7 mar (EFE/ Tamara Gil).- La persecución a las feministas en China es la peor de los últimos años, según denuncian destacadas voces del movimiento hoy, cuando se cumple un año del polémico arresto de cinco de ellas antes del Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo. Las cinco activistas finalmene fueron liberadas.

Entonces, cinco de las feministas más activas del país fueron detenidas por la Policía. No era algo nuevo, ya que muchas otras habían estado en la misma situación y habían sido liberadas a las pocas horas tras un interrogatorio. Pero esta vez fue diferente.

Llegaron a pasar 37 días detenidas y, gracias a la presión local e internacional, la mayor que se ha vivido recientemente por un arresto en China, fueron liberadas, aunque no son totalmente libres.

Sus campañas en plena calle, vestidas de novia con manchas de tinta roja para denunciar la violencia de género u ocupando los baños públicos de los hombres para pedir más aseos para mujeres, han sido prohibidas

"Nuestra libertad tiene muchos límites. Por ejemplo, mi móvil está pinchado y si quiero salir de la ciudad tengo que avisar a la Policía", cuenta hoy a Efe Li Tingting, una de las detenidas y uno de los rostros más visibles de las campañas en defensa de la mujer.

El ambiente, dice esta veinteañera, es cada vez más difícil para ellas, y el miedo que provocó su arresto todavía pesa sobre el movimiento.

Sus campañas en plena calle, vestidas de novia con manchas de tinta roja para denunciar la violencia de género u ocupando los baños públicos de los hombres para pedir más aseos para mujeres, han sido prohibidas.

Las cinco siguen estando bajo investigación y cualquier gesto que sea considerado como desobediencia a las autoridades puede llevarles de nuevo a la cárcel.

"Fue un error detenerlas y también lo es la investigación", considera Liu Shuqing, abogado de otra de las cinco feministas detenidas, Wu Rongrong, y quien espera que el caso sea cerrado el próximo mes, cuando se cumpla un año del inicio de las pesquisas.

Los letrados de las cinco mujeres escribieron una misiva pidiendo a las autoridades que pusieran fin a este caso y su reacción fue invitar a Li Tingting a "tomar té", un eufemismo que utilizan para llevar a cabo un interrogatorio.

"Me preguntaron si había tenido algo que ver con la carta y dije que no", explica por teléfono la joven Li, que no se ha resignado a silenciar su voz y el año pasado organizó una boda con su novia sin validez legal para reivindicar el derecho de los gais y lesbianas a casarse.

Wei Tingting, que actuó como maestro de ceremonias en la celebración y es otra de las cinco mujeres arrestadas, tampoco lo ha hecho, y también se ha topado con la Policía.

"Hace poco iba a participar en un evento público y me llamaron (la Policía) para preguntarme por ello. Después de un año, siguen vigilándome", dice Wei a Efe, quien confía en que su situación mejore a partir del próximo mes, cuando las autoridades decidan si ponen fin a su situación legal.

No obstante, no sólo ellas están en el punto de mira de las autoridades, y en los últimos meses otras se han visto afectadas por este recorte de libertades.

En febrero, el Gobierno obligó a cerrar a un histórico centro de ayuda legal a mujeres en Pekín, gestionado por Guo Jianmei, una abogada que a finales de los años 80 destacó por defender a víctimas de violaciones o de discriminación laboral.

La comunidad de feministas lamenta ahora que la defensa de los derechos de las mujeres se haya convertido en uno de esos límites en China, aunque se congratulan por los avances que el país ha logrado.

Y es que, cuatro años después de que Li Tingting se paseara por una de las zonas más comerciales de Pekín con un vestido de novia manchado de tinta roja simulando la sangre de víctimas de violencia doméstica, China ha implementado su primera ley contra estos maltratos. Todo un triunfo para ellas y un histórico avance para el país. EFE