Santo Domingo, República Dominicana (EFE/María Montecelos).-Este miércoles en la tarde, a pocas horas de la llegada del huracán Irma a la República Dominicana, los habitantes de la capital se suplieron de alimentos y otros bienes para hacer frente al fenómeno, pertrechándose de todo lo necesario en caso de registrarse daños, o haya cortes de electricidad y agua.

Aunque hasta el miércoles la capital dominicana estuvo despejada, las previsiones apuntan a que el "extremadamente peligroso" vórtice de Irma pasará cercano a la costa norte de la República Dominicana este jueves.

Irma avanza con vientos máximos sostenidos de 185 millas por hora (295 km/h), con rachas superiores, se desplaza hacia el oeste-noroeste con una velocidad de traslación de 16 millas por hora (26 km/h) y a su paso por las Islas Vírgenes Británicas se han registrado rachas de viento de 110 millas por hora (177 km/h).

Ante lo que parece avecinarse, este miércoles fue un día de mucho trabajo para los empleados de supermercados, ferreterías, colmados y estaciones de venta de combustible, que deben atender a las muchísimas personas que vacían estanterías y quieren acumular la mayor cantidad de galones de derivados del petróleo.

El Gobierno dominicano, declarado en sesión permanente desde el lunes, ha adoptado varios planes de contingencia ante el paso de Irma.

Prácticamente es imposible encontrar linternas, velas, baterías y fósforos en las tiendas de las principales vías de Santo Domingo, muchas de ellas congestionadas a unas horas que no suelen ser de mucho tránsito; y otras desiertas, para fortuna de los operarios que desde ayer podan los árboles para que las ramas no afecten al tendido eléctrico en caso de desprenderse.

Otros artículos de gran demanda son el agua embotellada, refrescos, algunas conservas en lata, arroz, pastas, aperitivos y salsas; los reponedores y las cajeras de los supermercados asentíancon resignación cuando se les preguntaba si estaban agotadas.

"Estamos fajaos", dice unos de los repartidores de un colmado de la zona universitaria de la capital, que desde temprano van de casa en casa repartiendo los muchos pedidos que los dominicanos hacen para estar bien abastecidos cuando llegue la temida Irma.

El encargado confirma a Efe que está siendo una jornada mucho más movida de lo habitual, "sobre todo nos piden baterías, velas y agua, pero yo mañana abriré", dice optimista, como queriendo insinuar que no es necesario llevárselo todo hoy.

También hicieron buen negocio las tiendas de venta de alcohol que, como en cada alerta por huracán, anuncian ofertas y proponen al consumidor que adquiera un "kit de emergencia" para hacer más llevadera la situación, algo a lo que ya contribuyen los memes que circulan por redes sociales, poniendo de manifiesto el sentido del humor dominicano ante estos fenómenos.

No menos ajetreado fue este miércoles en las estaciones de venta de combustible, donde se forman largas filas de vehículos para llenar los depósitos y comprar unos galones extra, por si acaso, o para alimentar los generadores que proporcionarán energía a sus moradores en caso de que lleguen los cortes de luz.

En la mayoría de los edificios, ya sean de oficinas o viviendas, se han colgado carteles con recomendaciones y medidas de precaución que coinciden con las que las autoridades ya han repetido hasta la saciedad; también figuran los teléfonos de los servicios de emergencia.

Si la población se ha preparado a nivel particular, no menos previsoras han sido las autoridades del país, que mantienen 17 de las 32 provincias, entre ellas Santo Domingo, en alerta roja (máxima); otras 12 están en alerta amarilla (intermedia) y las otras tres en verde (mínima).

El Gobierno dominicano, declarado en sesión permanente desde el lunes, ha adoptado varios planes de contingencia ante el paso de Irma.

La docencia fue suspendida en las zonas en alerta roja, instituciones públicas y privadas adelantaron hoy el cierre de sus oficinas en todo el país y muchas tampoco abrirán mañana, y en los complejos hoteleros, la mayoría situados en Punta Cana, Puerto Plata, Samaná y Santo Domingo, se han activado los protocolos de seguridad y prevención.

Una de las mayores preocupaciones son las zonas vulnerables de las provincias en alerta roja, ya que muchas viviendas están situadas junto a ríos, arroyos o cañadas y construidas con madera y zinc, que difícilmente podrán aguantar ante el huracán más poderoso que amenaza al país desde el paso de David en agosto de 1979. EFE