SABANA GRANDE DE BOYA, Monte Plata.- Esa tarde se dirigieron a Sabana Grande de Boyá a hacer una diligencia, normalmente trabajan como chiriperos, de esos que están dispuestos a trabajar en chapeo, siembra, cosechas de frutos, en fin lo que la chiripa le traiga para ganar unos pesos.
Van de regreso al Batey El Cojobal, en la joven noche del jueves 10 de éste septiembre, cada uno en su motocicleta, “en su derecha venían”.
Hacia Sabana Grande de Boyá se dirigía una jeepeta, que se los llevó de encuentro, a unos de ellos lo arrastró como 50 metros, dejándolos del mismo lado en dónde venían, en su derecha, uno de ellos, el que aún permanece con vida lo encontraron a unos metros monte adentro.
En el pavimento quedaron, sólo bajo el cuidado de la noche y la matizada luna, el conductor de la jeepeta continuó camino a Boyá como si no se tratara de seres humanos. No se percató de que el bomper no lo acompañó y quedó en el pavimento como evidencia del Accidentador.
Tiempo después pasó un lugareño en un motor, se detuvo al ver una persona tirada en la carretera, como 600 metros lo separaba de El Cojobal y corrió a buscar ayuda, regresaron varios en motores, escucharon los quejidos del otro accidentado y fueron tras él.
A la escena del accidente llega una camioneta con tres personas. Le hacen señas para que se detenga. Se detienen, le solicitan que por favor le permita llevar a los muchachos al hospital. Explican que no pueden llevarlo que van a una diligencia.
Se desmontan, uno de ellos le dice a otro entre los dientes “sube el bomper a la guagua”. Los lugareños insisten en que los lleven al hospital, al final logran convencerlos.
Al parecer los de la camioneta también llamaron a la policía e informaron del accidente, a la escena también llegó una unidad de la Policía dirigida por el Coronel Estrella, quién más adelante prepara un informe donde dice que los jóvenes iban haciendo carrera. Informe que ha sido cuestionado por la familia.
Al llegar los heridos al Hospital Municipal de Sabana Grande de Boyá, son referidos al Hospital Moscoso Puello en la capital, el que había quedado en el pavimento muere cuando intentan llevarlo a la ambulancia, el otro está actualmente en el Mocoso grave de muerte.
Ramón Toussaint “Tito”, 22 añitos, dominicano de ascendencia haitiana que después de mucho luchar consiguió que el Estado dominicano reconociera su nacionalidad. Con la Sentencia 168-13 murió legalmente por el racismo, este año la ley 169-14 le restaura su nacionalidad, es devuelto a la vida legal, le entregan su documentación y es anotado en el libro del apartheid: “el de la transcripciones de Roberto Rosario”, éste jueves 10 septiembre el racismo le cobra la vida, “El Condenado de la Tierra” muere por el racismo.
Que puede importar para un racista la vida de dos negros colisionados en la carretera, dos haitianos menos, no importan, y el Accidentador regresa al lugar de los hechos a borrar la evidencia que lo pudiera relacionar con el hecho, y todavía en el lugar, los jóvenes desangrándose, muriendo, no ofrece la ayuda necesaria para salvarle la vida. A un racista eso no le importa para él el negro es una sub-persona.
Fernando Pierre Duya, dominicano de ascendencia haitiana, 26 añitos, hoy se debate entre la vida y la muerte en el Moscoso Puello por consecuencias del accidente y del racismo, igual consiguió salir de la muerte legal éste mismo año y hoy se debate con la muerte quien sabe si por no haber sido llevado a tiempo al Hospital y además que el hospital primero que lo recibió, quizás si hubiera tenido las condiciones clínicas de atender casos de traumatismo, a lo mejor quien sabe si estuviera fuera de peligro su vida.
El municipio de Sabana Grande de Boyá perteneciente a la provincia Monte Plata, es tierra de mayoría afrodominicana, para nadie es un secreto que los conglomerados de población de mayoría afro en República Dominicana están olvidados de los presupuestos estatales que pudieran acercarlos a ofrecer servicios sociales como el de salud acorde a lo que la dignidad humana merece.
El Cojobal es un batey del municipio de Sabana Grande de Boya, según varios de sus habitantes deben vivir unas 600 u 800 personas, no tienen acceso a agua potable, todavía la buscan en el río, está compuesto por una población muy pobre establecida allí en los tiempos de “oro” de la producción azucarera, allí cual cementerio enclavaron a cientos de trabajadores/as traídos de Haití en casi condiciones de esclavitud para trabajar en las labores de la caña, le otorgaban un espacio en un barrancón compuesto por dos cuartuchos, con letrina común, sin agua potable, actualmente tiene energía eléctrica. Algunas personas han ido construyendo casitas más dignas.
Un galón para agua, un colchón y una mocha además de espacio en el barrancón era lo que CEA le otorgaba a los braceros/as, en esas condiciones de pobreza crecieron Fernando y Ramón, chicos muy queridos por sus familias y amigos, en medio del dolor de la tragedia no repararon en el hecho de “recoge el bomper…”, después del velorio inician a atar cabos y a señalizar al abogado Ken Willian Reyes –actualmente detenido-, como el dueño de la jeepeta y la persona que dijo “sube el bomper a la guagua” y también llevó a los heridos al hospital. También piensan que pudo haber estado ingiriendo alcohol.
La fiscal que se ha presentado para asistir en el caso, Lic. Martina Caraballo, dice que el abogado Ken Willian Reyes, no puede ser quien chocó a las víctimas porque él estaba con ella en su casa. En cambio el Sr. Reyes ya dice que pasó por el lugar del accidente pero que no fue él. La familia teme porque quede en la impunidad las consecuencias fatídicas de éste accidente.
Son muchas las lecciones que nos podrían dejar este devastador caso, de cómo el racismo se manifiesta de diversas maneras en nuestra sociedad, un país que justamente ahora “intelectuales” naZionalistas logran que el Ministro de Educación retire el libro de Sexto de Primaria porque pregunta si “los dominicanos debemos vivir en hermandad con los haitianos”, así como reafirmar que ”algunos criollos maltratan a los haitianos” y a su descendencia, o, decir que en República Dominicana practicamos xenofobia con los haitianos y su descendencia.
Que la impunidad no sea una opción en República Dominicana.