A propósito de la reunión de Luis Abinader, candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), con la Asociación Dominicana de Rectores Universitarios (ADRU), en la que el espirante presidencial abordó la necesidad de fortalecer la investigación y los vínculos de la educación superior con la producción nacional, es bueno recordar algunos datos sobre el estado de la educación superior en el país.

El tema nos interesa, porque es vital para el desarrollo de las fuerzas productivas, para la inserción de la República Dominicana en la modernidad y en la competencia efectiva por negocios, investigaciones, principalía académica en la región, y muchísimos otros motivos.

De una población de 15 años y más de 7.2 millones de personas, apenas hay 1.5 millones con estudios universitarios. Un dato que habla mal , muy mal, de los estudios universitarios dominicanos. Si hemos realizado un gran esfuerzo como país para estimular la educación pública, cómo es posible que sean tan pocos los estudiantes que llegan a las aulas universitarias.

De los 1.5 millones con estudios universitarios, el 34% está en la región norte, el 25% está en Santo Domingo, el 10 por ciento en el Distrito Nacional, el 10 por ciento en el este y el 9 por ciento en el suroeste.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo concentra 638 mil egresados universitarios, otras universidades laicas no tradicionales 200 mil egresados, UTESA 200 mil, O & M 185 mil, universidades laicas tradicionales 82 mil, universidades católicas 64 mil, la UCE 58 mil, PUCMM 49 mil, UNPHU 36 mil y universidades extranjeras 26 mil egresados.

De los egresados universitarios, por grupos de edades, con 60 años y más el 42 por ciento son mujeres y el 57 por ciento son hombres, pero cuando vemos entre los 15 y los 19 años, no seamos cuenta que el 63 por ciento son mujeres y el 36 por ciento son hombres, lo que quiere decir que la educación superior en la edad más temprana está dominicana por las mujeres. Esos mismos porcentajes se mantienen con las edades entre 20 y 24 años, 25 y 29 años, 30 y 34 años, 35 y 39 años y 40 y 44 años. Es una tendencia firme que tiende a subir en la medida que pasan los años.

La carrera más cursada por los universitarios dominicanos es contabilidad, para un 12 por ciento de los graduados que la han completado, seguida de educación con el 11 por ciento, administración de empresas el 9 por ciento, derecho el 9 por ciento, ingenierías y tecnologías 7 por ciento, mercadeo 7 por ciento, medicina y afines 6 por ciento, educación primaria 6 por ciento, comunicación y publicidad 2 por ciento, ciencias sociales y humanísticas 2 por ciento, agropecuaria 2 por ciento, economía y afines 0.7 por ciento. Las prioridades en la selección de las carreras reflejan la naturaleza de nuestra economía y la escasa prioridad que tienen las carreras económicas y de investigación y desarrollo.

Las mujeres dominan en la medicina, educación, psicología, administración de empresas, contabilidad, mercado, ciencias sociales y humanísticas, derecho y economía y afines. En derecho  los hombres son 49.3 por ciento y las mujeres 50.7, pero en carreras afines a la medicina, los hombres son apenas el 13.2 por ciento y las mujeres el 86.8 por ciento.

Entre las personas que han cursado estudios universitarios, el 25 por ciento desertó, el 36.6 por ciento se mantiene estudiando en la actualidad y el 38.5 por ciento terminó su cerrera. La UASD es la universidad con mayor deserción (48.1%) y la PUCMM es la de menor deserción (12.9%). Informativa es la carrera con mayor deserción (54.7%) y Educación primaria es la carrera de mejor deserción (23.6%).

Entre los grupos socioeconómicos que abandonan la educación superior, el grupo más afectado es el que tiene muy bajos ingresos. En este grupo el 70.9% abandona los estudios, y el grupo que menos abandona es el grupo de ingresos altos, que tiene apenas una tasa de deserción de 22.4%.

Estos datos forman parte de un informe elaborado por la Oficina Nacional de Estadísticas, a cargo del doctor Frank Cáceres Ureña, y que se encuentra en manos del Ministerio de Educación Superior Ciencias y Tecnología, a la espera de que lo puedan utilizar en alguna estrategia para fortalecer los niveles de la educación superior y potenciar las carreras que más influyan en el interés del desarrollo dominicano.