Para los dominicanos la reforma fiscal significa mas impuestos. Y no es mentira. Pero esa reforma tiene dos columnas que la sostienen y son: los ingresos y los gastos. Una va de mano de la otra, aunque pueden separarse en ciertas circunstancias y comenzar con una y después con la otra. A eso le llaman reforma integral.

Desde el mismo 16 de agosto, el gobierno inicio un proceso de reforma presupuestaria eliminando instituciones inservibles, saneando una empleomanía vergonzosa, transparentando un gasto social lleno de injusticia y privilegios y poniéndole fin a los denigrantes sobornos en la compras y contrataciones públicas.

En apenas un mes se han logrado reducciones de gastos superfluos por unos RD$14 mil millones con estas medidas y esos recursos se han reasignado para beneficiar a sectores de alta prioridad, comenzando por la salud, la agricultura, las MiPymes y la asistencia social. Eso se llama mejorar la calidad del gasto, una exigencia que todos los sectores han demandado antes de hablar de mas impuestos.

Miguel Ceara, ministro de economía, Planificación y Desarrollo, trabajó durante meses en la revisión del presupuesto de gastos demostrando que se podía reducir en más de un 1.5% del PIB. Hablamos de unos RD$75 mil millones al año. Y este dinero le daría al gobierno el suficiente oxigeno para comenzar su gestión cumpliendo muchas de sus promesas. Y ese saneamiento apenas se está iniciando.

Por ello decimos que la reforma fiscal integral ya está en marcha, pero trabajando solo en una columna: El gasto. La otra es la de ingresos y a eso se refiere Ceara cuando habla de que no hay condiciones para una reforma fiscal.

Pero no se puede esperar demasiado para que las condiciones no empeoren.

Presidente Luis Abinader

Una vez que la economía comience a crecer con signo positivo, lo que podría suceder a principios del 2021, hay que comenzar a trabajar en la segunda columna: Los Ingresos. Para lograrlo el gobierno tiene que abrir toda la economía en octubre y olvidarnos de más toque de queda.

Muchos países, y especialmente con gobiernos populistas, detestan hablar de reforma fiscal cuando todos los indicadores económicos así lo exigen.

Mientras posponen y pospone la odiosa reforma llegan al punto del colapso y entonces vienen unos tipos extranjeros de otro odiado organismo internacional, y traen la reforma diseñada para que el presidente la firme y la envía al congreso donde se aprobará al vapor con un fusil en la cabeza.

El FMI en los últimos 7 años y en cada evaluación de la economía dominicana dentro del Articulo 4, ha dejado como recomendación una reforma fiscal, que incluya al sector eléctrico. Pero jamás le hicieron caso.

Por eso, mucho antes de la pandemia la economía dominicana venía mostrando signos de agotamiento y una clara tendencia hacia la recesión. Solo entre el 2018 y el 2019 la economía cayó de 7% a un 5%. Y este año iba por el mismo camino.

¿A qué me refiero con los ingresos? Simplemente que el gobierno necesita mas recursos y eso solo se obtienen a través de dos vías: más impuestos y/o  eliminación del gasto fiscal, entiéndase exenciones y exoneraciones a granel que implican pérdidas de ingresos por concesiones a sectores y productos que no merecen tales beneficios.

La evasión es otro gran problema. En el caso del ITBIs, que lo paga el consumidor, el robo es masivo porque muchas empresas usan esas exenciones para falsear su facturación. Otras simplemente, piden pago en efectivo por sus ventas que no reportan al fisco ¿Como resolver este problema? aplicándole ITBIs a todos los productos e iniciando con un 5% solo a los 7 bienes básicos de consumo: arroz, granos, víveres, leche y derivados, carnes y derivados, huevos y pan.

Algunos pensaran que estoy loco pero ese 5% se le puede compensar a los pobres de muchas formas al punto que saldrían más beneficiados. Porque la injusticia de este impuesto que paga el consumidor, está en que la clase media y alta compra muchos mas carne, leche, pan y huevos que los pobres sin pagar un centavo de ITBIs. Eso se llama inequidad.

No voy a extenderme en todo lo que implica una reforma fiscal. Solo diré que muchos sectores que se benefician de las exenciones de impuestos no retribuyen a la sociedad el sacrificio fiscal que eso representa. Se esta haciendo mas rico a los ricos.

También hay que revisar el ISR, donde la evasión es un cáncer y eliminar otros que son una carga innecesaria. Es un trabajo intenso y complejo.

Y aquí viene la parte agria. Con la crisis generada por el coronavirus, en los próximos dos años necesitaremos duplicar los ingresos externos mediante nuevos préstamos y colocación de bonos y sin una reforma fiscal que garantice el pago de los intereses y el capital de esos préstamos, nos sacaran el hígado si es que algún inversionista se anima a confiar en nosotros. Es imposible pagar esas deudas con una presión fiscal que no llega al 14% del PIB, la segunda más baja de toda América Latina. Así de simple.