Londres, 24 jul (EFE).- Los padres del bebé británico en estado terminal Charlie Gard anunciaron hoy que ponen fin a la batalla legal que mantenían a fin de poder someter a su hijo a un tratamiento experimental en Estados Unidos, y no se opondrán más a la recomendación de los médicos de desconectar al niño para que tenga una muerte digna.
El abogado que representa a la pareja formada por Chris Gard y Connie Yates, Grant Armstrong, dijo que "tristemente, el tiempo se ha agotado" para poder tratar al pequeño de 11 meses, que padece el síndrome de depleción de ADN mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos.
Los padres del bebé, que está ingresado en el hospital Great Ormond Street de Londres, conectado a unos aparatos que le mantienen con vida, mantenían un conflicto judicial con ese centro, que dirime el Tribunal Superior de Londres y estaba previsto que mañana esa corte decidiera si autorizaba o no que el pequeño sea llevado a EE.UU.
Yates y Gard han protagonizado una campaña internacional para lograr que su hijo pueda seguir siendo tratado y han contado con el apoyo del presidente estadounidense, Donald Trump, y el papa Francisco.
En una vista en el citado tribunal londinense, Armstrong explicó que, a la vista de los últimos análisis médicos realizados para evaluar la salud del pequeño, que no tiene ninguna función activa, se había evidenciado que el daño ocasionado al músculo y los tejidos del bebé es "irreversible".
"Los peores temores de los padres se han confirmado", apuntó el abogado, que agregó que "ahora es demasiado tarde para Charlie".
Este representante legal reveló además que la pareja tenía la sensación de que prolongar su lucha legal en los tribunales ocasionaría "dolor" al bebé al comparar el caso, que ha atraído una enorme atención mediática en todo el mundo, a "una tragedia griega".
"A estos padres les esperan días negros por delante y desean atesorar el tiempo que les queda con Charlie, sin importar lo corto que pueda ser", añadió el abogado, que apuntó que la pareja quería que de su caso "se aprendan lecciones".
La madre del pequeño afirmó en el transcurso de esa audiencia judicial que ésta había sido "la decisión más dura" que habían tenido que tomar.
El resultado de un nuevo escáner realizado al pequeño la pasada semana ofreció una "triste lectura" sobre su salud, según confirmó el pasado viernes la abogada Katie Gollop, quien representa al hospital londinense Great Ormond Street.
Los médicos de ese hospital mantenían desde hace tiempo que la calidad de vida de Charlie no mejoraría y abogaban por desconectar las máquinas que lo sustentan para que pueda morir con dignidad.
Los padres han luchado durante las últimas semanas para que su hijo fuera trasladado a EE.UU., donde hubiera sido tratado con una terapia de nucleósidos experimental que, no obstante, ni siquiera ha sido probada en ratones.
Yates y Gard han protagonizado una campaña internacional para lograr que su hijo pueda seguir siendo tratado y han contado con el apoyo del presidente estadounidense, Donald Trump, y el papa Francisco.
La pareja ha reunido medio millón de firmas en apoyo de su causa y 1,3 millones de libras (unos 1,5 millones de euros) para financiar el tratamiento del niño en el extranjero. EFE