La abogada Florencia Arietto, jefa de seguridad del Club Atlético Independiente, quiere acabar con la violencia en el fútbol argentino.
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El día que nos encontramos con Florencia Arietto habían banderas pidiendo su renuncia en las afueras de su lugar de trabajo y ella llegó escoltada por un policía tras haber recibido -nuevamente- una amenaza de muerte.
Arietto no tiene un trabajo ordinario. Es la primera mujer en Argentina -y posiblemente América Latina- que se encarga de la seguridad de un club de fútbol, en este caso Club Atlético Independiente, uno de los más importantes en el país.
Su objetivo es tratar de acabar con la violencia relacionada con el deporte, un problema endémico en Argentina.
Según la ONG "Salvemos al Fútbol", en los últimos 10 años al menos 66 personas en perdido la vida en incidentes relacionados con el balompié, dentro y fuera de las canchas.
Y cada fin de semana hay un nuevo ejemplo de este problema en las canchas argentinas, con enfrentamientos entre seguidores y la policía, peleas entre el mismo grupo muchas veces con pistolas y cuchillos, y cancelaciones de partidos por intentos de irrumpir en el campo.
Detrás de la violencia las autoridades responsabilizan a las "Barras Bravas", la organización de hinchas o seguidores dirigida por un reducido grupo de personas que controla lo que sucede en las gradas.
Es decir, qué se canta, qué banderas se ponen, a qué jugador se respalda, a cuál se insulta, y quién no tiene acceso (bajo riesgo de amenazas) a la grada a ver el partido.
Incluso las Barras controlan los alrededores de los estadios exigiendo dinero -normalmente sumas que van desde US$10- para que quien vaya a mirar un partido pueda estacionar su vehículo.
Las actividades de los Barras muchas veces cuentan con la anuencia de los propios clubes, a quienes les es útil tener esta suerte de brigada de choque, y a veces tienen contactos con altas esferas políticas del país. Algo que ha sido y es un hecho público y notorio.
Sin embargo, este año (en mayo) Independiente se convirtió en el primer club que de manera creíble inició una campaña para erradicar a los dirigentes de la barra brava del estadio, tras la elección de Javier Cantero como presidente de la directiva.
Cantero sufrió directamente la represalía por los afectados y es este hecho el que permite introducir a Arietto en esta historia.
"Delincuentes"
"Cuando el presidente Cantero anunció que cortaría relaciones con la barra, unas 30 personas irrumpieron en su oficina y lo amenazaron. Se trataba de criminales, gente con antecedentes penales", recuerda Arietto.
"Yo cuando vi eso me puse en contacto con él y me puse a su entera disposición porque me pareció que era el momento de hacer mi aporte", señaló a BBC Mundo.
El encuentro resultó en una oferta laboral para esta abogada de 35 años de edad, con estudios de postgrado en temas de seguridad. Y comenzó como jefa de seguridad en septiembre al arrancar el Torneo Inicial.
"Se que estoy haciendo un trabajo normalmente hecho por hombres, pero a la vez se pone al género femenino en un lugar de toma de decisiones que no son habituales, como pasa con mi presidenta (Cristina Fernández de Kirchner)", aseveró.
"Lo bueno es que al ser mujer nadie puede venir a querer pelearse conmigo", agrega medio en broma y medio en serio.
Su llegada coincidió con la expulsión del club de las personas que habrían amenazado a Cantero. Todas, 28, están denunciadas en la fiscalía y hay una investigación formal abierta por la denuncia.
También se le cortó todo apoyo económico existente a la cúpula de la barra brava, que Arietto afirma que llegaba a los US$35.000 mensuales; una suma enorme para un club que tiene serios problemas financieros.
Tales medidas provocaron que Arietto (y Cantero) hayan sufrido amenazas constantemente. De hecho hay cinco causas abiertas por intimidación y amenazas ante el Ministerio Público de la provincia de Buenos Aires.
"Las amenazas son las típicas, que me van a pasar algo en la calle que será arreglado para que parezca un hecho de inseguridad común", indicó.
"Cuando atacas los negocios ilegales te imaginas que despiertas la furia", añade.
Arietto suele estar acompañada por un policía con escolta. Sobre todo en un día de partido.
Cuando se la entrevistó para esta nota se pudo ver cómo recorre diferentes sectores del estadio, afinando los detalles, buscando saber qué ocurre en las entradas y las gradas, a la vez que hay miles de personas asistiendo al juego.
"No creo que intenten nada contra mí, pero una escolta evita que alguien, por ejemplo, se quiera acercar a increparme verbalmente".
Inclusión
Arietto trabajó extensamente durante su carrera como defensora de menores de sectores desfavorecidos y preside la ONG "Arde la Ciudad" que trabaja para ayudar a jóvenes de sectores marginales. Este conocimiento es crucial para ella en su nuevo rol.
"Los barras usan a los jóvenes para su trabajo sucio. Esos chicos carenciados se referencian en lo primero que hay, sea un barra brava, un narco o un policía", dice.
"Por ello tratamos de incluirlos socialmente y no los metemos en la misma bolsa que quienes lideran la barra. Me niego a estigmatizarlos", agrega.
Por ello, la labor de Arietto no sólo busca expulsar a quienes califica como "los violentos", si no que también trabaja para acercarse como alternativa a los jóvenes de las zonas más pobres como una referencia.
Por ejemplo, a través de los centros de educación primaria y secundaria que tiene el club en donde dichos jóvenes pueden iniciar o terminar sus estudios.
Pese a que Arietto tiene ya un par de meses en el puesto, el reto de la violencia en las gradas permanece en Independiente.
A los pocos días de esta entrevista en su estadio se canceló un partido luego de que el arquero visitante fuese herido en la cabeza por un objeto lanzado desde las tribunas.
Pese a tales dificultades, Arietto dice estar segura de que "vamos por el camino correcto, aunque esto toma tiempo".
"Algunos me subestiman porque creen que soy una pobre mina (mujer), como una generala simbólica rodeada de coroneles que toman las decisiones".
"Yo tengo militancia y convicción. Creo que en Independiente estamos llevando a cabo una revolución", aseveró.