Jorge Pérez/Especial para Acento.com.do

Fotografías: Orlando Ramos/Acento.com.do

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La Yagüita de los Jardines del Norte es un laberinto que existe al margen de la modernidad y el desarrollo que le rodean y contrasando con el crecimiento inmobiliario que exhibe la zona de la capital donde está ubicado.

Sus calles, colindantes con los elevados de la avenida John F. Kennedy y las estaciones del Metro de Santo Domingo, encierran las peores formas de hacinamiento e insalubridad, inherentes a la ausencia de políticas públicas del Estado hacia los sectores más vulnerables. Nada que ver con el hasta hace poco cacareado Nueva York Chiquito.

La situación de La Yagüita expone el tradicional comportamiento de los políticos, que en sus discursos se empeñan en conseguir el voto de los más pobres a cualquier precio, y luego sufren una especie de amnesia total que les hace olvidar por completo todo el montón de promesas de campaña.

Tras los muros y las casas de la calle Primera y la Central viven más de 200 familias en situación de pobreza, excluidas de servicios básicos como el suministro de agua potable, la energía eléctrica estable, el acceso a la educación, la seguridad pública, calles asfaltadas y aseo urbano.

Los comunitarios no recuerdan la última vez que fue visto algún funcionario público, un diputado, un regidor o el alcalde para enterarse de las necesidades del barrio y disponer de alguna solución o diligencia para responder a sus electores y conciudadanos

La Yagüita surgió en el año 1965. Su perímetro se define a partir de la avenida Jardines de Fontainebleau al este/noreste, la avenida Los Próceres en sentido oeste/noroeste y la John F. Kennedy al sur.

Los comunitarios no recuerdan la última vez que fue visto algún funcionario público, un diputado, un regidor o el alcalde para enterarse de las necesidades del barrio y disponer de alguna solución o diligencia para responder a sus electores y conciudadanos.

Uno de los problemas que intranquiliza al sector, es el nuevo brote de varicela que se propaga sin control entre un considerable número de niños, niñas y adolescentes, tal como denunciaron en rueda de prensa este miércoles.

El virus se propaga en gran medida por la situación de hacinamiento en la que viven los moradores. Casa vivienda es un pequeño espacio apenas separado de otras viviendas.

El presidente de la junta de vecinos de La Yagüita, Elías Acosta, se queja de las autoridades de Salud Pública. A su juicio, ya los funcionarios debieron de presentarse en el barrio.

Vecinos, como Ramón Hidalgo y Mónica García, recuerdan que ha pasado mucho tiempo desde la última ocasión en que las autoridades de Salud Pública estuvieron el barrio.

“Fue hace dos años —dicen—, se trató de un operativo de fumigación que solicitamos para contrarrestar la propagación del dengue que se incubaba en los charcos de los callejones que conectan nuestras casas”.

También se quejan de la contaminación ambiental. Los habitantes y propietarios de negocios de La Yagüita exigen la intervención del Ministerio de Medio Ambiente en relación a las operaciones de las empresas Quimio Caribe y Cisamar, que —según dicen— se instalaron en la zona pese a que ya era un lugar poblado. Temen que las fábricas puedan despedir alguna emisión contaminante.

En cuanto al servicio de electricidad, los moradores de La Yagüita denunciaron la inestabilidad del servicio y los largos apagones que afectan a hogares y negocios.

Establecimientos como el Colmado Minaya y la carnicería Olga se han visto obligados a adquirir plantas e inversores para cubrir el déficit del suministro electricidad, pese a que pagan mensualmente por un servicio que apenas reciben.

Dijeron que el barrio tiene más de ocho años solicitando que se le declare un circuito de servicio 24 horas, debido a que paga cada mes.

En relación con la educación, denunciaron que los centros comunales y de capacitación permanecen cerrados.

Asimismo, reclamaron que los jóvenes del sector reciban becas en áreas técnicas y de educación superior para poder prepararse para el futuro y romper el círculo de la pobreza de sus familias.