SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Dr. Omar Perdomo, con un Doctorado en Biología por la Universidad J. W. Goethe de Alemania, una Maestría en Ciencias por la  Universidad de Costa Rica y una Licenciatura en Biología por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), informó a Salud de Acento que la tarea forma parte de una investigación del INTEC y la brasileña Universidad Federal de Pará.

Cuatro analistas de INTEC y otros cuatro de la universidad brasileña recogerán esas muestras de zonas con personas que conviven con la basura sin saber qué son los acueductos, los alcantarillados o un programa mínimo de recolección de depósitos sólidos. Son personas que sobreviven constantemente enfermas en “un ambiente propicio para el desarrollo de montones de bacterias”, remarca Perdomo.

“Lo que queremos, a través de la biología molecular y la informática computacional, es identificar cuáles son las especies de bacterias que forman esa ribosoma resistente a los antibióticos, para (ayudar a que las autoridades dicten) medidas de mitigación, para ofrecer esa información a los Ministerio de Salud, de Medio Ambiente, al Ayuntamiento”, reveló el profesional.

Además de la automedicación, estas personas también han sido víctimas de brigadas médicas, más voluntariosas que rigurosas, que han contribuido al suministro de antibióticos de amplio espectro que hace que se proyecte en las riberas de ambos ríos la existencia de cepas de resistencia con mutaciones.

“Incluso hay personas que pescan en el río Ozama y consumen esos pescados que están llenos de toxinas de alta resistencia”, se planteó Perdomo.

En definitiva, prosiguió el investigador, “en vez de eliminar la carga bacteriana, la hemos hecho más resistente y prácticamente vivimos en una simbiosis de sobrevivencia con esos microorganismos”.

Personas que viven constantemente enfermas

Se trata de un estudio para ayudar a establecer qué antibióticos específicos se deben prescribir a estas personas, "que viven constantemente enfermas", reiteró Perdomo. Es un trabajo con fondos propios (1,8 millones de pesos) del INTEC que busca algún impacto en un lugar donde las personas se bañan en aguas extremadamente contaminadas, un territorio donde gobierna un cúmulo de males tales como leptopirosis, cólera, dengue, chikunguya…

Hace cuatro años, en el Diario Libre se habló de que ahí se había encontrado “bacterias que pueden causar meningitis y amigdalitis como el Streptococus; también Salmonella; Schigella que produce diarreas; Klebdiellsa que provoca infecciones en las vías respiratorias; además de Enterobacter y Pseudonomas”: https://www.diariolibre.com/actualidad/alta-contaminacin-y-bacterias-en-el-cauce-del-ro-ozama-HLDL654021

 Perdomo evidencia frustración y censura

“¿Cómo es posible que enfermedades bacterianas y virales, fáciles de controlar, y no hay siquiera un programa de profilaxis para eliminarlas?”, se preguntó Perdomo, evidenciando junto a sus ganas de comenzar a ayudar alguna dosis también de frustración y censura.

El proyecto está en su etapa inicial y una vez recolectadas las muestras de agua comenzará el trabajo de laboratorio, “para hacer cultivos en agar (agente gelificante para dar solidez a los medios de cultivo) y se va a utilizar como control la bacteria Escherichia coli y estudios de genómica, para no dar diagnósticos falsos o caer en identificación de especies de bacterias que no sean”, explica.

Lo ideal sería adelantarse en el tiempo y traer al presente algo que se vislumbra en el futuro, la inexistencia de las superbacterias: https://acento.com.do/2018/salud/8609571-cientificos-descubren-impedir-las-superbacterias-se-multipliquen/

En el proyecto de Perdomo se lee: “Cada año más de 392,000 personas mueren en Latinoamérica debido a enfermedades relacionadas con resistencia a antibióticos. La resistencia a antibióticos pasó de ser un problema científico a ser un problema político y económico para los países”.

“En el plano político se han firmado diversos acuerdos entre los países para favorecer la creación de políticas públicas relacionadas con la reducción y control del uso del antibiótico, así como se han generado debates dentro de la ONU sobre los costos sociales y económicos relacionados con la resistencia a antibióticos (UN General Assembly, 2016, 2017)”

“En el plano económico –se añade- las enfermedades relacionadas con resistencia a antibióticos incrementan los costos médicos y de salud, debido al aumento de las estancias hospitalarias y la mortalidad. Además, contribuyen a la pérdida de productividad de las empresas y las naciones. Si bien las informaciones relacionadas con los costos de la resistencia son escasos en muchos países, informes del Banco Mundial estiman que para el 2030 el gasto mundial en enfermedades relacionadas con la resistencia a antibióticos será de aproximadamente 3,8 trillones de dólares anualmente (OMS, 2001 y 2017; World Bank Group, 2017)”.

Comenzar por la basura

La vergonzosa imagen de las aguas y la costa de Santo Domingo tomadas por la basura hace pocas semanas dio la vuelta al mundo, y eso pudo haber servido para generar conciencia y emprender acciones para reducir el uso de envases y bolsas de plástico, pero…

Pero los plásticos son solo parte de un "problema mayor" en una localidad como el Gran Santo Domingo (GSD), cuyas poblaciones generan más del 45 % de los residuos sólidos del país: 2.400 toneladas diarias.

Para tener una recolección y transporte adecuado de la basura y un manejo ambientalmente sustentable en su destino final para los 11 municipios del GSD son necesarios no más de 200 millones de dólares. Para obtenerlos, las autoridades han tocado las puertas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia Japonesa de Cooperación y quizás también del Gobierno de China.

Actuar en este sentido es más que necesario por el impacto que tiene sobre la salud de la población, y porque es básico recuperar los ríos y el frente marino de la capital dominicana, que constituyen recursos naturales valiosísimos para preservar la calidad de vida en todo el país.