BRASIL.-Continúan las declaraciones y análisis sobre el “caso Lula”, mientras el expresidente prepara su defensa para una segunda instancia tras la apelación al fallo del juez Sergio Moro en el juicio que se le siguió por cargos de corrupción y lavado de dinero.
El diario Folha de São Paulo dio espacio para que un experto analizara la sentencia de Sergio Moro que condenó a Lula. Carlos Ari Sundfeld, profesor de directo de FGV y presidente de la Sociedad Brasileña de Derecho Público, escribió lo siguiente:
“El juez Sergio Moro fue técnico en el proceso penal en que condenó al expresidente Luis Ignacio Lula da Silva (…)
“La sentencia salió larga y bien elaborada, como se esperaba, y no dejó mucho espacio para una anulación por fallas sólo formales. (…)
“Para descalificar la acusación de que fuera el dueño del apartamento (el tríplex), Lula puso énfasis en el argumento de que no había ninguna escritura en su nombre.
“Siempre fue un argumento frágil, sólo formal, pero fácil de entender y muy útil para la militancia.
“Pero era previsible que el juez no se impresionara, porque los corruptos siempre ocultan con terceros los bienes que adquieren con sus delitos. Eso, por cierto, es lavado de dinero, otro crimen.”
Lula, sujeto pasivo
El diario Estadão utiliza hoy (viernes) un editorial para describir, en una sola estocada, dos características de Lula que se manifestaron plenamente en la entrevista colectiva −sin preguntas− que el dirigente del Partido de los Trabajadores hizo ayer: la victimización de que es objeto y su desprecio por la justicia.
“Lula da Silva no existe en la esfera pública si no está siendo víctima de alguna injusticia o atacado por la fuerza de una arbitrariedad. Jamás es el sujeto activo de sus propias desgracias, el único responsable de las consecuencias de las malas elecciones que hace. Cuando los hechos contradicen el mito, pues que se reescriban los hechos.”
El desprecio que Lula demuestra tener por el Poder Judicial es tal –dice el diario− que el expresidente no se limitó a criticar el contenido de la sentencia que lo condenó, un derecho legítimo que asiste a cualquier reo. En lo que llamó “entrevista colectiva” −otra mistificación, pues no abrió espacio para preguntas de los periodistas−, Lula fue más allá y cuestionó la propia legitimidad del Poder Judicial para juzgarlo. “Sólo quien tiene el derecho de decretar mi fin es el pueblo brasileño", dijo Lula.
Una salida más deshonrosa
Expertos en derecho escuchados por el Estadão afirmaron que la defensa de Lula podría abrir un nuevo camino para intentar librar al histórico dirigente petista de la condena en la segunda instancia: la petición de prescripción de los delitos.
Para ello, habría que circunscribir los crímenes atribuidos a Lula al período inicial de la acusación, que es el año 2009.
“Como el expresidente tiene más de 70 años, el plazo de prescripción de los seis crímenes, que es de 12 años, cayó a la mitad”, dice Renato de Mello Jorge Silveira, profesor de derecho penal de la USP y director del Instituto de los Abogados De Sao Paulo.
La masa no está para Lula
Estadão visitó ayer São Bernardo do Campo, la cuna política de Lula y su actual residencia, y constató que los trabajadores no están ni ahí para respaldar al líder petista.
“A lo largo del día, no hubo manifestaciones de apoyo ni de repudio al expresidente frente al edificio donde vive, ni en el sindicato que comandó y en el que se proyectó nacionalmente como líder sindical en los años 1970, ni en las puertas de las fábricas”, dice el reportaje.
"Lo que más se está comentando (en la fábrica) hoy (ayer) es la reforma laboral (recién aprobada por el Congreso). El personal está más preocupado por la reforma. Del Lula, no tuvo casi ninguna repercusión ", dijo el mecánico Vlanir Oliveira, que trabaja en Mercedes-Benz