La Habana, 24 feb (EFE).- Internet, o más bien la capacidad de los cubanos para acceder a la red, es el último de los escenarios de tensión entre Estados Unidos y Cuba, con el primero empeñado en lograr un acceso más amplio y libre mientras la isla defiende su "impresionante" salto en conectividad.

En medio del retroceso en las relaciones tras la llegada de Donald Trump, EE.UU. anunció la creación de un grupo de trabajo para expandir el acceso "libre y no regulado" a internet y los medios independientes en la isla, integrado por personas de dentro y fuera del Gobierno estadounidense.

La Habana lo equipara a planes anteriores para "subvertir el orden interno" en la isla como el anterior intento de crear una red social para jóvenes llamada Zunzuneo.

Habrá que esperar para conocer la forma en que ese grupo actuará, pero mientras tanto Cuba y su prensa estatal han contraatacado con una intensa campaña sobre los avances de la isla en la arena de la conectividad.

El índice anual de desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) sitúa a Cuba en el puesto 166 de 176 países en cuanto a acceso, y en penúltimo lugar en Latinoamérica, donde solo Haití muestra peores indicadores.

La expansión de internet y el derecho de los cubanos a utilizarlo es un asunto delicado en un país acusado por varias organizaciones de derechos humanos de censurar contenidos e impedir el libre flujo informativo, y donde todos los medios son estatales.

El informe de Amnistía Internacional 2017 sobre Cuba alertaba de "restricciones indebidas" al acceso y libertad de expresión en internet y citaba al menos 41 sitios web críticos bloqueados desde la isla.

El gran salto ocurrió en 2015 con la apertura de zonas wifi en el país, unas áreas que han ido creciendo y hoy superan las 500, a 1 dólar la hora de conexión.

Hasta entonces, solo los extranjeros y profesionales cubanos autorizados -dirigentes, científicos o académicos- podían usar internet.

En 2017 se dio otro paso con el servicio Nauta Hogar para conectarse desde casa, aunque los precios son aún altos para el salario medio cubano de unos 28 dólares mensuales: la modalidad más barata -y lenta- cuesta 15 dólares por 30 horas mensuales.

La infraestructura de fibra óptica para este servicio la proporcionó la china Huawei.

Esta semana se anunció un acuerdo con la compañía luxemburguesa SES Networks para ampliar por satélite la capacidad de conexión en el país, donde ahora internet se recibe fundamentalmente a través de un cable submarino desde Venezuela (ALBA-1).

Además, según un estudio publicado por la empresa DYN, especializada en infraestructura de redes de datos, el monopolio estatal de las comunicaciones Etecsa habría firmado recientemente con la estadounidense C&W Networks como proveedora de tráfico de datos, información que no ha sido confirmada en Cuba.

Sería "la primera vez que una firma estadounidense de telecomunicaciones ha proporcionado tráfico de datos de forma directa a Etecsa", señala el reporte de DYN.

El informe aventura que podría incluso ser la primera vez que una empresa de EE.UU proporciona servicio de internet a Cuba desde que en 1996 se estableció la primera conexión documentada desde la isla a la red de redes mediante un enlace satelital de la compañía estadounidense Sprint.

Pese al embargo que EE.UU. mantiene sobre el país caribeño -sanciones a las que el Gobierno cubano culpa de su retraso tecnológico-, esa operación con C&W Networks es legal.

Dentro del "deshielo" iniciado en 2014, una de las medidas del entonces presidente Barack Obama para relajar el embargo fue permitir las inversiones en nuevas tecnologías, y Trump ha mantenido esa decisión.

"Las medidas ejecutivas de la Administración anterior no han desaparecido con los retrocesos de la nueva Administración, aunque el ambiente es más hostil y es posible que algunas empresas teman acercarse. Pero aún con el embargo se puede hacer más", afirmó a Efe el experto cubano y analista en telecomunicaciones Norges Rodríguez.

Cuando Obama visitó La Habana en 2016, le acompañaron los presidentes de gigantes de internet como Airbnb, entre otros.

En pleno fragor del deshielo, Google ofreció a Cuba "disparar" la capacidad de internet por vía satelital, pero la oferta fue rechazada: los veteranos de la cúpula dirigente recelaron de la oferta por su riesgo de "penetración ideológica".

"La Administración Obama tomó medidas sin precedentes en este tema y el Gobierno cubano no las supo aprovechar", sostuvo el experto.

También cuestionó los datos oficiales de Cuba, según los cuales en 2016 el país tenía más de 4,5 millones de usuarios de internet, lo que significa 403 conectados por cada 1.000 habitantes de la nación caribeña (11,1 millones de habitantes).

"Hay un problema serio con esas cifras", porque, según Rodríguez Cuba contabiliza como acceso a internet las conexiones a la intranet nacional, de contenidos limitados, y el uso del correo electrónico Nauta, también interno.

A su juicio, "es lamentable que mientan con algo tan importante", algo equiparable "a mentir con la cifra de electrificación o la de personas alfabetizadas". EFE