REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Una mujer iraní murió de un ataque al corazón mientras esperaba ser ejecutada en la horca, pero su cuerpo igual fue subido ahí por sus verdugos que permitieron que su suegra se encargara de patear el taburete para que cayera al vacío y la soga se ajustara a su cuello.

Según la versión de los diarios New York Post y de The Times, en base a la traducción de un reporte del organismo de derechos humanos Iran HRM, Zahra Ismaili estaba esperando su turno en la horca el miércoles por matar a su esposo, un alto agente del Ministerio de Inteligencia a quien había acusado de violencia intrafamiliar, siendo sus víctimas ella y sus hijos.

Cayó muerta después de que la obligaran a ver cómo colgaban a 16 hombres delante de ella, relató su abogado, Omid Moradi.

"El corazón de Zahra se detuvo y murió antes de que la llevaran a la horca", según los informes facilitados a Moradi, en los que se dice que la causa oficial de la muerte efectivamente fue un "paro cardíaco".

"Colgaron su cuerpo sin vida, y la madre de la víctima, Fatemeh Asal-Mahi, pateó personalmente el taburete de debajo de sus pies para que cayera al vacío el cadáver de su nuera", relató y detalló que ello ocurrió en la prisión de Rajai Shahr, una cárcel notoriamente dura en Karaj, un suburbio de la capital, Teherán.

El abogado Moradi insistió en que su clienta Ismaili actuó en defensa propia para salvarse a sí misma y a sus hijos cuando mató a su esposo, Alireza Zamani.

La República Islámica ha llevado a cabo muchas ejecuciones en las últimas semanas, pero a 17 personas juntas es un extremo incluso para los estándares de Irán, señaló el periódico del Reino Unido.