó que esos medios de difusión son parte de la Política institucional de inclusión para las personas con discapacidad, y que representan una de las metas del Plan Educación para Todos Preservando la Salud, el cual rige para el año escolar 2020-2021, y se orienta en uno de los pilares del modelo educativo Educación para Vivir mejor.