El magistrado Gilmar Mendes, quien anuló recientemente el nombramiento de Lula como ministro del Gobierno brasileño, arremetió hoy contra el modelo de "cleptocracia" instalado en el país desde la llegada del Partido de los Trabajadores (PT) al poder.
En declaraciones a los periodistas en Lisboa, donde participa esta semana en un seminario sobre asuntos constitucionales, el magistrado del Tribunal Supremo censuró "la instalación -en el Ejecutivo- de un sistema de corrupción desde hace 14 ó 15 años", coincidiendo con la ascensión de Lula da Silva como presidente.
"Yo ya hablé de un modelo de gobernación cleptocrática que no fuimos capaces de evitar. Sería deseable que el Tribunal de Cuentas, la policía o la Fiscalía hubiesen interrumpido este panorama de corrupción antes", defendió Mendes.
El magistrado admitió que el sistema político brasileño tiene "vicios" desde antes del ascenso del PT, aunque "un sistema instalado (de corrupción), como por ejemplo con Petrobras, no había".
Mendes se congratuló, no obstante, por el hecho de que las autoridades brasileñas "estén acabando con ese panorama de corrupción", consiguiendo "investigar y castigar a los responsables" de escándalos como el de Lava Jato, entre otros.
Incidió, asimismo, en que hace falta ahora impulsar "una reforma del sistema político", y consideró clave que exista "presión por parte de la opinión pública para superar este modelo" que permitió "prácticas corruptas".
Sobre el negativo impacto que puede suponer estas investigaciones en grandes empresas brasileñas vinculadas a los escándalos como la petrolera Petrobras o la constructora Odebrecht, Mendes recalcó que "este combate no puede ser interrumpido" por intereses económicos.
Mendes se ha erigido en protagonista las últimas semanas de la crisis política que azota Brasil tras su decisión de cancelar el nombramiento de Lula como ministro del Ejecutivo liderado por la presidenta Dilma Rousseff, con lo que le privó del fuero privilegiado asociado al cargo.
Además, ordenó que la causa que investiga a Lula regrese al tribunal de Curitiba dirigido por el juez Sergio Moro, responsable del caso de corrupción en Petrobras.
Preguntado por la polémica decisión de Moro de divulgar públicamente las escuchas telefónicas de una conversación entre Dilma Rousseff y Lula, Mendes se limitó a señalar que el juez "fundamentó su opción" al alegar interés público y que es una materia que deberá ser "examinada por los tribunales superiores".
Interrogado sobre si cree que la Justicia brasileña es partidista, negó ese extremo y recordó que la carrera judicial se realiza por concurso público, por lo que "al contrario que en otros países" es difícil que un partido coloque a sus simpatizantes.
Mendes habló también de la fragilidad del Ejecutivo de Rousseff, y dijo que si el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) anuncia hoy que rompe con el Gobierno, el país vivirá "un agravamiento de la crisis política, de la crisis de gobernabilidad".
El PMBD, el mayor partido de Brasil, está liderado por el vicepresidente Michel Temer, y su dirección nacional tiene convocada para hoy una reunión en la que se espera que tome una decisión.
Gilmar Mendes es uno de los organizadores del cuarto seminario luso-brasileño de Derecho, que se celebra desde hoy y hasta el próximo jueves y que en esta edición se centra en la relación entre la Constitución y la crisis políticas y económicas.
El foro generó controversia en Brasil por la presencia de destacados líderes opositores al Gobierno de Dilma Rousseff, como los senadores Aécio Neves o José Serra.
El propio vicepresidente Temer tenía previsto acudir a la inauguración, aunque acabó por anular su viaje debido a la reunión de la dirección nacional de su partido convocada para hoy. EFE