SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La empresa local que tenía a su cargo el helicóptero accidentado, en que fallecieron el polito y los cuatro ocupantes la pasada semana, es INFESA, propiedad de los señores Eduardo Duluc y Joaquín Ruiz. Es una empresa con experiencia y un largo historial de servicios en la aerotransportación en la República Dominicana y en Haití, y durante la administración del presidente Michael Martelly, de Haití, ganó una licitación y fue la empresa responsable de transportar al presidente haitiano en sus desplazamientos en helicópteros.
El coronel Enmanuerl Soufront, presidente de la Comisión Nacional de Investigación de Accidentes Aéreos, dijo este fin de semana que a la investigación local se sumarán los técnicos y especialistas de investigaciones de accidentes aéreos de Francia, por ser el país de fabricación de la aeronave, y de los Estados Unidos, por el ser el país en donde estaba registrada la aeronave accidentada.
No es la primera vez que un helicóptero de INFESA tiene un accidente. Se recuerda que el 26 de noviembre del 2015, en la comunidad de Las Charcas de Agua, Azua, un helicóptero de INFESA cayó en la zona montañosa cuando venía desde Puerto Príncipe, Haití. Era ocupada por el piloto y dos personas, pero ninguno falleció. El helicóptero accidentado entonces fue un Colibri Stack, matrícula AS350BA.
El coronel Soufront no se ha atrevido a lanzar ninguna hipótesis sobre las causas del accidente, pero ya comenzaron a lanzarse razonamientos sobre las razones de la caída del accidente, que comparan con factores humanos parecidos a los que conllevaron a la muerte del reconocido médico cardiólogo Jorge Bournigal, y en el que también murió el empresario Bruno Vincent. El accidente se produjo el 19 de agosto pasado, cuando Bournigal y Vincent viajaban en una aeronave ultraligera, matrícula N-612ST, y cayeron apenas antes de aterrizar en la pista 19 del Aeropuerto Joaquín Balaguer, de El Higuero.
Unidades del Escuadrón de Rescate de la FARD realizan el operativo de extracción de los fallecidos en el lamentable accidente aéreo ocurrido ayer, donde perdió la vida el Teniente Coronel Piloto (f) Roberto Lanfranco Ureña, FARD. pic.twitter.com/nb0XKm0ZhK
— FuerzaAéreaRD (@FuerzaAereaRD) 23 de noviembre de 2018
El helicóptero de INFESA cayó apenas a 5 millas del Aeropuerto Internacional de La Romana, precisamente unos minutos antes del proyectado aterrizaje.
La aeronave era pilotada por el teniente coronel Roberto Lanfranco Ureña, de la Fuerza Aérea de República Dominicana (FARD), de 38 años. En la aeronave iban los ciudadanos suizos Louis Paul Guitay Et, de 78 años; Emery Jean Pierre, de 70, y Geraldine Moschovis, de 46; así como también al francés Richard Emmanuel Philippe, de 28, quienes residían en La Romana. Planeaban aumentar sus inversiones inmobiliarias en el país y alquilaron los servicios de la empresa INFESA.
Acento conversó con un experto en aeronáutica, y recibió el dato de que el 70 por ciento de los accidentes aéreos se producen por fallas humanas, mientras que el otro 30 por ciento ocurren por fallas mecánicas.
El Nacional de este domingo dice que la caída se produjo por falta de combustible en la aeronave, de acuerdo con una fuente de la investigación.
Según esta versión, “la aeronave salió de Río San Juan, provincia María Trinidad Sánchez, a las 5:48 minutos de la tarde y que su piloto, el teniente coronel de la Fuerza Aérea, Roberto Lanfranco Ureña, de 38 años, tenía combustible para volar una hora y 20 minutos”. Explica que “justamente una hora y 20 minutos fue el tiempo previsto por el piloto Lanfranco Ureña para llegar a La Romana con los cuatro pasajeros”. Pero 5 millas antes de llegar, el helicóptero cayó a tierra.
Lo ocurrido fue un exceso de confianza del piloto de la aeronave, al calcular que podría llegar a su destino en La Romana con el combustible de que disponía. Había hecho un plan de vuelo visual que no resistía tanta actividad. Por eso se trató de una “sobreconfianza” del piloto Lanfranco Ureña.
De acuerdo con los datos disponibles, la aeronave salió a las 2:19 de tarde del aeropuerto Joaquín Balaguer, en la capital con destino a Casa de Campo, La Romana. De ahí voló a las 2:55 de la tarde hacia Río San Juan. Desde donde partió a las 4:02 de la tarde con destino al aeropuerto Arroyo Barril, Samaná, regresando a las 4:40 de la tarde por los turistas. Desde Río San Juan despegó a las 5:48 de la tarde, cuando apenas quedaban 13 minutos de luz solar. Poco tiempo después se perdió todo tipo de comunicación con la aeronave.
La fuente que conversó con Acento dijo que se trató “de un mal cálculo”, pues al hacer el cambio del plan de vuelo, debió recibir la señal de la aeronave de que se encontraba en los low fuel, y es en ese momento que se produjo el cálculo erróneo de que le era posible llagar. Debió calcular el momento en el reloj en que apareció la señal de baja cantidad de combustible”, dijo la fuente.
Explicó que hay una concentración a nivel mundial en toda la aeronáutica en lo que se conoce como el SMS, que es precisamente el cálculo del combustible disponible frente al tiempo de aterrizaje de la aeronave. “Hoy día todos los esfuerzos del mundo de la aeronavegación se concentran en mitigar los accidentes que se producen por este factor humano”, declaró el experto.