Daniel Foote, el recientemente renunciado enviado de EEUU a Haití, dijo que en ese país fronterizo con República Dominicana "las cosas van a empeorar".
“Es casi unánime” la creencia de que el primer ministro, Ariel Henry, forma parte de quienes son culpables de los problemas de la nación y obviamente no consideran “creíble” que pueda empezar a sacarla de la crisis, dijo Foote que testificó este jueves ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Ante cuyos miembros de esa instancia legislativa, demócratas y republicanos, el diplomático de carrera repitió que el mes pasado renunció como enviado especial del Gobierno de Joe Biden en protesta a deportaciones masivas de haitianos desde EEUU y México, algo que aseguró no le fue informado previamente.
Ocupó solamente dos meses ese cargo, del que se fue también porque la Casa Blanca “se equivocó" al respaldar a Ariel Henry, quien “no sobreviviría ni un minuto” como primer ministro a no ser por Washington, cuyas autoridades actuaron -opinó- “con nerviosismo” y creyeron que él podría apaciguar la crisis agravada por el asesinato, el 7 de julio, del presidente Jovenel Moise, quien lo nombró como tal aunque nunca llegó a formalizar su nombramiento.
En Haití se estima que Ariel Henry fue impuesto por el expresidente Michel Martelly, quien supuestamente a través de él prepara su eventual regreso al palacio presidencial.
Como primer ministro, Ariel Henry contó también con el apoyo de Francia y de otros diplomáticos de países occidentales acreditados en Puerto Príncipe, respaldo que en la práctica acabó con los consensos que entonces comenzaban a tejer fuerzas independientes de la sociedad civil haitiana para enrumbar la situación.
“Se bendijo la ‘gangsterización” de Haití”, subrayó a su vez en la audiencia el demócrata Andy Levin que pidió a la Administración de Joe Biden "respetar a los haitianos", apoyar una “transición real” y abandonar su afán por alentar la celebración de elecciones sin consensos previos, lo que hace temer que se termine ofreciendo “un espectáculo sobre el regreso aparente de un gobierno democrático”.
“Nuestra política actual irrespeta al pueblo haitiano, lo que EEUU hace “una y otra vez”, subrayó el demócrata Levin.
Durante su testimonio ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, Foote insistió a su vez en que “nadie" le preguntó sobre las deportaciones, de las que aseguró se enteró “por los noticieros”.
Deportar a los indocumentados y regresarlos a Haití “no es la respuesta en este momento. No estoy diciendo que los inmigrantes que se encuentran en situación ilegal no deban ser deportados, pero en estos momentos es demasiado peligroso hacerlo y tampoco esta política hará que Haití sea más estable, más bien todo va a empeorar”, opinó.
"De hecho las cosas van a empeorar", reiteró Foote en una sesión cargada de exhortos a que Biden revise su enfoque hacia la nación caribeña.
Aumento exponencial de los secuestros en Haití
A la par de la sesión parlamentaria en Washington, en Puerto Príncipe se conoció este mismo jueves que la Unidad de Observación de la Delincuencia del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH) contabilizó 628 secuestros entre enero y septiembre, incluidos 29 extranjeros.
Solo en septiembre se registraron 117 secuestros, un 60% más que en agosto alertó CARDH en su informe, raptos que incluyen el secuestro colectivo de todos los ocupantes de vehículos públicos y privados.
La cifra de 628 secuestros aumentará a medida que otros países faciliten datos sobre sus ciudadanos retenidos, previó CARDH.
Desde mayo pasado la banda armada 400 Marozo comenzó a practicar secuestros colectivos, de vehículos de transporte público, y esta modalidad de rapto ya supone el 5 % de todos los casos notificados, según el informe.
Los secuestros se han vuelto habituales en Haití desde inicios de 2020, se producen de forma indiscriminada y afectan a personas de cualquier índole social, ya que se han convertido en una fuente de financiación de las bandas armadas que controlan numerosas barriadas de Puerto Príncipe y otras zonas del país.
Las pandillas concedieron una breve tregua de dos semanas entre el asesinato del presidente Moise y su entierro, llevado a cabo el día 23, pero después reactivaron su actividad, según un informe adicional efectuado por la oficina de la ONU en Haití y remitido al Consejo de Seguridad el pasado 27 de septiembre.
Los enfrentamientos entre las bandas por el control de territorios causaron el desplazamiento de cerca de 19 mil personas en Puerto Príncipe a comienzos de junio, ocasionaron cortes de carreteras y dificultades en el suministro de bienes hacia algunas regiones del país.
En agosto, las autoridades tuvieron que negociar una nueva tregua con las bandas para permitir el paso de los convoyes humanitarios destinados a atender las zonas afectadas por el devastador terremoto que causó una gran destrucción en el sur del país, donde hay al menos 690 mil damnificados.