SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Según Greg Myer, director de Investigación del hospital de Cincinnati, y autor de un estudio sobre los golpes que puede recibir el cerebro de un jugador durante una temporada de competición, la medicina del deporte siempre se ha enfocado en los traumatismos craneoencefálicos sufridos como consecuencia de un gran golpe y no de varios golpes menores.

"Pero la evidencia indica que el efecto acumulativo de golpes consecutivos, aunque menores, es potencialmente más preocupante que un solo traumatismo", subrayó.

Myer creó el “Q-Collar”, diseñado para presionar levemente la vena yugular y ralentizar la circulación de la sangre, con lo que se incrementa el volumen de sangre en el cerebro durante la competición.

Según explicó, las venas del cerebro se llenan, éste se ajusta a la cavidad del cráneo y se reduce la energía que absorbe durante los golpes recibidos en la cabeza, "como si fuera una bolsa de aire protectora" (airbag).

Golpes al cabecear, durante una caída o choque con un rival

Su estudio fue publicado en línea por el British Journal of Sports Medicine y se enfoca en los efectos de los golpes recibidos por los jugadores de fútbol al cabecear una bola, durante caídas o cuando chocan con un rival.

"En particular el efecto sobre la materia blanca, que es esencial para conectar todos los centros que procesan información y señales y hacen que el cerebro funcione normalmente", agregó Myer.

Para el estudio, el investigador utilizó experimentos realizados durante seis meses con 46 jóvenes jugadoras de equipos femeninos de fútbol, de las cuales 24 utilizaron el Q-Collar.

A todas las estudiantes de secundaria se les tomaron imágenes neurológicas durante tres meses de competencia e igual tiempo de descanso, y para registrar los impactos sufridos en la cabeza se utilizó un acelerómetro, un chip de computadora ubicado detrás de la oreja izquierda.

Las imágenes revelaron cambios significativos en la materia blanca del cerebro de quienes no utilizaron el collar, comparado con las que lo usaron, a pesar de la magnitud de los impactos.

Prohibición a cabecear o máximo hacerlo en los entrenamientos

La Federación de Fútbol de EEUU prohíbe desde hace años que los jugadores menores de 11 años golpeen la pelota con la cabeza y los que tienen 11 y 12 años deben limitar esta práctica en los entrenamientos.

Myer informó que también probó el collar con jugadores de hockey y de fútbol americano, y los resultados mostraron un efecto protector importante.

"Esto puede ser un gran cambio en la forma como estudiamos el cerebro y lo protegemos internamente de los golpes", dijo Myer, quien ampliará su estudio a grupos mayores de deportistas.