CORDILLERA CENTRAL, República Dominicana.-Cuando los educadores y estudiantes del Liceo Secundario Valentín García pensaban que habían llegado al límite de los problemas, entonces les llegó una advertencia de desalojo de parte de los propietarios de la casita prestada que ocupa el centro escolar en la calle José Altagracia Lebrón número 2 del distrito municipal Las Lagunas.
“Ahora nos están pidiendo la casa, y no sabemos adónde ir”, dice el hombre que tiene el ceño más fruncido en toda la comarca desde el día en que le llegó la notificación del desalojo: Crucito Santos Guzmán, el director.
Esta historia, que está punto de terminar con las pizarras, las sillas, los escritorios y los sueños de toda una comunidad rodando por la calle, empezó hace dos años.
Cuenta Santos Guzmán que el liceo funcionaba en la tanda vespertina de la escuela básica, y que un buen día llegó la información de que alumnos y profesores de bachillerato tenían que abandonar el plantel porque el Gobierno había dispuesto habilitar la tanda extendida en ese centro. Había que desvestir un santo para vestir el otro.
“Tuvimos que salir sin saber adónde ir, y pedimos prestada una casita a la Asociación de Agricultores San Isidro. Nos la prestaron por un año con el compromiso de que la devolviéramos en ese tiempo, pero no hemos podido conseguir otro lugar donde meternos y no tenemos dinero para pagar un alquiler”, dice el director.
“Educación solo está focalizada en la tanda extendida y todo lo otro queda fuera; todos los derechos hoy están concentrados en eso, a lo demás no le pagan nada, ni conserjes, ni guardianes, nada”, se queja amargamente el director
El liceo secundario Valentín García maneja un presupuesto mensual de 75 mil pesos, que tiene que compartir con dos escuelas de la cordillera Central que no tienen código y que, por lo tanto, no existen oficialmente dentro del sistema.
Tiene una matrícula de 90 alumnos –46 hembras y 44 varones– y seis profesores, incluyendo a Alexandra Vicente de León, una maestra de informática que, según el director, trabaja hace varios años sin poder cobrar por sus labores, debido a la falta de un nombramiento.
El pasado viernes 18 de agosto se efectuó una reunión para decidir el destino del liceo. Estuvieron presentes Nelson Piña, encargado del Distrito Educativo 03-02 de Padre Las Casas; el director Crucito Santos Guzmán, acompañado del profesor Diomarys García, y los directivos de la entidad propietaria de la casa (la Asociación de Agricultores San Isidro) Francisco de León, German Vicente, Jesusa Fulcar, Arístides de la Rosa y un hombre a quien todos en el pueblo conocen como Señor Colega.
La decisión final fue aplazar para el próximo 20 de septiembre la fecha del desalojo, que estaba prevista para este mes de agosto. Preocupado por la situación, el encargado del Distrito Educativo se comprometió a gestionar en el Ministerio de Educación (MINERD) los fondos para pagar un alquiler.
Al borde del abismo
El liceo de Las Lagunas hace tiempo camina al borde del abismo. Crucito Santos Guzmán conoce bien esa sensación porque ya estuvo tres años –que le parecieron tres siglos– asignado a la escuela de El Tetero, cuando esta era aún una casucha miserable, agujereada por todos lados, en la que se metía el agua, con el zinc destartalado, las tablas rotas, durmiendo en las peores condiciones y haciendo equilibrio en caminos que cada día de lluvia convierte en una zona de supervivencia.
Cuando el liceo fue trasladado a la casita prestada, Crucito Santos Guzmán y los maestros que lo acompañan salieron a sabanear el mobiliario por toda la región. Consiguieron 45 pupitres en un cementerio de butacas desechadas en Azua y 50 en Baní. De estas, donó una parte al liceo de la sección Las Cañitas, que tampoco tenía sillas suficientes.
También aquí, como en todas las escuelas de la montaña, hubo que dividir en dos el pequeño espacio disponible para poder alojar primero, segundo, tercero y cuarto del bachillerato.
“Educación solo está focalizada en la tanda extendida y todo lo otro queda fuera; todos los derechos hoy están concentrados en eso, a lo demás no le pagan nada, ni conserjes, ni guardianes, nada”, se queja amargamente el director.
Los altos, absurdos, invisibles, inexpugnables e imbatibles muros de la burocracia oficial han hecho que la peregrinación de Crucito Santos Guzmán de una oficina a otra sea un simple salto al abismo. Según él, en tres ocasiones ha solicitado formalmente la construcción de un plantel pero eso, las autoridades, nunca lo han puesto en su agenda.
Un liceo bajo la lluvia
La temporada de exámenes finales del año pasado se desarrolló en el liceo Valentín García bajo una serie de aguaceros terribles. Lluvias que duraron días enteros sin parar y que hicieron que los días se convirtieran en noches y las noches en un pandemónium, obligaron a los maestros a dar los exámenes bajo las aguas de junio.
Para quien quiera venir a verlas, aquí están las imágenes de aquellos momentos de desolación: los muchachos se mojaban afuera y se mojaban adentro, los maestros llegaban con el alma en vilo y las botas llenas de lodo, tiritando de frío al pie de la montaña y escurriéndose las lluvias de encima, mientras el pueblo entero quedaba anegado bajo la furia de las precipitaciones.
“Esta es la situación de la escuela cada vez que llueve”, dice el maestro Nizael Corcino Lebrón. Y llueve cuatro meses corrido en las estribaciones de esta cordillera olvidada.
Un gigante al pie de la montaña
Las Lagunas es un distrito municipal de Padre Las Casas desde el año 2004. Tiene 180 años de existencia y está situado en el bajo vientre de la cordillera Central, al inicio del reino de los pinos, en un lugar donde el viento siempre tiene algo que decir.
Es un mundo vivo que quiere volar y salir adelante, un gigante acuclillado a la orilla de varias lagunas. Según el último censo oficial (2010), cuenta con más de 4 mil habitantes, gente alegre, honrada y trabajadora que siempre mira hacia adelante y que por más lejos que se vaya de su tierra, nunca olvida sus montañas ni el canto de sus manantiales.
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