SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Cada día miles de personas cruzan a pie o rodean en vehículo el kilómetro de largo que tiene el Bulevar de la 27 de febrero en la ciudad de Santo Domingo. La obra se desvanece ante la mira indiferente de tantos y tantos, 19 años después de inaugurada.
El reloj descompuesto, las banderas descoloridas, locales cerrados y parte de la estructura destruida. Así luce el paseo. Mejor dicho: así desluce. Y para tantos más, ya “es normal” el deterioro.
El objetivo principal que motivó la creación del lugar fue que la familia dominicana se diera cita allí y participara de las actividades culturales programadas. La idea de que este paseo peatonal fue crear un museo al aire libre para exhibir las obras de arte entre estafetas.
El Bulevar de la 27 efectivamente presentó en sus inicios exhibiciones de importantes esculturas, también se disfrutó de orquestas en vivo, los locales expendían comidas y bebidas.
Sin embargo, desde hace unos años esta construcción dejó de existir para las autoridades. El Gobierno y el ayuntamiento arrojaron a la basura los 68 millones de pesos que se invirtieron en esta construcción.
En el día es nido de pájaro; las aves vuelan de un lado a otro. En la noche, es la boca del lobo; la oscuridad no permite divisar a nadie. Para atravesarlo, primero hay que persignarse para llegar con bien al otro lado y sin pisar ratas y, además, aguantando la respiración…