SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Emery Rodríguez es la única mujer abogada penalista en el caso de soborno y lavado de activos más grande que se ha registrado en el país, Odebrecht. Pertenece a la barra de la defensa del principal imputado, el hombre de negocios y amigo de todos los políticos desde hace decenios, Ángel Rondón Rijo.
Desde que empezaron las investigaciones en el año 2017 contra los encartados, se le ha visto copar la atención en las audiencias por su forma de expresar sus convicciones.
El pasado miércoles, por ejemplo, esta mujer no se intimidó ante la los jueces de la Suprema Corte de Justicia, a los que solicitó con energía y voz fuerte que le permitiera presentar sus alegatos en el orden en que la defensa entiende conveniente.
Esto provocó que el presidente de la alta corte, Luis Henry Molina, le recordara que "ese acto puede traer graves consecuencias”. La aguerrida togada respondió que conoce el proceso, pero no permitiría que "el tribunal le impusiera el orden de la presentación de sus argumentos”.
En un país machista, se le ha visto liderar el equipo cuando no está el principal abogado de la barra de la defensa, el doctor José Miguel Minier.
Esta no es la primera ocasión en que la abogada Rodríguez litiga en un caso de alto interés para la opinión pública. Ella trabajó en la defensa de uno de los acusados de estar vinculado al narcotraficante boricua conocido en República Dominicana con el nombre de José David Figueroa Agosto.
La jurista Emery Rodríguez es una mujer de armas a tomar, cuando de defender sus puntos de vista se trata, responde a los periodistas mirando a las cámaras de frente sin titubear. Es firme en sus convicciones e interpretaciones del derecho.
De baja estatura, ojos grandes, delgada contextura y voz agradable, a simple vista se le ve angelical, pero al defender a sus clientes "tiene la falda bien puesta".
De su entrega a cada caso que asume ya ha hecho fama. Más de uno ha comentado en los pasillos de los palacios de justicia que prefiere tenerla de aliada, y no en la parte contraria.