El género opinión nunca ha sido mí preferido, pero hace más de dos años que deseaba escribir sobre este tema, tal vez con la intención de que le sirva de ayuda a alguien.

Sí, hace dos años y medio, justo el momento en que fui víctima de una avalancha de opiniones sobre lo que debía hacer con MI HIJO, salido de mi vientre, donde estuvo durante 39.2 semanas.

En el centro de la avalancha estuvo siempre el tema el principal, la lactancia materna, no como recomendación, no como consejo, no como orientación, sino como una de las más ruin imposición de una sociedad que te hace sentir la peor de las madres del mundo al darle a tu hijo un veneno mortal, cianuro líquido, empacado en potecitos llamado fórmula, que por demás sale muy costoso.

Solo una persona con un carácter de la fortaleza del mío y más allá, puede sobrevivir a los más crueles ataques que puede hacérsele a una mujer con un millón de hormonas revueltas, que recién acaba de jugarse su vida y la de otro ser humano en un quirófano, muchas veces por primera vez en su vida, (A pero eso también la hace ser mala madre, no tener la dicha que tuvo usted, de no pasar por una desagradable cesárea… pero ese es otro tema).

Al final, ser buen padre o buena madre no se mide en líquido, ni en teta, se mide en AMOR, en entrega, esmero, dedicación, educación, orientación, en valores, en responsabilidad, en tiempo de calidad, en criar hijos dignos de ocupar un espacio en esta sociedad cada día más jodida

Y lo peor de esos ataques es que por lo general llegan desde las mismas mujeres que pasaron por tu situación, otras que vivieron situaciones muy distintas, que la biología las trató mejor, o peor aún, otras que aún no han parido, o todavía peor, por esos grupos, dirigidos también por mujeres, que se llaman “pro lactancia” que en muchos momentos sólo se convierten en personas toxicas que arrojan a miles de mujeres a la depresión post parto (gravísima).

Nunca en la vida he tenido la osadía de restar valor a la importancia de la lactancia, no hay nada mejor para un bebé que su madre (en la mayoría de los casos), y todo lo que viene de ella de manera natural y biológica, la Organización Mundial de la salud recomienda la lactancia exclusiva hasta los 6 meses y complementaria hasta los dos años.

Admiro hasta más no poder a todas las mujeres que han resultado exitosas en la ardua tarea de amamantar a sus hijos, que no pueden dormir en meses, que andan con su bebé pegado a su ser, que no tienen tiempo para ser otra cosa que no sea ser madres, las admiro con el alma.

Leandro Mieses y la autora de esta reflexión Carolina Batista.
Leandro Mieses y la autora de esta reflexión Carolina Batista.

Pero no juzgo ni me parece justo que sean juzgadas las que no pasaron con A esa materia tan importante de la vida. Ni siquiera a aquellas que prefirieron no intentarlo sea cual sea su motivo, esa es SU vida, y la de SU hijo. Usted dedíquese a darle a los suyos lo que usted entienda que es lo mejor.

Waoo que duras son ustedes con esas mujeres que muchas veces lo intentan y no lo logran, solo logran sentirse frustradas, malas madres, lloran a escondidas porque creen que están haciendo algo mal.

En mi caso sólo puede amamantar a mi hijo por 4 meses y nunca de manera exclusiva, siempre utilicé la alimentación complementaria, pero ni usted ni nadie tiene derecho a juzgar eso, y la que tenga la osadía de hacerlo la invito a ponerse día a día mis zapatos y así tal vez entienda explicaciones que no estamos obligadas a dar a nadie, como yo JAMÁS juzgaría a una mujer que dedique meses de su vida a su bebé y se olvide de que el mundo sigue girando a su alrededor.

Y el poco tiempo que logré amamantarlo lo logré porque mi hijo contó con un PADRE Leandro Mieses que no fue parte del problema, que no me juzgó, que me entendió y más allá de eso puso todo su empeño en ayudarme a lograrlo, que calmaba los llantos del niño mientras lo intentábamos una y otra vez, y no se detuvo en ese empeño hasta que juntos logramos iniciar la lactancia, una semana después del parto.

La mente es libre de pensar lo que quiera, a veces pecamos sin querer y juzgamos algunas acciones, a veces he pensado ¿de qué sirve amamantar y ser abanderada de causa y que el bebé despierte en la madrugada y el calor que reciba sea el de la abuela o la nana porque usted desea dormir? Pero luego aterrizo y me digo, esa es su vida, ese es su hijo y ella la vive como mejor le parezca.

Y podemos pensarlo, pero NUNCA me verá diciéndole a usted qué es lo mejor para SU hijo, le puedo contar mi experiencia, dar un consejo (Que se dan solo si son pedidos), pero la delgada línea entre lo que yo entiendo es lo mejor y lo que usted crea que es lo mejor no debe ser cruzada jamás.

En esos días difíciles me sentí libre de conversar con personas como @sabrinaggarden que pasaba por situación similar en esos momentos y con la que coincidí en algunos puntos, de esas pocas conversaciones que me salvaron de seguir pensando que darle formula a mi hijo me hacía ser mala madre.

Al final, ser buen padre o buena madre no se mide en líquido, ni en teta, se mide en AMOR, en entrega, esmero, dedicación, educación, orientación, en valores, en responsabilidad, en tiempo de calidad, en criar hijos dignos de ocupar un espacio en esta sociedad cada día más jodida.

Sea feliz y haga feliz a su familia, de amor y eso mismo recibirá de devuelta.