SANTO DOMINGO, República Dominicana (EFE).- La enseñanza de medicina con simulación, una práctica extendida en los países desarrollados, emerge ahora en universidades de la República Dominicana para brindar a los estudiantes la opción de practicar técnicas de diagnóstico y tratamientos sin temor a cometer errores médicos.
Aunque varias universidades locales han puesto en marcha esta técnica, solo una de ellas, el prestigioso Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), cuenta con un laboratorio de simulación con equipos que permiten a sus estudiantes de medicina practicar con maniquíes que, conectados a un computador, reaccionan como humanos.
En el laboratorio, que cuenta con una habitación y un aula integrada, hay un maniquí adulto que hace la función de hombre o mujer, y un bebe, cinco pechos de resucitación cardiopulmonar, un brazo y una mano que permiten identificar señales físicas y patológicas o canalizar sin riesgo a un paciente humano.
También da la oportunidad a los estudiantes de tratar 'pacientes' en estado crítico o con trauma, intubar, así como realizar tacto vaginal y rectal, episiorrafía, punción lumbar, otoscopia, oftalmoscopia y semiología, entre otras.
Intec, fundado hace más de cuatro décadas, contó con la asesoría de universidades extranjeras para poner en marcha su laboratorio de simulación, autorizado por la International Trauma Life Support (ITLS)
Los maniquíes están conectados a computadoras, y ellas estimulan funciones del organismo, lágrimas, coloración de las uñas, ritmo cardíaco, frecuencia cardíaca y sonidos de respiraciones, explicó a Efe el decano del área de Ciencias de la Salud del Intec, Raymundo Jiménez, un pediatra con casi 40 años de ejercicio.
El médico subrayó la importancia de esta práctica, ya que, según indicó, existen procedimientos como la intubación que pueden provocar miedo o ansiedad en los estudiantes de medicina, por lo que ensayar con maniquíes podría darles mayor seguridad a la hora de enfrentar situaciones similares posteriores en un centro de salud real.
En las prácticas con estos muñecos "podemos equivocarnos veinte veces, porque no lo vamos a matar", ironizó Jiménez.
"Así el estudiante se va familiarizando con las características del humano", subrayó el facultativo y catedrático dominicano.
El laboratorio del Intec, disponible para hospitales y centros privados, da la oportunidad a estudiantes y profesores de tener en un solo lugar "un monto de características que estamos buscando al hacer un examen físico, sin la necesidad de estar averiguando en un hospital entero qué paciente tiene un fallo cardíaco o un fallo respiratorio", agregó Jiménez a Efe.
"Todo esto se hace con maniquíes que simulan las funciones del cuerpo humano, y el estudiante puede practicar sin miedo a provocar daños (porque) hace sus exámenes físicos en algo que no sentirá nada", apostilló.
En el laboratorio también intervienen actores que personifican, por ejemplo, el momento del parto de una embarazada, con gritos incluidos, dando así espacio a una metodología nueva de la enseñanza en la que se conjuga la medicina, la tecnología y la actuación, destacó el médico local que, sin embargo, aclaró, que "no nos la inventamos nosotros, viene de países en desarrollo".
Intec, fundado hace más de cuatro décadas, contó con la asesoría de universidades extranjeras para poner en marcha su laboratorio de simulación, autorizado por la International Trauma Life Support (ITLS), una ONG dedicada a la educación en el manejo de situaciones de trauma fuera de los hospitales, y por la American Heart Association (AHA).
La matrícula de estudiantes de medicina de dicha universidad ronda el millar, y solo a partir de la mitad de la carrera, cuya duración es de cinco años, el alumno tiene permiso para adentrarse en el laboratorio.
Claro que, como detalló Jiménez, además de estos ensayos los estudiantes de medicina de Intec, antes de graduarse, deben realizar, como es tradición en esta casa de estudios, la pasantía en una comunidad rural y en las salas de emergencias de los hospitales.
A ello se suma la posibilidad de ser elegidos en el Programa de Intercambio en Medicina Social, un acuerdo firmado recientemente entre Intec y la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
Los resultados del laboratorio no se han hecho esperar y, según Jiménez, los estudiantes que han realizado prácticas allí "tienen habilidades adquiridas mayores que los que no han pasado" por el centro, que las autoridades de la universidad esperan ampliar en los próximos meses, porque la medicina, como la tecnología, "va cambiando de año en año", argumentó.
"Cada año hay avances y hay que estarse renovando", afirmó. EFE