SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El presidente de Haití, Jovenel Moïse, y su antecesor, el músico konpa Michel Martelly, más conocido con el nombre artístico de Sweet Micky, tienen planes de mantener lo que ya han hecho: alternarse en la Presidencia del país.

Así lo manifestó Edwidge Danticat, valorada como la más famosa escritora haitiana en EEUU, en un artículo publicado por The New Yorker.

Edwidge Danticat

Gobernante y antecesor –recuerda Danticat- “llegaron al poder en elecciones impugnadas y ambos han sido vinculados, según un informe del Senado de Haití de 2017, al despilfarro y malversación de fondos del programa de compraventa de petróleo de Venezuela, Petrocaribe”, el plan solidario de vender a la región en condiciones auspiciosas 100 mil de los 6 millones de barriles diarios que Hugo Chávez previó producir y que poco a poco se desnaturalizó al punto de convertirse en parte del andamio delictivo disfrazado.

Bajo el título  “Los haitianos están en un punto muerto sobre el futuro del país”, Danticat relata que el pasado día 14 la historia registró dos reuniones: Una tuvo lugar en Port-au-Prince (Puerto Príncipe), la capital de Haití, “cuando miles marcharon contra la dcitadura de Jovenel Moïse, elegido en 2016 después de un proceso electoral muy disputado”.

Danticat recuerda que la oposición a Moïse, un empresario surgido de la élite haitiana, la conforma “una amplia coalición de personas” que incluye a abogados y jueces, a personajes de la diáspora haitiana, entre ellos algunos que se han convertido en legisladores demócratas de EEUU y otros activistas de derechos humanos, todos coincidentes en que el mandato de cinco años de Moïse terminó el 7 de febrero pasado.

El texto de Danticat no olvida reseñar que “otros, incluida la Administración del presidente Joe Biden y las Naciones Unidas, apoyan la tesis de Moïse de que su mandato se extiende hasta febrero de 2022″.

La otra reunión a la que alude Danticat hace referencia a las fiestas de carnaval organizadas por el gobierno.

En la primera reunión se observó a manifestaciones portando copias de la constitución de 1987 y afiches con el rostro del juez de la Corte Suprema de 72 años Joseph Mécène Jean-Louis, a quien la oposición ha nombrado presidente interino de un gobierno de transición.

En respuesta, Moïse despidió (jubiló) y reemplazó a Jean-Louis y otros dos jueces de la Corte Suprema, incluido Yvickel Dieujuste Dabrezil, acusados de planificar un golpe de Estado que incluía un intento de asesinato en su contra.

Dabrezil fue arrestado, pero finalmente liberado. Otros veintidós detenidos, entre ellos una inspectora de policía, Marie Louise Gauthier, y su hermana, Antoinette Gauthier, excandidata presidencial, permanecen detenidas.

Las manifestaciones pidiendo la salida de Moïse han tenido lugar desde el verano de 2018, haciéndose eco de protesats similares cumplidas entonces contra el mentor y predecesor de Moïse, Michel Martelly, un músico konpa que se conoce con el nombre artístico de Sweet Micky.

Ambos llegaron al poder en elecciones impugnadas y ambos han sido vinculados, según un informe del Senado de Haití de 2017, al despilfarro y malversación de fondos del Petrocaribe.

Moïse el rey y Martelly el bufón

Moïse y Martelly se reunieron públicamente en las celebraciones de carnaval en Port-de-Paix. Moïse en el papel de rey y Martelly como bufón de la corte.

Martelly, que a menudo se describe en la prensa internacional como un "cantante de carnaval", felicitó y le dio una serenata a un Moïse que bailaba desde una carroza, salpicando sus efusivos elogios con bromas subidas de tono.

Moïse y Martelly podrían disfrutar de otro tipo de baile, pasando la Presidencia de un lado a otro: la constitución actual prohíbe los mandatos consecutivos, pero permite que los expresidentes se postulen nuevamente después de que su sucesor deje el cargo.

"Si hay continuidad, puedo volver", dijo Martelly al escritor Jon Lee Anderson, el 25 de enero. Cuando le preguntó a Moïse si él y Martelly tenían un plan de veinte años en mente para intercambiar lugares, Moïse dijo: “Sí. Es un buen plan. Necesitamos estabilidad. Lo necesitamos".

Moïse, que afirma que la versión actual de la constitución ha hecho ingobernable a Haití, quiere reformarla mediante un referéndum en abril.

Su Comité Electoral Provisional ha anunciado planes para celebrar elecciones legislativas en septiembre, seguidas de una votación presidencial en noviembre, todo lo cual parece inviable, dada la delicada situación política en el país y el hecho de que muchos grupos y organizaciones políticas ya no reconocen a Moïse como presidente.

Debido a que Moïse no celebró elecciones legislativas en 2019, el Parlamento se disolvió a principios de 2020 y desde entonces gobierna por decreto. Ha establecido su propio Consejo Electoral y Consejo de Redacción de otra constitución , y ha reintegrado al Ejército de Haití a acusados ​​de masacres y otras graves violaciones de derechos humanos.

Moïse también ha creado una nueva Agencia Nacional de Inteligencia, cuyos agentes son inmunes al enjuiciamiento, y ha designado algunos tipos de protestas callejeras como terrorismo doméstico. A la vez, ha demostrado estar menos dispuesto a actuar cuando las pnadillas delictivas, conectadas con el Estado, llevan a cabo secuestros y masacres en barrios pobres, o cuando sus detractores, incluidos estudiantes y abogados, han sido asesinados, o cuando se ataca a miembros de la prensa .

Un borrador de la nueva constitución establece que el mandato actual de Moïse finaliza en 2022; también elimina la prohibición de mandatos presidenciales consecutivos, una medida que generalmente se ve como una traba al regreso a la dictadura, luego de los veintinueve años de François y Jean- Claude Duvalier, de 1957 a 1986.

La nueva constitución agregaría más poderes a la Presidencia; reemplaza al primer ministro, que actualmente se considera jefe de gobierno, por un vicepresidente; y reemplazar el Senado y la Cámara de Diputados con un solo cuerpo. También le permitiría a Moïse permanecer en el poder otros cinco años.

Hay un elemento del carnaval haitiano que se ha abierto paso en el discurso político: un lamayòt es una caja misteriosa cuyo contenido solo es conocido por su dueño, y que otros solo pueden ver después de haber pagado algún tipo de precio.

En política, lamayòt puede referirse, entre otras cosas, a engaños, juegos de manos y promesas incumplidas. Los haitianos continúan pagando exorbitantemente por los lamayòts políticos, al igual que lo hacen por las necesidades diarias, incluidos alimentos, combustible, educación y atención médica.

En una canción sobre este fenómeno, traducida como "Mardi Gras Man" por el escritor Mark Dow, el músico y antiguo político Manno Charle magne escribió:

Esa máscara sonriente es la bandera que llevas. En
eso se ha convertido tu Mardi Gras.
El carnaval aún no te ha satisfecho,
y el miércoles de ceniza casi está aquí.
Tomas el campo y lo recorres,
lo vendes por una linda casa al otro lado del mar.
Pero veo a través de tu disfraz de Mardi Gras.
Veamos qué pasa si lideras el desfile.

Un dicho común después del carnaval es "Apre dans tanbou lou"  (Después del baile, el tambor es pesado).

El pasado Miércoles de Ceniza, a través de las cadenas y de as transmisiones de WhatsApp en las que muchos de nosotros con amigos y familiares en Haití confiamos, escuchamos otra trágica historia de potencial insatisfecho: una niña de cinco años, Olsmina Jean Méus, había sido encontrada muerta en un barrio pobre de la capital ocupado por pandillas, con una cuerda alrededor del cuello. La habían secuestrado ocho días antes y los secuestradores habían pedido un rescate de cuarenta mil dólares que su madre, una vendedora de maní, no pudo pagar. Olsmina Jean Méus merecía tener un futuro, así como el país se merece uno mejor.