SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “¡¿Ey policía, qué hace ahí?! ¡Muévete y los demás también; que nadie cruce y todas las personas llévenla hacia el corral y el que muestre resistencia, denles par de fuetazos! ¿Entendieron?”. Así se escuchó la voz de mano de un oficial policial de alto rango. Uno de los presentes identificó al jefe que dio esa orden como el general Francisco Rhommel López.

El cerco impuesto por los agentes policiales buscaba hacer desistir de sus propósitos a los manifestante que se congregaron para exigir el cierre de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) y el cese de la corrupción y la impunidad.

Los cientos de policías que fueron llevados para constreñir una manifestación pacífica se observan agresivos y listos para acatar las directrices del general.

Desde muy temprano en la mañana de este miércoles 28 de octubre, el ambiente en la zona de Gascue y Don Bosco era todo un pandemonio. El tránsito estuvo cerrado, situación que degeneró en caos alrededor de los 18 mil metros cuadrados de Palacio Nacional y con ello, ácidas críticas preñadas de términos impublicables por los conductores contra el organismo policial.

Y es que las avenidas México, calle Doctor Baéz y la avenida 30 de Marzo y Doctor Delgado, vías donde se encuentra el monumento de la Casa de Gobierno, diseñado por el arquitecto Guido D’Alessandro Lombardi e inaugurado el 16 de agosto de 1947, fueron cerradas el paso a todo transeúntes y vehículo.

El objetivo fue impedir que se realizará una protestas en contra de la OISOE y la corrupción.

A las 4:30 de la tarde la avenida México esquina Galván, a la dirigente magisterial María Teresa Cabrera  le fue impedido pasar hacia la zona donde se realizó la protesta de forma agresiva.

“Por aquí usted no puede pasar”, le detuvo un policía a dirigente magisterial, con el truño de la miseria tejido en el rostro.

Así como ella, fueron muchos los ciudadanos que vieron sus derechos al libre tránsito ser malogrados de manera antojadiza por la Policía Nacional, fueran o no a la jornada de protesta.

Mientras tanto, poco a poco en la calle Doctor Delgado, único espacio reservados para los convocados comenzaron a llegar personas.

Allí, el general arengaba a sus subalternos y daba órdenes de que no permitieran el paso de ninguno de los manifestantes, a la vez que reiteraba que los que hicieran oposición que fueran golpeados sin contemplación.

Ya en el desarrollo del acto mismo, los manifestantes, convocados por la agrupación Poder Ciudadano, realizaban su agitación contra el Gobierno, el cual calificaron de corrupto.

Los convocados a la protestas contra la corrupción y por el cierre de la OISOE, en medio del cerco policial, realizaron su actividad sin inconvenientes. Empero, entre los uniformados de gris la actitud agresiva y represiva se mantuvo todo el tiempo.

Ciento de personas se manifestaron en las cercanías del Palacio Nacional y los agentes de la PN cumplieron su cometido de impedir que los convocados llegaran hasta el frente de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), donde se proponían formar una cadena humana para exigir de forma implacable la clausura de esa institución.

Artistas populares, talentos de la televisión, ancianos, jóvenes y adultos alzaron sus voces y en todo momento rehuyeron las provocaciones de la policial, la cual, llegada las siete de la noche, arremetió contra los manifestantes con gas pimienta, barreras  de metal y amenazas de macanazos y prisión, poco antes de que la actividad llegara a su fin.

La acción represiva de la policía se realizó por encima de la sentencia del Tribunal Superior Administrativo (TSE), la que prohibía al Ministerio de Interior y Policía y la Policía Nacional impedir la manifestación cívica, y que por el contrario, debían ambas instituciones, establecer medidas de protección para los ciudadanos que participaran en la misma.

A todo esto dirigentes populares como Socorro Monegro, Raúl Pérez Peña, María Teresa Cabrera, entre otros coincidieron en señalar que la actitud de la Policía Nacional es típica de un régimen dictatorial, que vulnera los más elementales derechos civiles de los pueblos.