PARÍS, Francia.-Hace 70 años, en las playas de Normandía, el futuro de Europa, del mundo, se decidía. Cuando toda esperanza parecía perdida, cuando una capa de plomo de terror y de odio, la de la barbarie nazi, se había abatido sobre nuestro continente, soldados procedentes de todos los horizontes al igual que miembros de la resistencia y civiles supieron, con una valentía infinita, invertir el curso de la segunda guerra mundial y el de la historia.

El desembarco, la mayor operación aeronaval jamás imaginada, se saldó con la vida de más de 3.000 hombres en un solo día, pero abrió el camino que condujo a la victoria. Nunca olvidaremos a los hombres y mujeres del 6 de junio. Sacrificaron su vida por nuestra libertad.

70 años después, las conmemoraciones organizadas en Normandía constituyen un momento de unidad para nuestro país. Es capaz de reunirse en torno a lo esencial: el aferramiento a nuestros valores republicanos; el deber de memoria para con las nuevas generaciones; la voluntad de vivir en paz en una Europa unida.

Celebrar el 6 de junio, es tener conciencia de que nada es adquirido definitivamente, que el retroceso siempre es posible

El 6 de junio de 2014, Normandía recibe al mundo entero. En el contexto internacional que conocemos, las ceremonias revisten una dimensión excepcional: los dirigentes de los países que entonces estaban inmersos en la guerra han respondido todos a la invitación de Francia. Es un símbolo de reconciliación. Es sobre todo un gesto por la paz.

Preservar las condiciones de paz, es ante todo saber movilizarse en torno a lo que nos es común. Tras el caos, se crearon las Naciones Unidas para garantizar la supremacía absoluta del derecho sobre la fuerza. Tras las luchas fratricidas, los europeos se unieron para que los conflictos no vuelvan a separarlos nunca más. Europa es nuestro bien común. Nos incumbe a nosotros protegerla y hacerla avanzar. Los enemigos de ayer están hoy codo con codo, fieles a esta gran herencia.

Celebrar el 6 de junio, es tener conciencia de que nada es adquirido definitivamente, que el retroceso siempre es posible. Celebrar el 6 de junio, es afirmar una determinación implacable frente a los desafíos que se nos presentan. En todas partes, los pueblos siguen luchando para que sus derechos fundamentales sean respetados.

El presidente de Francia, François Hollande, con el presidente de EEUU, Barack Obama, llegan a los actos conmenorativos de la batalla de Normandía.
El presidente de Francia, François Hollande, con el presidente de EEUU, Barack Obama, llegan a los actos conmenorativos de la batalla de Normandía.

En todas partes, los valores y los principios expuestos en la Carta de la ONU están amenazados. En todas partes, el terrorismo puede atacar. Así que no hemos acabado, debemos demostrar el mismo compromiso que tuvieron nuestros predecesores para con la libertad. Debemos hacer todo lo posible para solucionar los conflictos con el diálogo. No debemos dudar en asumir, cada vez que sea necesario, nuestras responsabilidades en el marco del derecho internacional.

El 6 de junio de 1944, en las playas de Normandía, los soldados del desembarco demostraron que la democracia era más fuerte que la barbarie nazi y que, incluso en la adversidad, todo es posible. Nos corresponde a nosotros mantener esa llama viva y ser dignos de ella. Por eso es tan importante este día para nuestro país, para Europa, para el mundo.