(RT) REDACCIÓN.- Adam C. Levine, profesor estadounidense adjunto de Medicina de Urgencias en la Brown Medical School, enumera y reflexiona acerca de los mitos más comunes referentes al virus del Ébola, informa The Huffington Post.
Mito 1: el ébola es una enfermedad mortal en todo el mundo
El ébola puede ser mortal, pero no a nivel mundial. De hecho, la tasa de mortalidad del ébola y de su primo hermano, el virus de Marburg, varía dependiendo de las circunstancias.
El primer brote registrado de estas enfermedades, que tuvo lugar en Alemania y Yugoslavia en 1967, presentó una tasa de mortalidad del 23 por ciento. Dichas cifras quedan muy lejos de los porcentajes que han mostrado los brotes producidos en el África subsahariana, de entre el 53 por ciento y el 88 por ciento, 40 años después.
Es decir, la probabilidad de fallecer por este virus cuenta con un componente geográfico importante y el riesgo actual de muerte en los individuos infectados por el ébola o el virus de Marburg en Occidente queda muy lejos de los porcentajes observados en cualquiera de los anteriores brotes.
Mito 2: no existe tratamiento para el ébola.
Lo cierto es que existen varios tratamientos efectivos para el ébola que pueden ayudar a las personas que pasan por las peores fases de la enfermedad e incrementar sus posibilidades de supervivencia.
Entre estos tratamientos se incluye la reanimación mediante fluidos intravenosos, glóbulos rojos, plaquetas, sustancias coagulantes para evitar las hemorragias, antibióticos para tratar las infecciones bacterianas más comunes, oxígeno, etc. Un mejor acceso a los servicios de urgencias y cuidados intensivos ayudaría a salvar a los pacientes de ébola.
Mito 3: el ébola es la enfermedad más contagiosa.
El ébola no es la enfermedad más contagiosa que se conoce. No se transmite por el aire ni por aerosoles. Esto la hace menos contagiosa que otros portadores de enfermedades, como el sarampión, la varicela, la tuberculosis o incluso la gripe. El ébola se contagia sólo por contacto físico, especialmente por los fluidos corporales.
En términos médicos, lo único que se requiere para prevenir el contagio de ébola de paciente a trabajador sanitario es el uso de precauciones de contacto, que incluyen vestimenta adecuada, guantes y lavado de manos frecuente después de cada contacto con el paciente.
Mito 4: hay que administrar medicamentos experimentales al máximo número de africanos posible.
Cualquier ser humano que reciba tratamiento experimental es por definición un experimento, acción no necesariamente negativa. Sin embargo, todas las personas que participan en estudios de investigación médica tienen derecho a recibir la misma protección internacional, condición que no siempre se da.
Tristemente, conocemos los virus de Marburg y el ébola desde hace casi 50 años y se han llevado a cabo muy pocas investigaciones para el tratamiento efectivo o las vacunas. Esto no se debe a falta de interés por parte de médicos y científicos, sino más bien a la escasez de dinero. Las compañías farmacéuticas no suelen estar dispuestas a invertir en investigaciones para prevenir o tratar enfermedades que sólo afectan a gente pobre, ya que obtendrían pocos (o ningún) beneficios.
Mito 5: no se puede hacer nada para ayudar a África… Es demasiado pobre.
La verdadera tragedia del brote de ébola es que la mayoría de africanos no tiene acceso a los medicamentos, instalaciones y profesionales de los que disponemos en Occidente desde hace décadas, y que podrían haber evitado el descontrol de la epidemia. Además, se podrían haber empleado las mismas medidas para reducir la mortalidad causada por otras enfermedades que en la actualidad acaban con mil veces más personas que el ébola.