(Cortesía de Infobae)
Han sido unas semanas extrañas para Boris Johnson. Hace menos de un mes, el ex alcalde de Londres y estrella de la política británica se convirtió en el gran ganador del referéndum nacional que definió la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Pero a poco de haber tocado el cielo con las manos, su imagen se desplomó cuando se echó a perder la posibilidad de su candidatura a primer ministro.
Lo que siguió a su caída en desgracia incluyó críticas de todo tipo por su estilo bufonesco, impetuoso y por su cinismo y oportunismo –antes de convertirse en la cara del Brexit, Johnson estaba por la permanencia del Reino Unido en el bloque–. A su vez, fue fustigado por haberse bajado de la carrera para dirigir el país en medio de la crisis que él mismo había generado junto a los partidarios del Leave.
Pese a todo, ahora parece que Boris está de vuelta en el juego. Este miércoles, en su rol de primera ministra, Theresa May ha confirmado a Johnson como el nuevo canciller británico, en reemplazo de Philip Hammond, que pasará a ser el jefe del Tesoro.
Lo que hasta ahora es seguro es que Johnson es un candidato inusual para el puesto. El ex periodista es conocido por su modo deliberadamente provocativo, su apariencia y su predilección por los comentarios a veces insultantes.
Apenas dos meses atrás, un poema que inventó sobre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, teniendo encuentros sexuales con una cabra ganó el primer lugar en un concurso patrocinado por la revistaSpectator.
"Había un joven en Ankara, que era un masturbador fenomenal", comenzaba el poema cómico. "Hasta que sembró su avena salvaje en una cabra, pero a la que ni siquiera se detuvo a agradecerle", continuaba.
Con respecto a los conflictos en Medio Oriente, Johnson ha desafiado la línea política occidental elogiando al presidente sirio, Bashar al Assad,por luchar contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), ignorando su sangrienta política para con la población civil siria. Asimismo, reconoció la "claridad despiadada" en el apoyo brindado por el presidente ruso, Vladimir Putin, al régimen de Al Assad.
En el pasado, Johnson debió disculparse por referirse a los africanos como "picaninnies" (término peyorativo para referirse a las personas de raza negra) con "sonrisas de sandía". Incluso llegó a sugerir que África estaba mejor administrada por las antiguas potencias coloniales.
El comentarista de Asuntos Exteriores Ian Bremmer dijo en tono de broma que el vínculo entre Estados Unidos y el Reino Unido con Boris Johnson como canciller va a pasar de "relación especial" a "relación con necesidades especiales". Sucede que el ex alcalde ha dicho varias cosas desagradables sobre los líderes políticos estadounidenses.
En una columna de 2007 en el Daily Telegraph, Johnson escribió acerca de la primera apuesta de Hillary Clinton como candidata a presidente y dijo sobre su futuro político: "Ella tienen el cabello teñido de rubio y labios carnosos y una mirada de acero azul, igual que una enfermera sádica en un hospital mental". A continuación, sugirió que los estadounidenses debían votar por Clinton, aunque sólo fuese para llevar a su marido de vuelta a la Casa Blanca.
"Si Bill puede lidiar con Hillary, seguro puede lidiar con cualquier crisis global", escribió en la mencionada columna.
Y si su sexismo no cayó del todo bien, el flamante canciller también fue vituperado por racista cuando recientemente escribió otra columna criticando al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. El estadounidense se había metido en el debate británico, instando a que optaran por quedarse en el bloque.
Esto enfureció a Johnson, quien escribió un artículo de opinión en periódico de derecha Sun pegándole a Obama, por un supuesto menosprecio del mandatario de EEUU respecto de Winston Churchill –aunque Obama había insistido en que el gran respeto que tiene por el difunto primer ministro británico–.
Johnson afirmó que el "presidente mitad-keniata", en referencia a Obama, albergaba una "aversión ancestral por el imperio británico –del que Churchill había sido un defensor ferviente–".
Sus comentarios molestaron al diputado conservador Nicholas Soames, quien es el nieto de Churchill: "Una y otra vez , su juicio es equivocado, y lo demuestra en este artículo con un notable desconocimiento de los hechos, de la verdad y de todo juicio", dijo Soames a la radio LBC, en referencia a Johnson. "No creo que Boris tenga la estatura para ser líder".