WASHINGTON, EEUU.- Estados Unidos vive días que podrían cambiar el curso de su historia, con un presidente enfermo cuyo estado de salud no se sabe a ciencia cierta cuál es.

Está a punto de ser dado de alta completamente recuperado o, por el contrario, hay lugar a preocupaciones severas. Este caos en la información también enferma y es fruto de lo que el mismo gobernante ha dicho en sus cuentas sociales y lo que luego han declarado sus asesores y médicos, lo que está proyectando la imagen de que se está optando por “la verdad relativa”.

Ya desde que la misma noche del jueves, cuando anunció a través de Twitter que tanto él como la primera dama, Melania, habían contraído la covid-19 se dio a entender que era el día uno, pero ahora parece que todo comenzó el miércoles.

“Esta noche, la primera dama y yo hemos dado positivo en las pruebas de la covid-19. Empezaremos inmediatamente nuestra cuarentena y proceso de recuperación. Saldremos de esta JUNTOS”, dijo en su primer mensaje.

Hasta ese momento, los medios de prensa de EEUU coincidieron en que fue contagiado por una estrecha colaboradora de Trump, Hope Hicks, en contacto directo con el presidente desde el debate con Joe Bidel del martes y que el miércoles viajó con el mandatario a bordo del Air Force One para asistir ese día a un mitin electoral en Minnesota.

Fotografía tomada en marzo de 2018 en la que se registró al presidente de Estados Unidos, Donald Trump (i), junto a su asesora de comunicaciones, Hope Hicks, quienes salieron positivos a pruebas de COVID-19. EFE/Michael

Y desde entonces, la Casa Blanca ha ofrecido un aluvión de mensajes contradictorios y relatos contrapuestos, al que el mismo Trump ha contribuido informando a través de videos que prácticamente está casi curado, aunque tras una aparición de su jefe de gabinete admitió que este domingo y mañana lunes son días clave.

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, optó para decir fuera de cámara algo menos optimista. Se acercó a los periodistas de guardia en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed y ofreció una evaluación mucho más sobria, calificando los signos vitales de Trump como preocupantes y advirtiendo que los próximos dos días serían clave.

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, pidió el anonimato. EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS

Pidiendo expresamente no ser identificado por su nombre, Mark Meadows dijo que “los signos vitales del presidente durante las últimas 24 horas fueron muy preocupantes, y las próximas 48 horas serán críticas en términos de su atención… Todavía no estamos en un camino claro hacia una recuperación completa".

Tal como lo pidió, sus dichos fueron atribuidos a “una persona familiarizada con la salud del presidente”, pero casi a la par se difundió un video donde se le aprecia junto a los reporteros, lo que dejó en evidencia quién era la “fuente anónima que pidió nos ser identificada”.

Otras “personas cercanas a la situación” relataron que Trump se enteró, se enfureció e intervino directamente para contrarrestar la percepción de que estaba más enfermo de lo que había admitido la Casa Blanca y en un nuevo video afirmó: "No me sentía muy bien, pero ahora me encuentro mucho mejor".

En ese video del sábado, Trump admitió que la “verdadera prueba” sobre su estado de salud vendría en los próximos días: “Dentro de unos días supongo que será la verdadera prueba, así que veremos qué pasa en esos próximos días”, dijo Trump mirando a cámara, luciendo un aspecto cansado y usando una chaqueta y camisa de cuello abierto.

En definitiva, existe por lo menos incertidumbre respecto a cómo realmente se encuentra Donald Trump.

PRIMER REPORTE MÉDICO

El primer reporte médico estuvo a cargo del médico personal del gobernante Sean Conley, quien reveló que Trump se encontraba de buen ánimo, pero fatigado y que había sido medicado con un cóctel de anticuerpos de la farmacéutica Regeneron, un tratamiento experimental.

Sean P. Conley, médico del presidente, ofrece una actualización sobre la condición de salud de Trump en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland, EE UU, El 4 de octubre de 2020. El presidente está en Walter Reed para tratamiento tras una prueba positiva para COVID-19 el 2 de octubre. (Estados Unidos) EFE / EPA / MICHAEL REYNOLDS

Poco después de ingresar en Walter Reed, el mandatario colgó un mensaje en Twitter grabado en la Casa Blanca con el que pretendía tranquilizar a los estadounidenses: “Quiero dar las gracias a todo el mundo por el increíble apoyo. Voy al hospital Walter Reed. Creo que voy muy bien, pero vamos a asegurarnos de que las cosas se solucionen. La primera dama va muy bien. Muchas gracias, nunca lo olvidaré”.

Luego, el primer parte médico desde el hospital dijo que Trump evolucionaba “muy bien”, pero su redacción dejó más preguntas que respuestas y, por ello, la Casa Blanca sintió la necesidad de ir un poco más allá y ensayó el “off the record” que no fue tal al ser desenmascarado por la cámara que grabó el encuentro con los reporteros.

En el mismo comunicado de anoche, Conley dijo que el presidente “aún no está fuera de peligro” pero que su equipo se mantenía cautelosamente optimista.

HOY DOMINGO SE DICE QUE PODRÍA SER DADO DE ALTA MAÑANA LUNES

El reporte médico dominical parece buscar que se olvide los mensajes contradictorios de la Casa Blanca del sábado y hasta se afirmó tajantemente “el paciente sigue mejorando".

"Se ha mantenido sin fiebre desde el viernes por la mañana y sus signos vitales están estables”, dijo el mismo doctor Sean Dooley  en el Centro Médico Militar Walter Reed y reveló que le dieron oxígeno dos veces a Trump, el jueves y el viernes, y le han administrado dexametasona.

Si sus síntomas siguen mejorando y se mantiene activo, con una saturación de oxígeno en sangre adecuada y sin fiebre, "podría ser dado de alta mañana", indicó a su vez Brian Garibaldi, del Johns Hopkins School of Medicine, uno de los miembros del equipo médico del hospital militar en el que se encuentra el gobernante.

El Dr. Brian Garibaldi, del Johns Hopkins School of Medicine, se ha unido al equipo que atiende a Trump. EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS.

"Nuestro plan es que esté fuera de la cama todo lo posible para que tenga movilidad y, si sigue sintiéndose bien hoy, nuestro plan es que pueda ser dado de alta  mañana y volver a la Casa Blanca, donde continuará su tratamiento", explicó Garibaldi.

"Está evolucionando muy bien y si continúa así volveremos a la Casa Blanca", añadió a su vez el médico personal del presidente.  Sean Conley confirmó que el mandatario fue conectado a oxígeno suplementario el viernes por la mañana al experimentar una caída de los niveles en sangre, un descenso que se repitió con menor gravedad el sábado por la mañana.

DETALLES DE TRATAMIENTO

Los médicos explicaron que, además de seguir hoy con el tratamiento del antiviral Remdesivir, Trump ha comenzado a recibir el corticoesteroide dexametasona para evitar nuevos episodios de caída de oxígeno en sangre, que en ningún momento, según Conley, bajó del 90 %.

El presidente recibirá hoy una tercera dosis de Remdesivir dentro de un plan de cinco días y el viernes le fue suministrado un cóctel de anticuerpos de la farmacéutica Regeneron.

El médico especialista pulmonar Sean Dooley aseguró que están vigilando las funciones cardíacas, hepáticas y los riñones de Trump y la evaluación muestra "hallazgos normales o mejorados".

Conley detalló la evolución de Trump desde que confirmaron su positivo por SARS-CoV-2 el jueves por la noche, después de que ayer generará confusión al sugerir que el diagnóstico por COVID-19 se hizo el miércoles, algo que luego la Casa Blanca aclaró.

El jueves por la noche y en las primeras horas del viernes el presidente se encontraba bien, solo con síntomas leves, pero cerca del mediodía del viernes el nivel de oxígeno en sangre cayó por debajo del 94 % y la fiebre era alta, por lo que recomendaron suplemento de oxígeno, según Conley.

"Me preocupaba una progresión rápida de la enfermedad", apuntó el médico del presidente, por lo que se tomó la decisión de hacer un seguimiento más a fondo en la planta presidencial del hospital militar Walter Reed, a las afueras de Washington.

El presidente no ha mostrado dificultades respiratorias desde el sábado y no ha tenido fiebre, por lo que los doctores reiteraron su optimismo sobre la evolución de Trump.

Conley también añadió que en los escáneres pulmonares que se le han practicado a Trump solo han visto "hallazgos esperados" y no hay "mayores preocupaciones clínicas" a ese respecto.

EL MIÉRCOLES EN MÍTIN

Ya el sábado, el Dr. Conley habló de “72 horas” desde que el virus le fue detectado al presidente, lo que revela que el miércoles el mandatario ya lo sabía mientras protagonizaba un mitin en Nevada. Además, dijo que las próximas 48 horas eran "críticas", pero que quiso decir "dos días…"

Conscientes de la confusión, el doctor de Trump emitió un comunicado para aclarar que en lo dicho frente a las cámaras se había confundido y que, en lugar de “72 horas” quiso decir “día tres…”; ello, entendiendo que el jueves y el viernes eran los días uno y dos.

La aclaración hizo lo contrario a lo deseado, no aclaró y más bien confirmó que “las respuestas claras sobre el estado de salud del mandatario son de una claridad que quizás luego se afirme que fue similar a la de las aguas de río contaminado”. Aguas turbias también enferman.

MIENTRAS TANTO, LAS ENCUESTAS TRAS EL DEBATE

La ventaja del candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, se amplió a 14 puntos frente al presidente Trump, según una encuesta de intención de voto publicada este domingo y realizada después de su primer debate, el 29 de septiembre, pero antes de que el mandatario anunciara su positivo en COVID-19.

Según el sondeo de NBC News y Wall Street Journal, el 53 % de los votantes apoya a Biden para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, frente al 39 % de Trump.

La ventaja de Biden ha pasado de ser de 8 puntos hace un mes a 14 puntos, con un mayor porcentaje de encuestados que consideran que el demócrata tuvo un mejor desempeño en el debate del pasado martes.

Un 49 % de lo encuestados considera que Biden estuvo mejor en el primer debate presidencial de Cleveland (Ohio), frente al 24 % que indica que quien ganó fue Trump. Un 17 % cree que ninguno impuso su mensaje.

El debate del martes fue bronco y con un gran número de interrupciones. Trump se mofó de Biden por llevar siempre mascarilla y el demócrata lo llegó a llamar "payaso".

No obstante, el 73 % de los encuestados respondió que el debate no cambió el sentido de su voto, con un 19 % que considera que le animó a votar por Biden y un 9 % que se inclinó más por Trump que antes del debate.

La encuesta, con margen de error del 3,46 %, se realizó antes de que el viernes se conociera que Trump había sido contagiado con COVID-19, algo que podría afectar aún más a sus posibilidades de reelección en las elecciones del 3 noviembre, en menos de un mes.

La intención de voto a nivel nacional no es un indicativo perfecto de las posibilidades de victoria de un candidato presidencial en Estados Unidos, ya que cada estado consigna un número de votos electorales con relación a su población.

Según la media de encuestas de RealClearPolitics, Biden aventaja a Trump en todos los estados clave en estas elecciones, aunque en al menos dos estados esa ventaja está está dentro de margen de error habitual.