Miami, 22 mar (EFE).- Los estados de Luisiana, Delaware y Ohio ordenaron este domingo a sus residentes que permanezcan en casa, de forma que más de 100 millones de estadounidenses están ya bajo cuarentena para intentar reducir la rápida expansión del coronavirus en el país, que cuenta ya con más de 30.000 casos y centenares de muertos.
Con estos tres nuevos anuncios, son al menos ocho los estados del país que han instado a su población a que eviten salir a la calle para cualquier actividad que no sea "esencial" después de que en los pasados días lo hicieran en California, Nueva York, Illinois, Oregón, Washington, Nueva Jersey y Connecticut.
El primer estado en tomar esta medida fue California, considerada la quinta economía mundial y cuyos 40 millones de habitantes están en cuarentena desde el pasado viernes.
El gobernador de Ohio, Mike DeWine, instó este domingo en conferencia de prensa a que permanezcan en casa los más de 11 millones de residentes del estado.
La orden, que entrarán en vigor en la medianoche del lunes al martes, se suma a la adoptada por el gobernador de Luisiana, Bel Edwards, que ordenó a sus habitantes no salir de casa desde la tarde del lunes hasta al menos el 12 de abril.
"A medida que el número de casos continúa creciendo, estoy ordenando a todos los habitantes de Luisiana que se queden en casa, a menos que sea absolutamente necesario que salgan", indicó el gobernador a los más de 4,5 millones de residentes.
El tercer estado en emitir una orden similar fue el de Delaware, cuyo gobernador, John Carney, firmó una orden de confinamiento desde primera hora del martes hasta el 15 de mayo para los poco menos de un millón de habitantes de la región.
Para combatir esta "amenaza a la salud pública", Carney pidió a los residentes que vayan a trabajar y regresen directamente a casa. "Si no necesita alimentos u otros artículos esenciales, quédese en casa", apuntó.
A estos estados se sumó además la ciudad de Filadelfia, la mayor urbe de Pensilvania, que anunció este domingo una orden de quedarse en casa a sus 1,5 millones de habitantes.
La expansión de la enfermedad preocupa al presidente Donald Trump, que puso a la Guardia Nacional a disposición de los estados de Washington, Nueva York y California.
"Estos estados han sido los más afectados", aseguró el gobernante durante la conferencia de prensa diaria del grupo de trabajo de la Casa Blanca que tiene por objetivo aplanar la curva de contagios y fallecidos.
Efectivos de la Guardia Nacional -una fuerza de reserva que opera en cada estado y que pasa bajo control del presidente en tiempos guerra o crisis- apoyarán a estos estados en la construcción de unidades para albergar enfermos y garantizarán el abastecimiento.
Este domingo, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, pidió asistencia del Gobierno federal, después de informar de que la cifra de contagios en ese estado ascendía a 15.168, mientras que la de fallecidos por el COVID-19 es de 114, lo que ubica a este estado en el primer lugar de víctimas mortales por el coronavirus en el país.
Para ayudar en la atención de los enfermos está previsto que llegue a la costa de la ciudad un barco hospital, el USNS Comfort, que cuenta con unas mil habitaciones, pero lo hará dentro de "unas semanas", pues está en pleno proceso de mejoras.
Trump anunció este domingo además que enviará otro buque, el USNS Mercy, otro barco hospital que está atracado en San Diego y llegará al puerto de Los Ángeles en unos días.
En la misma conferencia de prensa de Trump, el vicepresidente, Mike Pence, informó de que al menos 254.000 estadounidenses ya se hicieron la prueba del coronavirus y que más de 30.000 dieron positivo.
Este número sitúa al país en el tercer puesto en las estadísticas mundiales de contagios, por debajo de China e Italia y tras superar a España.
Pence no informó de la cifra de fallecidos a causa del COVID-19 y, mientras los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que se han registrado 201 muertos, el recuento realizado por diversos medios lleva esa cifra al doble.
Los contagios por coronavirus llegaron al corazón de la política en Washington, el Capitolio, donde este domingo se conoció que había dado positivo el senador Rand Paul, lo que llevó a otros cuatro legisladores republicanos de la Cámara Alta a optar por permanecer en cuarentena voluntaria.
Eso complica las opciones de aprobar medidas para combatir los efectos en las salud y la economía, pues hay menos votos para llegar a los 60 necesarios para sacar adelante el paquete legislativo de estímulo económico para hacer frente al COVID-19.
En este sentido, los senadores no llegaron a un acuerdo este domingo y fracasó la votación para avanzar en el proceso de aprobación de un millonario paquete de ayudas, por lo que las conversaciones deberán continuar para alcanzar un pacto bipartidista. EFE