NEW YORK, Estados Unidos.- El empresario José Carlos Bergantiños, español y con intereses en la República Dominicana, ha sido implicado por las autoridades judiciales de los Estados Unidos en un fraude multimillonario de obras de arte, que tiene como protagonista principal a su ex novia y socia, Glafira Rosales.

Bergantiños ha sido representado en la República Dominicana por el abogado Vinicio Castillo Semán.

El diario The New York Times de este martes trajo la historia de la declaración de Glafira Rosales, socia o ex socia de José Carlos Bergantiños, admitiendo el fraude por más de 80 millones de dólares y la forma inaudita en que fue cometido a través de varias galerías de artes.

El relato es de los periodistas William K. Rashbaum y Patricia Cohen, y aparece en una historia titulada Negociante de obras de arte admite participación en fraude. Falsificaban obras de reconocidos pintores y las presentaban a reconocidas galerías de Nueva York, que las vendían como auténticas.

Glafira Rosales se declaró culpable ante un juez, entre lágrimas, y le corresponde una pena de prisión de hasta 99 años de cárcel. El diario neoyorquino dice que “la tratante de obras de arte de Long Island que se encuentra en el centro de un mecanismo de falsificación por un valor de US$80 millones y que engañó a decenas de expertos y compradores, se declaró culpable el lunes de cargos de fraude electrónico, lavado de dinero y evasión fiscal”.José Carlos Bergantiños

De acuerdo con la historia, la dealer Glafira Rosales es la única persona que ha sido acusada en relación con el fraude mediante el cual hizo pasar pinturas falsas como obras de maestros modernistas. La ex novia de José Carlos Bergantiños está cooperando con los fiscales federales que han dicho que esperan más detenciones.

Bergantiños está identificado en el proceso como “co-conspirador” y podría ser procesado judicialmente. Se le identifica como la persona que descubrió al falsificador chino que podría imitar a los grandes artistas. El New York Times dice de él que fue quien identificó al pintor a Pei Shen Qian, de 73 años: “Fue descubierto en la década de 1980 por el socio y exnovio de Rosales, quien fue nombrado en los documentos del gobierno sólo como co-conspirador "CC-1″, pero que se identifica en otros documentos de la corte como José Carlos Bergantiños Díaz”.

La fascinación de un gran y bien orquestado robo contra el mundo del arte

El New York Times dice que lo que ha fascinado al mundo del arte es que las decenas de pinturas y dibujos que se presentaron con éxito como obras recientemente descubiertas elaboradas por algunos de los más grandes artistas del siglo XX, fueron en realidad producidas por un solo hombre, un inmigrante de China, que pintaba fuera de su casa y en el garaje, en Woodhaven, Queens.

La responsable y ahora culpable única del fraude, Glafira Rosales, “con una oscura chaqueta a rayas y hablando con una voz titubeante, apenas audible, reconoció ante el juez Katherine P. Failla en el Tribunal Federal del Distrito en Manhattan que había promovido pinturas como obras de Mark Rothko, Jackson Pollock y Robert Motherwell que “fueron, de hecho, falsificaciones creadas por un individuo en Queens”.

Explica que los investigadores han dicho que 40 de las falsificaciones se vendieron a través de Knoedler & Company, una respetada galería del alto East Side, que repentinamente cerró en noviembre de 2011, después de haber estado en el negocio por más de 165 años.

Cuenta también que al menos otras 23 falsificaciones se vendieron a través de un segundo distribuidor en Manhattan, Julian Weissman. La líder del grupo delincuencial, Glafira Rosales, ganó US$33,2 millones, mientras que las galerías recibieron más de US$47 millones en total, de acuerdo con un comunicado emitido por el fiscal federal de Manhattan, Preet Bharara.

La increíble historia periodística cuenta que Knoedler, Ann Freedman, su ex presidente, y Weissman están siendo demandados en un tribunal civil por varios clientes que compraron arte proporcionado por Glafira Rosales; “todos ellos han dicho que estaban convencidos de que las obras eran genuinas, aunque han reconocido que Rosales no les proporcionó documentación para establecer la procedencia de las obras”.

Detalles del juicio en la corte de Nueva York y la mención de Bergantiños

Cuenta el diario The New York Times que en el juicio, Glafira Rosales, quien había sido detenida en mayo, se secó los ojos con un pañuelo de papel después de detallar su rol en el fraude y escuchó al juez explicar que ella podría deber hasta US$81 millones en restituciones, y tendría que renunciar a su casa en Sands Point, NY; a su colección de arte y a sus cuentas bancarias.

La socia y ex novia de José Carlos Bergantiños también enfrenta una pena máxima de 99 años de prisión, aunque es probable que sea mucho menos su condena recomendada, bajo las directrices federales de sentencia.

“Los cómplices de Rosales no están nombrados en la acusación. Sin embargo, fuentes cercanas al caso han identificado como el pintor a Pei Shen Qian, de 73 años, un inmigrante chino que llegó a Estados Unidos en 1981 y asistió a clases en la Art Students League de Nueva York. Fue descubierto en la década de 1980 por el socio y exnovio de Rosales, quien fue nombrado en los documentos del gobierno sólo como co-conspirador "CC-1″, pero que se identifica en otros documentos de la corte como José Carlos Bergantiños Díaz”, dice el diario en la historia que publica en la sección de arte del martes 17 de septiembre.

Los fiscales vinculan a Pei Shen Qian y a José Carlos Bergantiños en otros delitos. “Los dos hombres estaban involucrados en el marcado de billetes falsos con firmas falsas, según el comunicado emitido por la oficina de la señora Bharara”. Los fiscales dijeron que CC-1 (José Carlos Bergantiños) había tratado a las obras para dotarlas con “la falsa pátina del tiempo”.

A Qian le pagaron tan sólo unos pocos miles de dólares por cada trabajo, dice el trabajo periodístico.

José Carlos Bergantiños está desaparecido

La historia revela que a partir de 1994, Glafira Rosales tejió una historia sobre estas obras nunca antes vistas, al decirle a Knoedler y Weissman que el propietario de las mismas las había heredado de su padre y que insistió en permanecer en el anonimato.

“Bergantiños Díaz y Qian se cree que están fuera del país. La mayor parte de los beneficios cosechados por Rosales mediante la venta de las falsificaciones fueron canalizados a través de una cuenta bancaria en España controlada por el hermano del señor Bergantiños Díaz, de acuerdo con documentos de la corte”, dice el New York Times.

El diario relata que el abogado de Freedman, Nicholas A. Gravante Jr., dijo: “Se me ha asegurado con la mayor firmeza que nadie está contemplando presentar cargos penales contra Ann Freedman”.