HAINA, República Dominicana.- De izquierda a derecha, y más allá de donde las olas se enredan con la arena, los desperdicios depositados en la Playa El Gringo, golpean la vista y el olfato de quienes se acercan a la orilla.

Como si se tratase de un basural, la costa se presenta como un horrible recordatorio del descuido en el que se encuentran algunos de los rincones de nuestra isla, en los que el olor a descomposición y la contaminación producida por los desechos, lejos de atraer, provoca la repulsión de los visitantes.

Pese a que en distintas ocasiones El Gringo ha sido objeto de programas de saneamiento auspiciados por diversas empresas e instituciones públicas, la profanación de su imagen continúa siendo un problema que parece no tener solución.