México, 5 jul (EFE/Eduard Ribas i Admetlla).- Desde que ganó los comicios presidenciales del pasado domingo, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en una auténtica estrella de rock en sus trayectos por las calles mexicanas, perseguido por motos de paparazis y ciudadanos entusiastas que le piden tomarse "selfies" con él.
López Obrador sorprendió el martes al desplazarse hasta el Palacio Nacional, sede del Ejecutivo mexicano, donde se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto, en un vehículo sencillo y sin guardaespaldas.
Desde entonces, media docena de motoristas persiguen su vehículo durante todos los trayectos que realiza, que son retransmitidos en vivo por diversos canales de televisión mexicanos.
Además, el próximo presidente no duda en bajar la ventanilla del automóvil cuando en algún semáforo se le acercan ciudadanos emocionados que piden realizarse fotos con él.
El miércoles por la mañana, tras reunirse con la cúpula empresarial mexicana, el próximo presidente de México se dirigió hacia su casa de campaña en el centro de la capital en un vehículo conducido por su colaborador Alfonso Romo que fue perseguido por siete motocicletas de periodistas.
El conductor de un autobús que circulaba junto al vehículo del virtual presidente electo felicitó a López Obrador por su victoria mientras varios ciudadanos bajaban hasta la calzada para fotografiarse con él.
"La gente está contenta y me dicen que tienen confianza", aseguró López Obrador desde el automóvil al ser interrogado por los periodistas sobre qué le comentan los ciudadanos que se le acercan.
Un vídeo difundido en las redes sociales muestra cómo durante uno de sus trayectos López Obrador dijo "¿Cómo están las nenas?" a un grupo de chicas que lo grababan con sus celulares y que estallaron en gritos de emoción.
Cuando el martes entró al Palacio Nacional a pie, el caos entre la multitud de periodistas y ciudadanos comunes que se le acercaron fue tan grande que incluso López Obrador recibió algún golpe accidental en la cabeza con una cámara fotográfica.
Ante la gente que se le abalanzaba, el izquierdista pidió entre risas que no lo "apapuchen" (abracen), a lo que una señora respondió: "¡Es que está buenote!".
"He sostenido que me cuida la gente y me cuida el pueblo, y el que lucha por la justicia no tiene nada que temer", ha llegado a asegurar López Obrador, quien de momento ha renunciado a llevar guardaespaldas.
También ha pedido a las decenas de periodistas que lo acompañan allá donde va que lo "protejan".
Cada día desde primera hora de la mañana, unos 40 reporteros, fotógrafos y camarógrafos hacen guardia frente la casa de campaña de López Obrador, situada en la colonia Roma Norte de la capital mexicana, uno de los barrios de moda del centro de Ciudad de México, que solo está custodiada por dos guardias de seguridad privada.
Desde allí, el próximo presidente realiza trabajos de oficina y despacha con sus colaboradores más cercanos, que próximamente integrarán el equipo que coordinará la transición de poderes con los funcionarios designados por Peña Nieto.
En tanto, en la puerta aguarda la multitud de periodistas a la espera de cualquier movimiento de López Obrador y varios ciudadanos se acercan hasta la verja de entrada para dejar alguna carta u objeto para el ganador de los comicios.
Es el caso de Margarita Velasco, una anciana de 73 años en silla de ruedas, que ha venido hoy acompañada por su hija menor desde el suroriental estado de Chiapas, uno de los más pobres del país y donde López Obrador despierta mayor esperanza.
Margarita trae una carta en la que pide al próximo presidente que la ayude a recuperar su casa, embargada por las autoridades.
Además, trae una camisa con bordados típicos chiapanecos para López Obrador y un vestido para la próxima primera, Beatriz Gutiérrez Müller.
López Obrador, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ganó la Presidencia de México con alrededor del 53 % de los votos en los comicios del pasado domingo, situándose a 30 puntos del segundo aspirante, Ricardo Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Más de 89 millones de mexicanos estaban llamados a las urnas el 1 de julio para renovar 3.400 cargos, lo que convirtió estas elecciones en las más grandes de la historia del país. EFE