SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Este sistema para cirujanos que combina el uso de gafas de realidad aumentada y la impresión 3D para proyectar sobre el paciente en el mismo quirófano hologramas de sus pruebas médicas y proceder a la cirugía milimétrica, permite desde ahora que el ajuste entre la imagen virtual y la real se haga automáticamente.

Esta es la última novedad de un recurso que se viene utilizando desde hace un tiempo en los hospitales dotados de los avances tecnológicos más novedosos en el mundo, donde este ajuste, sin embargo, se lo hace de forma manual, lo que retrasa el proceso y le resta precisión.

Este avance automatizado, presentado en el Pabellón de Oncología de ese centro hospitalario de la capital de España, permite mejorar los resultados de las intervenciones, minimizar los riesgos y acortar los tiempos de la operación.

Método ahora perfeccionado

"La información que teníamos en el ordenador ahora la tenemos durante la cirugía sobre el propio paciente", explicó a los periodistas invitados al quirófano el cirujano ortopédico oncológico y miembro del equipo de investigación de este método ahora perfeccionado, Rubén Pérez Mañanes.

“Es como tener una visión de rayos x”, describió Pérez Mañanes la experiencia de operar con la nueva tecnología que conjuga la realidad aumentada y la impresión 3D.

La primera permite tener una imagen virtual de la anatomía del paciente y la segunda sirve para crear un modelo de la zona que se va a operar (útil para practicar o explicarle la intervención al paciente).

Ayudar a situar la pieza es la clave de todo este novedoso desarrollo: un marcador, una pieza con una especie de código QR (del inglés Quick Response code, "código de respuesta rápida"; la evolución del código de barras que presenta tres cuadrados en las esquinas que permiten detectar la posición del código al lector).

Este marcador encaja las imágenes virtuales con la visión del cuerpo del paciente, de modo que el cirujano vea ambas superpuestas con unas gafas de realidad virtual.

Antes de ser llevado a la práctica en esta intervención quirúrgica, el trabajo de mejoramiento del recurso fue publicado en Healthcare Technology Letters en septiembre pasado:

“La realidad aumentada (RA) puede ser una tecnología interesante para los escenarios clínicos como alternativa a la navegación quirúrgica convencional. Sin embargo, el registro entre datos aumentados y espacios del mundo real es un factor limitante”, se lee en el estudio.

“Los autores proponemos un método basado en la impresión tridimensional (3D) para crear herramientas específicas para el paciente que contienen un patrón visual que permite el registro automático. Esta herramienta específica se ajusta al paciente solo en la ubicación para la que fue diseñada, evitando errores de colocación. Esta solución se ha desarrollado como una aplicación de software”, informa el estudio.

“Las principales ventajas de nuestra propuesta –prosigue- son la simplicidad, la fácil interacción con el entorno RA y el registro preciso mediante herramientas impresas en 3D específicas del paciente (…); creemos que los resultados de este trabajo fomentarán el desarrollo de sistemas RA simples y eficientes con fines educativos, de simulación y de orientación en el campo médico”, finaliza lo publicado en septiembre.

Ahora, en el último jueves de este diciembre, se efectuó el primer uso clínico en una joven de 22 años con un sarcoma de Ewing, un tipo de tumor que afecta a los huesos y los tejidos blandos que los rodean.

En este caso, el cáncer estaba en la pierna derecha y se trataba de un tumor que a simple vista no podía verse en los huesos, pero al superponer la imagen virtual se supo con exactitud dónde había que cortar.

En la cirugía oncológica esto es fundamental, ya que se trata de extirpar la parte afectada sin dejar células tumorales en el cuerpo (para evitar que el cáncer se reproduzca), pero al mismo tiempo extirpando la menor cantidad de tejido posible para facilitar la recuperación del paciente.

“Es lo que en oncología se denomina dejar los bordes limpios. Pero esta técnica puede emplearse en cualquier otra cirugía que necesite mucha precisión”, explica Pérez Mañanes, aunque sin olvidar recalcar que este avance “no reemplaza la pericia del cirujano”, aunque sí le da más información y precisión, “y eso siempre es una ayuda”.

Antes de llegar al quirófano, se elabora (por medio de técnicas de imagen TAC, rayos X, resonancia magnética) un modelo virtual de la anatomía del paciente, y las imágenes que se proyectarán luego en las gafas del cirujano se cargan en un software junto con toda la información asociada.

Lo que ve el cirujano se proyecta en el quirófano, lo que permita que todo el personal que participa en la intervención esté al tanto de lo que está ocurriendo.

Paralelamente, se ha elaborado una pieza personalizada mediante una impresora 3D que se ajusta exactamente en una parte del cuerpo del paciente que no se vaya a alterar con la cirugía. En este caso, se ajustó a uno de los huesos afectados de la pierna, pero en áreas libres del tumor.

A esa pieza se le une un marcador (similar a una etiqueta) que deberá corresponderse con otro equivalente en la reconstrucción virtual. Cuando el cirujano va a operar, lo primero que tiene que hacer es colocar esa pieza.

Con las gafas esterilizadas ya puestas, hará que ambos marcadores, el virtual y el físico, coincidan. Ya otros hospitales combinan estas técnicas, pero el ajuste entre la imagen virtual y la real no se hace automáticamente, sino de forma manual, lo que efectivamente retrasa el proceso y le resta precisión.

El cirujano afirmó que con esta nueva tecnología, se consigue una adecuación entre la imagen proyectada y la real de menos de un milímetro de error.