Por considerarlo de interés en medio del dabate que ha generado la observación del presidente Danilo Medina al Código Penal, en los artículos relativos al aborto y sus consecuencias, reproducimos a continuación el artículo de Bienvenido Álvarez-Vega, director del periódico Hoy, y reconocido intelectual que profesa el cristianismo evangélico:
Asombra que en nombre del protestantismo se reniegue del llamado “aborto terapéutico”, porque desde hace muchos años los cristianos adscritos a este credo lo han aceptado y miles de sus feligreses lo han practicado cuando ha sido necesario. Lo que no aceptan los protestantes es el aborto, puro y simple, como método de planificación familiar. Pero esta no es la cuestión que está planteada en la observación que el presidente Danilo Medina Sánchez hizo a la ley contentiva del Código Penal.
También asombran los términos utilizados por el principal ejecutivo de la Confederación de Unidad Evangélica (CODUE) para referirse a quienes apoyan la decisión del presidente Medina. Según los reportes periodísticos, se dijo que las asociaciones de mujeres que endosan la observación presidencial no creen en la familia, en el matrimonio, ni en la vida. Olvidan los directivos de CODUE que el movimiento feminista ha hecho posible la visibilidad de las mujeres en un mundo dominado por unos hombres que hicieron de las mujeres instrumentos de trabajo, de procreación y de placeres. El movimiento feminista posiblemente hizo lo que las iglesias debieron haber hecho.
Quienes profesamos el protestantismo sabemos que la Iglesia Evangélica Dominicana promovió aquí, junto a otras entidades, la fundación de Profamilia, porque creía y cree en la planificación familiar. Pero nunca esta institución, Profamilia, ha recurrido al aborto como recurso de planificación
CODUE sabe, por ejemplo, que en las iglesias evangélicas locales hay mucha discriminación contra las mujeres. A pesar de que seis de cada 10 evangélicos del país son mujeres, y a pesar de que son tan talentosas, piadosas y dedicadas como los pastores, pocas tienen la oportunidad de acceder a los puestos mayores de sus concilios, movimientos y denominaciones. Todavía cierto machismo teológico relega a las mujeres en las iglesias, razón por la que muy pocas han podido acceder a puestos de dirección en sus respectivos concilios. Peor aún: algunas iglesias no les permiten usar el púlpito.
A pesar de ese panorama, en el protestantismo importantes teólogas han promovido el valor de las mujeres en las iglesias. La doctora Elsa Támez es un gran ejemplo en América Latina, como son ejemplos aquí las pastoras y teólogas Susa Sánchez y Xiomara Rosario.
Igualmente asombroso es que se amenace con una penalización electoral a los legisladores que voten el Código en sentido contrario a lo que quiere CODUE. Por suerte, aquí no existe el voto religioso.
Las observaciones presidenciales al Código Penal no ponen en juego la vida. Decir lo contrario es una manipulación. Tampoco es abrir las puertas para que el aborto se practique a voluntad y de manera deportiva. La intención que busca el Poder Ejecutivo es que el médico pueda tomar una decisión adecuada y sin riesgo de ser penalizado, cuando un embarazo ponga en peligro la vida de una mujer. También busca que la mujer violada por un maleante o un familiar, cercano o no, o estuprada, tenga la capacidad de decirle al médico que no quiere ese embarazo y el facultativo pueda complacerla sin violar la ley.
Se quiere, además, que cuando un médico establezca a través de los modernos procedimientos que la ciencia pone a disposición de estos tiempos, que un feto está genéticamente lesionado y que tiene serias malformaciones, el galeno pueda convencer a la embarazada de la conveniencia médica de eliminar ese producto.
Quienes profesamos el protestantismo sabemos que la Iglesia Evangélica Dominicana promovió aquí, junto a otras entidades, la fundación de Profamilia, porque creía y cree en la planificación familiar. Pero nunca esta institución, Profamilia, ha recurrido al aborto como recurso de planificación.
La historia de la iglesia protestante muestra la evolución de las interpretaciones bíblicas y de los diálogos con las culturas. Cuando estos diálogos han querido cerrarse, cuando los contextos no son tomados en cuenta en las interpretaciones bíblicas, entonces la iglesia envejece y se petrifica en el tiempo. Quien diga que esto no es así entonces ha estado viviendo de espaldas a la historia.
Fuente: Hoy.com.do