SANTO DOMINGO, República Dominicana-. Falta de agua, de electricidad, una deuda de 10 millones de pesos y un cúmulo de más de 12,000 pruebas de diagnóstico de COVID-19 sin procesar fue la sorpresa que encontraron las nuevas autoridades del Laboratorio Nacional Doctor Defilló. Debido a la situación de la institución, las autoridades entrantes decidieron detener el procesamiento y tomas de muestras, hasta tanto se resuelva lo más urgente.

El vocero del Ministerio de Salud Pública, Olivo de León, explicó a Acento que la actual directora del Laboratorio Nacional, Ivonne Imbert dio alerta de las dificultades de la entidad para la toma de citas para pruebas de COVID-19, pues con la ausencia de energía eléctrica, no funcionaban los teléfonos, y consecuentemente, tampoco se podían tomar las citas.

“El agua llega solo dos veces a la semana, en un Laboratorio como ese. Encontraron la falta de espacio físico, espacio físico inadecuado e insuficiente, problemas eléctricos, cada vez que se va la luz se cae el servicio telefónico”, explicó Olivo de León.  “Mientras estuviera sin electricidad (el procesamiento de pruebas) se paralizaba por lo menos”, agregó.

El Laboratorio Nacional, es la principal institución de procesamientos de pruebas PCR para el diagnóstico de los casos de COVID-19. El pasado ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, había estimado que este laboratorio procesaba aproximadamente el 35% de las PCR, mientras los demás laboratorios privados, unos cinco, realizaban el resto. También llegó a confirmar un cúmulo de hasta 2,500 pruebas.

Esta mañana, al dar el boletín número 160, el Ministerio de Salud Pública informó que por “problemas técnicos”, solo se contabilizaron 2,585 pruebas procesadas en los centros privados.

Entre las recomendaciones adelantadas por Imbert para poner en funcionamiento el laboratorio, sugirió que la institución solo se dedique al procesamiento de pruebas y que los otros laboratorios trabajen en la toma. La nueva gestión ha prometido la ampliación de laboratorios para el diagnóstico de la pandemia.

“La toma de prueba no era la más adecuada por eso se producía ese embotellamiento de la gente haciendo fila y además era un centro d propagación porque iba gente que ya estaban contagiadas, se ponían en la fila, uno al lado del otro y no había un sistema automatizado, ni distribución de número de orden”, explicó Olivo de León.

El vocero del Ministerio de Salud agregó que corregir todas estas fallas, incluso físicas de la planta, tomarían unos tres meses. Sin embargo, se trabaja para que en menos de dos semanas, lo más urgente se supere para garantizar el procesamiento de pruebas.

“Me dijo Imbert que se inicia un proceso de automatización, que se compraría nuevos equipos e insumos conjuntamente con la OPS que donará parte de equipos”, donde se iniciarán los procesos para tener un sistema informático automatizado, y evitar la doble digitalización de datos de los pacientes, que es también parte del problema.