REDACCIÓN.-Un reportaje de The New York Times, fechado en Nassau, Bahamas, expone con crudeza cómo el endurecimiento de las leyes y reglamentos de migración de este país antillano ha afectado a los migrantes haitianos que han intentado buscar mejor vida en el próspero archipiélago autónomo de la mancomunidad británica.
"Kenson Timothée caminaba por la calle cuando un oficial uniformado le hizo una pregunta que pone en pánico a los bahameses de ascendencia haitiana como él en estos días: “¿Tienes un pasaporte?”, narra el reportaje
Explica que el señor Timothée, quien nació en las Bahamas hijo de inmigrantes haitianos ilegales, terminó encarcelado en el centro de detención para inmigrantes durante seis semanas. Él es uno de los cientos de personas barridas por una nueva política de inmigración, ferozmente debatida en las Bahamas, que requiere que todo el mundo tenga un pasaporte; una decisión que los grupos de derechos humanos dicen que injustamente se dirige a las personas de ascendencia haitiana.
Timothée tenía pruebas de que él nació en las Bahamas, pero porque tuvo problemas para obtener el certificado de nacimiento de su padre ausente, su solicitud de ciudadanía de las Bahamas nunca fue completada.
“Les mostré que había solicitado la ciudadanía, pero me dijeron que no eso era suficiente; para ellos, no eres de bahamense, eres haitiano, y tienes que ser deportado”, dijo Timothée. “Yo no sé nada de Haití”.
"El jueves pasado, el gobierno de las Bahamas anunció que la nueva política sería dar un paso más: Para el próximo otoño, se pedirá a las escuelas que se aseguren de que cada niño tenga un permiso de estudiante. Serán necesarios un permiso anual de US$125 y un pasaporte con un sello de residencia, incluso si son niños nacidos en las Bahamas que no poseen la nacionalidad de las Bahamas", subraya The New York Times.
Resalta que la dura nueva política hace eco de posturas similares en la región, donde las nuevas políticas de ciudadanía y las medidas contra la inmigración han afectado mayoritariamente a los que huyen del país más pobre del hemisferio y que constituyen el grupo más propenso a migrar ilegalmente en gran número. El máximo tribunal de la República Dominicana dictaminó en 2013 que los hijos de inmigrantes ilegales, incluso los nacidos en el país, no tenían derecho a la ciudadanía.
Frente a la reacción internacional, al gobierno dominicano se le ocurrió un plan para evitar que decenas de miles de personas se convirtieran en apátridas, pero meses más tarde, pocas personas se habían logrado completar el proceso. Con pocos éxitos que mostrar, en octubre de 2014, el gobierno dominicano extendió el período de solicitud por otros tres meses.
En las islas Turcas y Caicos, un alto funcionario de inmigración prometió a principios de 2013 perseguir y capturar a los haitianos que están de manera ilegal en el país, con la promesa de hacerles la vida “insoportable”. El país ya había cambiado sus políticas de inmigración en 2012, haciendo más difícil obtener la residencia a los niños hijos de inmigrantes… El año pasado, Islas Turcas y Caicos, dijo que desplegará aviones no tripulados para detener la migración haitiana.
En Brasil, los políticos consideraron cerrar un tramo de la frontera con Perú el año pasado para detener la ola de los haitianos, y el mes pasado, Canadá anunció que reanudaría la deportación de haitianos.
Aquí, en las Bahamas, la detención de Timothée coincidió con la intensificación de las redadas de inmigración en barriadas predominantemente de haitianos, donde las personas que carecían de pasaportes o permisos de trabajo fueron detenidos. Cuando los inmigrantes ilegales huyeron de los oficiales, los agentes derribaron las puertas y se llevaron a sus hijos, y las fotos de los niños pequeños que se llevaron se circularon ampliamente en los medios de comunicación social.
Desde que la política entró en vigor el 1 de noviembre, niños nacidos en las Bahamas han sido deportados con sus padres, y otros con nombres que “suenan haitiano” han sido retirados de las aulas escolares, dijeron observadores de los derechos humanos. El Gobierno reconoce que incluso ciudadanos de las Bahamas con apellidos franceses son arrestados con frecuencia por error. Sólo en septiembre, fueron deportados 241 haitianos, según cifras del Gobierno.
Aunque el 85% de los bahameses apoya la nueva política según una encuesta, se ha desatado una ola de condena internacional. Un legislador de la Florida llamó a un boicot del turismo de las Bahamas y organizó una protesta en el consulado del país en Miami. Citando algunos de los casos más alarmantes, entre ellos el de una mujer haitiana embarazada que dio a luz en un piso del centro de detención de inmigrantes ayudada sólo por otros detenidos, varios grupos internacionales han pedido la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los funcionarios de inmigración en las Bahamas dicen que sus políticas no se dirigen a ningún grupo en particular, sino que proporcionan un mejor sentido de quién está viviendo en su país, y podría disuadir a miles de inmigrantes haitianos a lanzarse a alta mar cada año en embarcaciones que con frecuencia se hunden.
“Hemos tenido situaciones en las que 100 personas aparecían cada día, y eso es insostenible”, dijo Frederick A. Mitchell, el ministro de Relaciones Exteriores de las Bahamas. “Esa situación estaba fuera de control”.
Annette M. Martínez Orabona, directora del Instituto Caribeño para los Derechos Humanos dijo que recientemente visitó las Bahamas para investigar la nueva política, argumentando que encaja en un contexto amplio de represión de la inmigración en la región.
“Todo está guiado por las prácticas discriminatorias hacia las personas de origen haitiano”, dijo.
Niños como la hija de cinco años de edad de Timothée están en una situación jurídica particularmente precaria, dijo. Si la nacionalidad se transmite por la sangre y el señor Timothée no tiene la ciudadanía, ¿qué pasaporte conseguiría su hija?
“La tercera generación está en un agujero negro”, dijo Martínez.
En Bahamas, la Constitución dice que las personas nacidas allí de padres que no eran ciudadanos tienen el derecho de solicitar la ciudadanía entre sus cumpleaños 18 y 19. En un país donde uno de cada 10 bahameses es de ascendencia haitiana, muchas personas nunca la solicitan y otros se enfrentan a años de demoras administrativas, dejando a un número incalculable de personas sin documentación en el país.
Las nuevas políticas los obligan a solicitar un pasaporte del país de origen de sus padres. Los estadounidenses que tienen niños en las Bahamas reciben regularmente pasaportes de Estados Unidos para ellos, y esto no es nada diferente, dijo Mitchell.
“No hay nada malo en ser haitiano”, dijo Mitchell.
Pero las personas afectadas por la nueva política dudan de poder obtener la ciudadanía de Haití, un país que la mayoría de ellos nunca han visitado.
“Es un truco”, dijo Fred R. Smith, abogado de derechos civiles en las Bahamas que se ha vuelto el mayor crítico de la política. “Una vez que solicita un pasaporte haitiano, ya eres un ciudadano de otro país, y ya no cabes en una categoría por la cual las Bahamas tiene la obligación de darte la ciudadanía. Ya usted no es apátrida”.
Dijo que el gobierno, de manera rutinaria, invade un área determinada, aprehende unos cientos de personas, y “saca” a cualquiera que no pueda presentar papeles en ese momento. La mayoría de los detenidos son liberados cuando sus familiares o empleadores vienen al centro de detención con su papeleo.
Algunas personas han sido deportadas a pesar de haber nacido en las Bahamas. La gente como Timothée, cuyo estatus de ciudadanía está pendiente termina en el limbo. Otros, como Rose St. Fleur, han sido enviados a casa con una amonestación para realizar sus trámites.
La señorita St. Fleur, una ciudadana de Bahamas de 29 años de edad, dijo que había sido “recogida” en dos ocasiones desde octubre. Ella tenía 32 semanas de embarazo cuando los vecinos vieron cómo agentes la arrastraron por la calle hasta un autobús.
“Cuando me preguntaron mi nombre y yo les dije, dijeron, ‘Ese es un apellido extranjero’”, dijo St. Fleur. “Yo les dije: ‘Sí, pero yo soy ciudadana de Bahamas’”. Y ellos le respondieron: “Usted de todas maneras tiene que venir con nosotros”.
Muchas personas no han podido obtener los documentos porque el papeleo necesario, incluyendo copias certificadas de actas de nacimiento de ambos padres, es difícil de conseguir. El gobierno de Haití, paralizado por las luchas políticas internas y una recuperación vacilante desde el terremoto de hace cinco años, no ha sido capaz de ofrecer con rapidez los registros para los cientos de miles de personas en la República Dominicana y las Bahamas que se encuentran de repente en la necesidad de certificados de nacimiento con décadas de antigüedad…
Debido a los retrasos en la obtención de pasaportes haitianos, miles de bahamenses están ahora en riesgo de no tener ninguna nacionalidad.
“Una persona que puede tener algún retraso en conseguir papeles no es apátrida”, dijo Dwight L. Beneby, director asistente de inmigración de las Bahamas. “No es que estemos tratando de deshacernos de las personas o tratando de salirnos de tener que darles la ciudadanía. Si usted está aquí, debemos saber quién es usted”.
Francois Guillaume II, que fue ministro de los haitianos que vivían en el extranjero cuando se anunció la nueva política, dijo que esta entró sin avisar.
“Es preocupante cuando tenemos casos de personas que nunca han vivido en Haití y se envían a un país que es completamente ajeno a ellos”, dijo Guillaume, que perdió su cargo en un reciente cambio ministerial. “Debe ser traumatizante para ellos”.
La mayoría de los deportados nacidos bahamanses eran niños, pero uno tenía 18 años, y no estaba claro por qué no se le dio la oportunidad de solicitar la residencia legal, dijo.
“Yo no creo que haya un sentimiento antihaitiano en la región; creo que hay países que experimentan presión social y están tratando de buscar soluciones”, dijo Guillaume. “Algunas soluciones son duras. A veces, tienen una motivación política. No obstante, esperamos que las soluciones respeten las normas internacionales”.